Se emplea la palabra estrategia para hacer referencia al plan que se desarrolla a fin de obtener un resultado específico, y que trae aparejada la alineación de una secuencia de acciones hacia ese fin.

Es una acción que no es exclusiva de los seres humanos, ya que los animales también dan muestras de comportarse de un modo estratégico: cuando una tortuga se esconde dentro de su caparazón procurando así que un predador no pueda comerla, está dando muestras de un accionar orientado a un resultado concreto; o cuando un león se oculta detrás de unos pastizales altos a la espera del mejor momento para saltar sobre una cebra, lo mismo.

De todas formas, es evidente que en el plano de lo humano, a partir de la autoconciencia y de la sofisticación de las operaciones mentales, el concepto de la estrategia adquiere un significado muy distinto, especificándose en áreas tales como lo militar, el mundo de las empresas, los deportes, los juegos o incluso, en algunos casos, las relaciones interpersonales.

Además de la clasificación según el ámbito en el cual se aplican, también se suele realizar una distinción según el plazo que una estrategia requiere. Existen sucesos que nos llevarán a implementar una estrategia a muy corto plazo, por la demanda de una acción casi inmediata, o por su relativa simpleza; otras nos obligarán a un trabajo más sostenido, a un esfuerzo a mediano plazo; y otras, llamadas estrategias a largo plazo, requerirán una sucesión de acciones complejas, ya que la meta que nos hemos propuesto así lo demanda (o porque así lo creemos).

Hay autores que incluyen en la definición de la estrategia la necesidad de que el plan esté “bien elaborado”, o que esté basado en requerimientos reales, o que sea eficiente, pero lo cierto es que no son elementos esenciales a la hora de poder llamar a algo “estrategia”. Es verdad que si el plan no está bien estructurado, muy probablemente fallará en el objetivo de facilitar que aquello que se buscaba suceda, pero ese fracaso pondrá en evidencia que la estrategia que habíamos diseñado era mala, o inadecuada. No anulará el hecho de que, ontológicamente, estábamos valiéndonos de una estrategia.

Para ir de lleno a este aspecto básico de lo que una estrategia es o no es, vamos a valernos de su origen etimológico. La palabra proviene del griego, del término strategia, que se usaba para hacer referencia al arte de dirigir ejércitos. Esto se sigue de su conformación: stratós (que significa “ejército”), ago (que alude tanto a “hacer” como a “dirigir”) y el sufijo –ia (que se emplea en el caso de los sustantivos abstractos que expresan una relación a lo que antecede). De aquí se puede ver el vínculo con el espacio de lo castrense en el origen del término, y cómo luego se extendió este principio a otros ámbitos.

La estrategia es clave en el juego de ajedrez.
La estrategia de ajedrez supone evaluar posiciones y definir objetivos y tácticas de movimientos futuros.

El origen, la estrategia militar.

En tiempos remotos se hablaba de estrategia militar para referirse al modo en el que las cúpulas militares planteaban una secuencia de acciones o sucesos a fin de alcanzar los objetivos que previamente se habían fijado. Pero el ámbito de la estrategia no se agota, hoy en día, en el planteamiento, ya que se incluye la dirección de esa cadena de esfuerzos hacia la finalidad buscada. Incluso si se decidiera delegar en otra persona, o en un grupo, la puesta en marcha de lo que se planificó, ese mismo hecho sería una aplicación práctica de la estrategia, una opción, una decisión.

Se dice que el arte de la guerra incluye tres facetas: la primera de ellas es la que se relaciona de un modo más directo con la estrategia, y hace a la manera en la cual se opta por dirigir las tropas de cara al campo de batalla; la segunda tiene que ver más con el aspecto táctico, con la ejecución adecuada de esos planes militares y el desempeño en el campo; la tercera y última se relaciona con la logística, con el hecho de procurar que el ejército se vea provisto de todo lo que necesita para sostener el combate, desde el alimento hasta las municiones.

Pero lo cierto es que, de las tres, la estrategia realza el aspecto más esencial del arte de la guerra, ya que se trata de la disposición de las fuerzas, y las otras dos estarán al servicio (y fuertemente condicionadas) por ella. En una analogía deportiva, por más talentosos que sean individualmente los integrantes de un equipo de fútbol, si el director técnico falla a la hora de calibrar las fuerzas del rival, o si pone a sus jugadores en posiciones en las que ellos no se desempeñan del mejor modo, todo caerá indefectiblemente.

Estrategia en el ámbito deportivo.
El capitán del equipo transmite a sus compañeros la estrategia para las próximas jugadas.

Sun Tzu y El arte de la guerra.

El libro conocido como «El arte de la guerra» se remonta aproximadamente al siglo V a.C. Es un tratado de tácticas y estrategias militares que fue escrito por el Maestro Sun (Sun Tzu), un renombrado estratega militar en China.

Está compuesto por trece capítulos, cada cual enfocado en un aspecto específico de la guerra y de la estrategia militar, y dado que Sun Tzu es considerado como uno de los más brillantes estrategas de la historia, el material es considerado al día de hoy uno de los más influyentes estímulos del pensamiento militar, tanto oriental como occidental. Incluso ha traspasado las fronteras de esta aplicación y se toma como fuente ya sea para el mundo de los negocios como para las estrategias jurídicas.

Su traducción al francés data del año 1772, a manos del jesuita francés Joseph-Marie Amiot. Se presentó, en aquel entonces, como «El arte militar de los chinos». En 1910, se completó la primera traducción íntegra al inglés, que fue publicada bajo el título «El libro de la guerra».

Estrategia en el ámbito empresarial.
El éxito de las empresas está estrechamente vinculado a la planeación estratégica, actividad que recae en la gerencia.

La estrategia en las empresas.

El primer intento de introducir el concepto de estrategia en el terreno de la economía occidental contemporánea se remonta al año 1944, y fue realizado por Von Newman y Morgerstern, a partir de su Teoría de los juegos. Lo que se destaca en relación a la estrategia en esta teoría es la preponderancia de la competición.

Luego, en la década del 60, Alfred Chandler acuñó la idea de la planeación estratégica en los Estados Unidos. Fue más precisamente en 1962 cuando se introdujo la teoría del management. Chandler habló de la determinación de los objetivos de la empresa, por un lado, y de las líneas de acción necesarias para alcanzarlas, por otro. Y lo que fue surgiendo, con el correr del tiempo, en la obra de los diversos pensadores del management, fue esta relación que se planeó en la Teoría de los juegos con la competencia, hasta llegar, en 1982, a la obra de Michael Porter con el foco puesto en las ventajas competitivas.

Mencionaremos, por último, a James Stoner, quien en 1989 señaló en su libro «Administración«, cinco atributos que hacen a la planeación estratégica:

  • Se trata de una estrategia de largo plazo, ya que implica un desarrollo sostenido en el tiempo
  • Aborda cuestiones de fondo, las más importantes
  • Funciona como estructura y soporte para las estrategias de mediano y corto plazo, a fin de resolver las cuestiones de índole cotidiana
  • Ayuda en la tarea de distribuir adecuadamente los recursos humanos y materiales de la empresa, teniendo claras las metas principales y las secundarias
  • Es una actividad que recaerá, necesariamente, en la gerencia

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Lehrer, L. (31 de marzo de 2022). Definición de estrategia. Su origen, aplicación en el ámbito empresarial y militar. Definicion.com. https://definicion.com/estrategia/