La palabra justo, del latín iustus, alude a que alguien o algo actúa de acuerdo con la razón y con la justicia. De este modo, es un concepto sinónimo de razonable, de equitativo y de ecuánime. También se vincula con la imparcialidad y la objetividad.

Es un término que posee un uso cotidiano y frecuente: veamos algunas referencias prácticas. «Creo que es justo que hoy vos laves el auto, yo lo lavé la semana pasada«: este ejemplo significa que, para repartir las tareas de manera equitativa, es válido que dos personas alternen la realización de una actividad. Asimismo, es posible hablar de que algo no es justo: «La ley no es justa, porque favorece a los que más tienen y daña a los que no tienen tantos recursos«.

La raíz del término, que proviene del latín, significa en ese idioma que se adecúa al derecho.

Además de su aprovechamiento como sustantivo común, es un nombre propio masculino.

Justo y equilibrado.

Equilibrio
La idea de justo tiene un estrecho vínculo con la noción de equilibrio, de balance.

Entre una de las diferentes formas en que se puede comprender el término justo, está la acepción de equilibrado. Este sentido de equilibrio se vincula con la precisión, con la ausencia de errores. Veamos algunos ejemplos.

En las siguientes oraciones, el término “justo” está usado en este sentido:

  • «Pensé que no llegaba a comprar ese libro, pero tenía el monto justo y pude hacerlo»
  • «Mi tren salía a las 20:15 y llegué en el momento justo para poder tomarlo«

En estos casos, el vocablo alude a cantidades exactas o instantes precisos.

Tiene también un empleo particular en la lengua cotidiana cuando es utilizado como un adverbio. Veamos:

  • «Gracias por enviarme los papeles, justo iba a escribirte para pedírtelos«
  • «Fui al supermercado y justo se habían llevado el último paquete que yo quería, así que no compré nada»

En estos casos, la noción de justo presenta un significado similar a en ese mismo momento o “precisamente”. Es un término muy utilizado de esta manera en la lengua oral, y tiene un sentido de énfasis: permite remarcar la idea de que algo ocurrió o está aconteciendo en ese preciso segundo.

Ser justo desde la religión.

En religión, la cualidad de justo se le atribuye a la práctica que las personas debemos tener para con los demás, nuestros prójimos, y en pos del bien colectivo.

Dentro de los actos que se consideran justos, por ejemplo, en la religión cristiana, se incluye la adoración a Dios en tanto en cuanto supone un acto de fe hacia él.

Hay que tener en cuenta que la virtud de ser justos o justas supone hablar de justicia: esta es una virtud cardinal (son cuatro) y es central para una existencia basada en el servicio, el amor al prójimo y el amor a Dios.

Bondad
Ser justo con los demás es tratarlos bien, ser benevolente y tener respeto por ellos.

Es denominada la virtud de la religión: a través de ella es posible habitar el mundo en armonía, abogar por el cuidado de la gente y tener también un comportamiento personal cotidiano que se adecúe con estas reglas. La idea de ser justos se utiliza, incluso, para hablar de cómo somos con los otros y de cómo juzgamos las acciones que realizan, ya sea que atenten contra nosotros o contra terceros. En este marco, un famoso pasaje de la Biblia habla respecto de cómo se juzga a los demás. Se procura, en esa narración, poner en evidencia lo necesario de tratar bien a los demás y de ser justos con nuestras palabras.

En el libro de Juan se describe cómo, mientras Jesús estaba en el templo, algunos escribas le llevaron una mujer acusada de adulterio con la esperanza de que el hijo de Dios la castigara. De esta forma podría avalar que ella fuese apedreada, tal y como indicaban las Escrituras. Él, ante la insistencia de que ella fuese castigada, les indica que solo podría arrojarle una piedra aquel que estuviese libre de pecado.

Poco a poco, la multitud a su alrededor empieza a dispersarse, alertada por las palabras que acababan de oír. Con esta historia se intenta reflexionar respecto de quién puede pedir el castigo de alguien, y quién puede llegar a merecer perdón, y cómo se considera que esto se atribuye.

Lo justo desde la filosofía.

Compasión
Ser justos es, también, ser compasivos con las personas, ya que no siempre podemos conocer las circunstancias que viven.

Si tomamos en cuenta las posturas sobre lo justo (y la justicia) de los grandes filósofos de la historia occidental, debemos remontarnos a la Antigua Grecia.

Partamos por considerar los postulados de Platón, quien señalaba que la característica de ser justos (y, de forma amplia, la aplicación de la justicia) se vinculaba con poder favorecer de manera equitativa a todos los habitantes de una ciudad. Dentro de este conjunto de residentes, es importante que quienes cuidan de ellos, es decir, los gobernantes, puedan hacerlo en favor del bienestar general, sin reparar en el propio beneficio que puede desprenderse de su posición social.

Este concepto se explora en su obra «La República» o, como es en el idioma original, «Politeia» (polis es la palabra griega para hablar de ciudad estado). Aquí tratará de configurar una definición para la naturaleza de la justicia.

Destaca aquí, además, que la atribución de justo le corresponde al Estado. Más precisamente, que es obligación de este ser justo.

Por otra parte, Aristóteles también hace referencia a este concepto. Si bien supone diferentes acepciones, sí hay una concepción que describe que ser justo es hacer el bien por los otros, para los otros. A esto se le opone lo injusto, la injusticia, que se corresponde con un vicio que los hombres no deben perseguir ni utilizar.

Al vincularlo con el modo de actuar de los hombres, se perciben semejanzas con la interpretación que hay, por ejemplo, desde la religión. Lo justo equivale así a tratar de manera adecuada a otros. Tratar de forma justa al prójimo supone no engañar, no manipular sus pensamientos para obtener algo como beneficio para nosotros mismos ni tampoco persuadirlo de forma poco ética para hacerlo actuar contra algo que no es su voluntad.

Ayuda
La justicia también se alcanza ayudando a otros.

Lo justo y la ley.

Cuando se habla de la ley y sobre cómo esta se aplica, es inevitable considerar que debe aplicarse de igual manera para todos los hombres.

Esto es lo que, por ejemplo, se intenta sostener desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos (ONU) de 1948. Allí se indica que tanto la justicia como la paz le pertenecen a todos los hombres por igual, sin que debiera haber distinciones entre unos y otros por ninguna razón (sexo, religión, orientación política ni edad, entre otros).

Este aspecto de lo justo fue también explorado en la Antigua Grecia y supone que debe asociarse con un orden jurídico que compete a las personas, a la ciudad y al Estado.

Ya desde mediados del siglo XVI se plantea (Thomas Hobbes, filósofo y político inglés) que hablar de algo que es justo es hacer referencia a aquello que haga valer lo que dos partes han pactado. Es una forma de que se sostenga un pacto social común. Esto servirá para que entre los humanos se pueda mantener la armonía y la convivencia pacífica. Por lo tanto, en tal pacto, la justicia y el actuar de forma justa son una suerte de orden creado (por ello, artificial) para mantener la paz en una sociedad.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (30 de julio de 2022). Definición de justo. Acepciones, usos y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/justo/