Necesidad es el nombre que recibe aquello gracias a lo cual es posible satisfacer algunas carencias que experimentemos como personas. Existen diferentes tipos de necesidades, que están atravesadas por diferentes motivaciones, por diferentes grados de urgencia y por otros factores.
El término proviene de la palabra necessĭtas, en latín, que se utilizaba para indicar un estado en el cual se sufrían carencias que debían ser satisfechas.
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Necesidades fisiológicas.
Del término griego φυσιολογικός, physiologikós, es decir, aquello relativo a los órganos y las funciones de los seres vivos, la palabra necesidad fisiológica alude a aquellas carencias que deben suplirse en pos de poder mantenernos con vida y de poder sobrevivir.
Estas necesidades, también conocidas como necesidades biológicas, constituyen el nivel más importante de todas las carencias que podemos sufrir. Si estas no se cumplen, nuestras vidas están en riesgo, tanto en un corto plazo como en el largo plazo. Así, si experimentamos otras necesidades, las fisiológicas deben cumplirse en primer lugar, en detrimento de otras.
Veamos algunos ejemplos.
La ingesta de alimentos y de agua.
Uno de los elementos de vital importancia para poder mantenernos con vida es la alimentación. Gracias a esta, adquirimos los nutrientes necesarios para poder no solo mantenernos en buenas condiciones, sino para prevenir fallas internas en nuestro organismo.
Sin embargo, una alimentación adecuada no consiste únicamente en ingerir alimentos: estos deben ser de buena calidad nutricional y deben adaptarse a nuestras necesidades. Por otra parte, la ingesta de agua se encuentra dentro del mismo nivel de necesidad básica. Para que nuestro cuerpo no sufra una falla en algún órgano, tanto la ingesta como la eliminación de agua son vitales.
Cabe destacar que ambas necesidades se incluyen dentro de lo que consideramos derechos humanos básicos. Sin las necesidades básicas cubiertas, como alimentación y acceso al agua (además de acceso a la vivienda o educación, por ejemplo), es difícil que una persona pueda desarrollar una vida con bienestar, salud y posibilidades de progreso a futuro.
El sueño.
El descanso adecuado, así como una rutina de descanso saludable, también se incluye dentro de las necesidades básicas de los humanos. Contribuyen no solo a permitirnos restaurar nuestra energía, sino también para reajustar nuestro sistema biológico.
Para un buen descanso mental se necesitan, de forma recomendada, 7 horas por noche de descanso, sin interrupciones. De este modo, es posible llevar adelante las tareas del día a día.
Necesidades sociales.
Las necesidades sociales son el conjunto de acciones que llevamos a cabo en vínculo con un grupo de personas, ya sea por cercanía o ya sea por pertenencia. Estas necesidades, a diferencia de las biológicas, no alteran el funcionamiento orgánico de nuestro cuerpo. Sin embargo, su ausencia o su carencia puede tener un fuerte impacto en nuestra salud mental.
Dentro de las necesidades sociales pueden considerarse los siguientes ejemplos:
- Construir vínculos afectivos sólidos con nuestro entorno más cercano (familia, amigos, parejas) de forma sostenible, respetuosa y duradera.
- Desarrollar el sentido de la pertenencia con la comunidad en la que habitamos.
- Poder llevar adelante la expresión de nuestra propia identidad, en nuestro entorno, y tener un lugar y una voz en él.
Estos ejemplos, entre muchos otros, constituyen la base de la construcción de la vida en comunidad, ya que todos sus miembros se sienten parte, se sienten válidos y pueden desarrollar sus vidas con libertad.
Las nociones de aceptación y pertenencia son esenciales para que el individuo se sienta incluido dentro de una comunidad. Por este motivo, es importante que cada una de estas comunidades fomente el respeto entre sus pares, pero también la aceptación de las diferencias entre ellos, ya sea por razones sociales o culturales.
La jerarquía de necesidades de Maslow.
