Planificación hace referencia a la acción de trazar un plan en el cual se llevarán a cabo una serie de acciones con las que se apunta a cumplir determinados objetivos.
Podemos encontrar la planificación en diferentes ámbitos que más adelante describiremos, pero, a grandes rasgos, supone que básicamente se establezcan pasos por seguir, procedimientos, diferentes estrategias, incluso una metodología de cómo proceder. Todo esto estará orientado al cumplimiento de uno o más objetivos, a corto o largo plazo.
Esto, desde otro lugar, implica también que planificamos para poder, dentro de lo posible, prevenir determinadas situaciones: no nos referimos únicamente a situaciones negativas cuya prevención puede ser fundamental para el éxito de nuestra planificación. Hacemos alusión, de igual modo, a que poder prever panoramas favorables, u oportunidades, puede potenciar nuestro plan, optimizarlo y contribuir con su éxito. En síntesis, reducimos todo posible impacto negativo y fortalecemos los beneficios.
Tal y como hemos mencionado, existen planificaciones en muchos ámbitos.
Índice de temas
Rasgos generales de una planificación.
Aquí sistematizaremos un poco la información que hemos señalado más arriba:
- Fases: planificar implica tener en cuenta que se seguirán una serie de pasos, de estadíos que se suceden en un orden más o menos estable.
- Toma de decisiones: Esto es transversal a todo el proceso de planificación. Para saber qué medidas se tomarán en cuenta, qué se considera una oportunidad o una amenaza, o cuál será la metodología que se empleará. Esto implica un recorte de información. ¿Tenemos múltiples objetivos? Orientaremos la planificación hacia los más adecuados. ¿Se puede optar por una u otra metodología? Elegiremos aquella que mejor se adapte con la información disponible. ¿Contamos con varias oportunidades positivas para optimizar nuestro plan de trabajo? Seleccionaremos las que consideremos más adecuadas y con mayores posibilidades de éxito. En resumen, en esta toma de decisiones hay un proceso calculado y subjetivo que exige un profundo nivel de análisis desde todas las aristas.
- Optimización: Todos los aspectos de nuestra planificación deben ser meticulosamente seleccionados, tal y como indica el aspecto anterior, en pos de reducir al mínimo los factores sorpresa (o cualquier eventualidad que ralentice, dificulte o suponga un impacto negativo en alguna etapa) y de potenciar las fortalezas del plan.
Básicamente, una planificación nos permite dejar librado al azar lo mínimo posible. Siempre habrá imprevistos, por lo que lo mejor es estar preparados para cualquier situación.
Etapas de una planificación.
Definir con exactitud este punto es una tarea compleja. En primer lugar, porque las consideraciones sobre cuántas etapas puede haber en una planificación es algo relativo; y en segundo lugar (y directamente relacionado con lo primero), nos encontraremos con que hay tantas definiciones como autores y teorías que las analicen. Así, algunas de las etapas pueden ser las siguientes:
Diagnóstico.
Esto permitirá interiorizarnos con qué tipo de planificación podremos llevar adelante. Se considerará en relación con la información que se dispone, y se adaptará, a modo de esquema, un plan para ello.
Objetivos: esquematizar al plan.
Aquí es fundamental poder describir de forma exhaustiva cuáles son las metas, pero no solo eso. Cada una de estas metas debe estar respaldada por una fundamentación: recordemos que más arriba indicamos que la planificación es tan racional como calculada y siempre está orientada a fines. Una meta A o B tiene que responder a una razón de ser dentro de la planificación, dado que todos los elementos del plan se seleccionarán en función de ella. Los recursos materiales, las personas que participen, el tiempo empleado… Todo se seleccionará en relación a nuestros objetivos y a los resultados que esperamos con ellos. Son la columna vertebral de una planificación.
Recursos: con qué llevar adelante las tareas.
Quién hará cada tarea y qué materiales se emplearán para nuestro plan son aspectos fundamentales en una planificación. Si pensamos esto en términos numéricos, una vez que podamos definir con qué productos y recursos disponemos para iniciar nuestro proyecto podremos gestionarlos adecuadamente a lo largo de todo el proceso.
Tareas: qué hacer y cuándo.
Aquí podemos pensar en dos factores: una persona, o varias, que pueda liderar cada grupo de trabajo, y qué responsabilidades tendrán a cargo tanto estos líderes como quienes conforman sus equipos. Aquí también la distribución adecuada de tareas permitirá no solo optimizar el proceso sino que también contribuirá a no desperdiciar recursos ni tiempo.
Cronograma: gestión del tiempo.
Un cronograma permite, en relación con los objetivos, planificar cuánto tiempo se dedicará a cada etapa del proyecto. Esto posibilita que se optimicen el trabajo y las tareas en un lapso determinado: en lugar de asignarse múltiples tareas de golpe, es posible ir definiendo cuáles son fundamentales antes de avanzar a la siguiente fase.
Control.
Acá se efectúa un seguimiento detallado, preciso y exhaustivo de cómo se viene desarrollando el proyecto de trabajo. Permite ir corrigiendo lo que sea necesario en el proceso y evita llegar a un estadío final del proyecto con cosas sin resolver previamente o que pueden llevar al fracaso.
Evaluación.
Esta parte de la planificación contribuye con la definición de la metodología mediante la cual se supervisa que cada instancia se cumpla de forma óptima. Si durante el proceso de trabajo alguna tarea o responsabilidad no funciona como se esperaba, es posible ir implementando correcciones, hacer un seguimiento y brindar todo lo necesario para encausar nuevamente el esfuerzo hacia el objetivo final.
Ejemplos de planificación.
Podemos ejemplificar esta información con dos situaciones.
Planificación estatal.
Una, por ejemplo, puede considerarse en relación a cómo un Estado, o un país, gestionará su presupuesto para el año que sigue. Deberá considerar el modo en que los recursos estatales se distribuyan de forma adecuada entre diferentes sectores, como por ejemplo, educación, salud e infraestructura, entre otras. La planificación de esto, a grandes rasgos, implicará considerar cómo se ha realizado en temporadas anteriores, cómo puede optimizarse, la necesidad que cada sector tenga, y la disponibilidad de recursos a futuro.
Planificación familiar.
Otro tipo de planificación, a más pequeña escala, puede ser la planificación familiar, o el derecho de cada pareja a decidir cómo y cuándo quiere tener hijos, si es que los desea. Esto implica no solo presentar modalidades de cuidado como diferentes anticonceptivos que ambos miembros de la pareja pueden emplear, sino también un acceso a información y educación sexual que permita a las personas acceder al conocimiento.
Tanto la información como los métodos de cuidado deben proveerse sin condicionamientos de edad, de orientación sexual o identidad de género, por motivos raciales, lingüísticos, de religión, lugar de procedencia, de si se está en pareja o no, y otros factores.
Aquí está involucrada tanto la pareja o el ser que desee llevar a cabo la planificación familiar como los trabajadores de salud, educadores, legisladores y, fundamentalmente, el Estado, para garantizar que esto se cumpla.
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Fernández, A. M. (30 de noviembre de 2021). Definición de planificación. Qué es, rasgos, etapas y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/planificacion/