La metodología puede definirse como el análisis del conjunto de los mecanismos o procesos racionales que se emplean a fin de conseguir un objetivo determinado.

Su origen etimológico se remonta al griego, y proviene de un término que se conforma de methodos («método») y de logia («estudio», «ciencia»). Por ende, es el estudio de los métodos.

Hay un elemento que no carece de poesía en el hecho de que el vocablo methodos se conforme, a su vez, por meta («más allá de») y por hodos («el viaje»). Así, método haría alusión no tanto al destino en sí mismo, como al estudio de los modos más adecuados de recorrer el viaje. La metodología es el estudio de los modos más idóneos de llegar a los objetivos que nos hemos planteado y, en ese sentido, es preciso distinguirla del método en sí, de la aplicación específica de uno de esos caminos posibles.

Suele asociarse este término al ámbito de lo científico, ya que allí ha encontrado su refinamiento y máximo desarrollo, pero se desprende claramente de la definición que es válido hablar de la aplicación de una metodología para la obtención de cualquier tipo de objetivo.

Se han desarrollado metodologías en áreas que no presentan un abordaje científico, como en la educación, lo empresarial, la psicología o el derecho. Pero incluso se puede hablar de la implementación de metodologías para la adecuada administración de los recursos en un hogar, o para lograr que el equipo de fútbol de los niños o las niñas mejore su desempeño en el torneo barrial de los fines de semana.

Al fin y al cabo, una metodología es simplemente ese estudio de los posibles mecanismos de tipo racional que se direccionan a fin de conseguir algo.

Metodología, mecanismos para alcanzar un objetivo.
La metodología incluye los mecanismos y procesos racionales utilizados para alcanzar un objetivo determinado.

Metodología en la investigación científica.

A partir de lo mencionado hasta aquí, puede verse un rasgo de apertura inherente a la metodología. Desde el momento en el que una disciplina se ocupa de considerar los métodos o caminos más adecuados para lograr un objetivo, está implícita la pluralidad de esos métodos a caminos, y una actitud de respeto a esa pluralidad. Pero lo cierto es que este rasgo no siempre ha primado, y que con el correr de los años, especialmente en el mundo científico, han surgido una gran cantidad de disputas.

Sucede que en todo proyecto o estudio hay ciertos principios de orden filosófico que subyacen a la metodología, y que, probablemente, inclinen la balanza hacia uno u otro camino. Pero, en lo que se refiere al método que la ciencia emplea para abordar los fenómenos, hay un consenso más o menos amplio en ciertas características que ese abordaje debería respetar. Entre ellas se destacan:

  • Objetividad. La investigación debe basarse en hechos concretos, comprobables. No puede hacerlo sobre elementos que se hallen en el ámbito de lo privado, tal como creencias u opiniones. El investigador o la investigadora son responsables de cuidar que su visión subjetiva quede al margen.
  • Racionalidad. Se sigue de lo anterior que la herramienta adecuada es la razón, con sus reglas lógicas, y no las meras opiniones o creencias.
  • Rigurosidad. El investigador o la investigadora han de respetar el orden preciso de todos y cada uno de los pasos del método, sin saltear o alterar ninguno de ellos.
  • Progresividad. Hay un principio de acumulación en torno a los conocimientos que se adquieren. Los mismos podrán confirmar, pero incluso complementar las investigaciones previas. En caso de un desacuerdo con lo que antecedía, se está en presencia de una refutación, que sentará nuevas bases para la acumulación.
  • Verificabilidad. Es imprescindible que las hipótesis propuestas puedan aplicadas por otros investigadores, en iguales circunstancias, y que surja como resultado una comprobación empírica a través de esa experimentación.
Aplicamos metodologías en diversas áreas de la vida.
Distintas áreas de la vida se valen de metodologías para los fines más diversos.

Metodología cualitativa y cuantitativa.

Si bien es posible (y de hecho suele suceder) que en las investigaciones se empleen diversas metodologías, hay un patrón que puede servir para organizarlos, de un modo sencillo, en dos grandes grupos: la cualitativa y la cuantitativa.

  • La metodología de la investigación cuantitativa es aquella en la que el medio que se emplea para acceder a la información pasa por la recolección de datos, que permiten llegar a ciertas conclusiones por medio de la comparación estadística. Son métodos de aplicación habitual en las ciencias naturales y sociales, y suelen emplearse empíricamente, a fin de estudiar fenómenos observables.
  • La metodología de la investigación cualitativa, por su parte, es aquella en la que se realizan registros narrativos acerca de los fenómenos, haciendo a un lado la práctica de cuantificar los datos, y obteniéndolos por medio de entrevistas u otras técnicas. A partir del estudio de la relación entre las variables que surgen, y considerando los contextos y las situaciones específicas, se obtienen los resultados. En este grupo entran las técnicas y métodos que se aplican en ámbitos tales como la sociología, la antropología, la semiótica, la psicología o la lingüística. Entre ellas se destacan las entrevistas, el análisis del discurso, la etnografía, la observación participante o los tests psicológicos.

Por último, ha de aclararse que, desde otro punto de vista, puede distinguirse una categorización de las metodologías en comparativa (análisis), descriptiva (exposición) o normativa (valoración). En orden a saber cuál de ellas ha de emplearse, el investigador o la investigadora han de evaluar los resultados que se esperan. Allí estará cifrada la clave.

Metodología en la investigación filosófica.

Se ha mencionado que la metodología no es lo mismo que el método. El método hace referencia al plan desarrollado para conseguir un objetivo, y la metodología es el estudio de esos métodos. Así, aquella persona interesada en el ángulo de lo metodológico no se dedicará tanto a analizar o verificar el conocimiento ya aceptado, sino que su actividad pasará, más bien, por evaluar las estrategias más idóneas para obtener el incremento de ese conocimiento.

Esto puede apreciarse de un modo muy explícito en el ámbito de lo filosófico, ya que pensadores muy serios y muy respetados plantean visiones acerca de la realidad, o acerca de aspectos puntuales de ella, que difieren enormemente.

Pero, si se es fiel a la esencia de lo que la metodología plantea, ellos han de sostenerse así, como caminos distintos, pasibles de ser considerados, analizados y comparados. Pero todos ellos con el derecho de existir en tanto caminos.

Por ejemplo se acostumbra a diferenciar entre tres diversos modos de acceder al conocimiento:

  • Concepción teológica: Plantea que el conocimiento es consecuencia de una revelación, por lo tanto, su valor descansa en la autoridad de la que ha emanado.
  • Concepción metafísica: Plantea que el conocimiento es consecuencia de una actividad especulativa y, por lo tanto, su valor reside en la razón humana que lo ha elaborado.
  • Concepción científica: Plantea que el conocimiento es consecuencia de la observación y, por lo tanto, su valor no descansa en algún tipo de autoridad, ni tampoco en la razón, sino en la experiencia.

De algún modo, los filósofos pueden ser considerados grandes ejemplos de metodólogos. Y así nos encontraremos con pensadores de la talla de Thomas Kuhn, Martin Heidegger, Otto Neurath o Rudolf Carnap abogando por uno u otro lado, argumentando. Pero lo cierto es que, desde el ángulo de la metodología, lo más relevante no es la verdad última sino la mayor o menor validez de un camino hacia un objetivo.

Citar este artículo

Lehrer, L. (23 de enero de 2022). Definición de metodología. Su aplicación en el ámbito científico y filosófico, y los tipos de metodologías. Definicion.com. https://definicion.com/metodologia/