Hacia 1943, en el libro Una teoría sobre la motivación humana, un psicólogo estadounidense, Abraham Maslow, hizo una propuesta en la que jerarquiza las distintas necesidades que el humano puede tener. Esta jerarquización se conoce como la pirámide de las necesidades, y es parte de una teoría que apunta a explicar por qué actuamos como actuamos.
Esta pirámide se divide en cinco fases o niveles; en la base, se encuentran las necesidades básicas, elementales para la supervivencia. A medida que la pirámide se achica, se pueden percibir las necesidades que requieren una mayor complejidad para su satisfacción, pero que no implican un riesgo físico:
Primera categoría: necesidades fisiológicas.
Aquí se incluyen las necesidades como respirar, dormir, alimentarse, incluso controlar la temperatura, entre otras.
Segunda categoría: de seguridad.
Las necesidades de seguridad son aquellas que pueden satisfacerse una vez que las fisiológicas están cubiertas. Así, podemos incluir las siguientes categorías:
- Vivienda y protección
- Recursos como dinero o un hogar estable
- Seguridad física, para poder mantener nuestro cuerpo en correcto funcionamiento
- Seguridad moral, estabilidad laboral, entre otras.
Tercera categoría: de afiliación.
En esta categoría, y con las necesidades del individuo ya cubiertas, es necesario poder establecer vínculos con nuestro entorno: esto permite no sentirnos solo y generar un sentido de pertenencia con otros. Aquí se incluye contar con amigos, sostener buenos vínculos familiares, formar parte de la comunidad en la que vivimos, poder conocer a nuevas personas, y otras.
Cuarta categoría: de reconocimiento.
Además de poder satisfacer nuestras necesidades sociales, es posible también trabajar sobre nuestra propia autoestima, esencial para poder mantenernos motivados en las diferentes áreas de nuestra vida. De este modo, la construcción de una reputación positiva, o de poder adquirir logros (personales, laborales) se incluyen en este grupo.
Por el contrario, el fracaso o la falta de éxitos puede impactar negativamente sobre nuestra autoestima.
Quinta categoría: de autorrealización.
Una vez que los cuatro anteriores niveles están satisfechos y/o cubiertos, es posible pensar en poder trabajar sobre otros aspectos de nuestra persona como habilidades más complejas. Un ejemplo de estas habilidades es la resolución de problemas, o poder desarrollar una mirada crítica respecto a diferentes temas con los que nos enfrentemos.
Hay, en este nivel, un balance entre las habilidades individuales que podamos desarrollar y su puesta en práctica no solo con nosotros mismos, sino también con los demás.
Necesidad y bienestar.
Además de considerar las necesidades básicas como esenciales para el desarrollo de toda vida humana, otras necesidades pueden ser un deseo del sujeto para su propio desarrollo interior, personal, y existen diferentes formas en que puede manifestarse.
Esto está vinculado con el concepto de bienestar, es decir, aquello que necesitamos para poder vivir una vida plena, feliz y agradable.
El bienestar no significa lo mismo para todas las personas: para algunos puede ser ganancias económicas, para otros, poder construir su propio jardín en su hogar o sostener una huerta, por ejemplo.
Para algunas personas, el bienestar se encuentra en poder formar una familia el día de mañana y, para otra persona, el desarrollo laboral y profesional es un elemento central para su bienestar, antes que formar una familia. Para otra persona, sin embargo, este bienestar radica en poder construir y sostener su fe, por ejemplo.
Estos deseos pueden transformarse en una necesidad para cada persona: su no realización puede traer infelicidad, estrés, y otros sentimientos negativos. Es importante que cada persona pueda reconocer aquello que desea cumplir en su vida y elaborar un plan que la ayude a llegar a esos objetivos.
Citar este artículo
Fernández, A. M. (11 de mayo de 2023). Definición de necesidad. Tipos, rasgos y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/necesidad/