Intuición es el nombre que recibe una habilidad o facultad de las personas para comprender y percibir eventos sin seguir un razonamiento lógico en ese proceso.

El término, del latín medieval intuitio, se utiliza también como sinónimo de presentimiento, percepción y, también incluso de premonición. En latín se empleaba para indicar que algo era observado o considerado.

Características generales.

Para definir la intuición puede ser útil, en primer lugar, comprender que cuando se usa este término se habla de un saber inmediato, en el que no interviene la parte consciente de nuestro razonamiento. Por este motivo, es también interpretado como una corazonada, o un pálpito: esto está vinculado con la idea de que lo racional proviene de nuestro cerebro y lo intuitivo es del ámbito de la subjetividad, del sentimiento.

Puede ser interpretada, también, como una forma de perspicacia que nos hace tener un impulso de comprensión que, en ocasiones, nosotros tampoco podemos reconocer de dónde proviene.

Subjetividad e intuición
La intuición no se vincula con el razonamiento lógico, sino con una experiencia más subjetiva de percepción.

En su manifestación no hay reflexión o sentido común que intervenga. Su inmediatez y aparente claridad sin razón aparente no la ubican dentro de un proceso cognitivo común, es decir, mediante la construcción de un argumento que se vincula con evidencia o lógica.

Además, es importante tener en cuenta que aludimos a un tipo de percepción aguda que no necesariamente se relaciona con la experiencia previa. Esto significa que, si bien es posible que una reacción intuitiva se vincule con algún evento anterior que nos provoque reaccionar de uno u otro modo, no siempre es posible explicar por qué tenemos esta percepción.

Su vínculo con el razonamiento.

Cuando consideramos la intuición como un proceso mental en el que interviene más bien la reacción visceral que la lógica, es posible contemplarla en su vínculo con lo que entendemos por razonamiento.

Este se sirve de evidencia, premisas y argumentos más o menos comprobables que nos permite llegar a una respuesta, o una conclusión, sobre esos eventos. Por este motivo, es esencial para el razonamiento que haya argumentos que sirvan de base para la construcción de esa conclusión final. Con la intuición, este proceso no tiene lugar: hay una sabiduría que escapa a la lógica común de pensamiento.

En ella, se percibe un conocimiento innato que puede ser igualmente válido que un razonamiento lógico, en determinadas circunstancias.

Cerebro
Disciplinas como la psicología han demostrado, a lo largo de los años, gran interés en este fenómeno tan complejo de analizar.

Intuición y psicología.

El fenómeno de la intuición es uno que atrae la atención de diferentes disciplinas, como la filosofía y la psicología. Es un objeto complejo de definir y de precisar, ya que no se manifiesta a través de fenómenos observables y empíricos, sino que se vincula con aspectos subyacentes de nuestra mente, como el inconsciente.

Este señala toda aquella actividad que ocurre en nuestro cerebro y que no es posible percibir a simple vista. Sin embargo, es posible explicarla desde esta perspectiva.

Cuando la intuición entra en juego en nuestro procesamiento cognitivo, puede hablarse de que es una manifestación de la velocidad a la que nuestra mente puede procesar datos, información y elementos del exterior que ingresan en él. Por este motivo, la reacción es inmediata y casi automática: nuestro cerebro almacena una amplia cantidad de datos e información a diario y, fundamentalmente, segundo a segundo.

No somos conscientes de la mayor parte de ese almacenamiento, ya que se estima que podemos percibir, aún de forma inconsciente, entre 40 y 50 estímulos diferentes por segundo.

Por ello, cuando tenemos una reacción intuitiva, es posible que resulte de esa gran cantidad de información que tenemos y que, de una u otra forma, fue procesada. Así, sobre esa base, al estar frente a un evento que reactiva esta información, podemos reaccionar rápidamente. En tanto en cuanto proceso cognitivo de gran velocidad, es posible trabajarla para poder aprender a reconocer ciertos estímulos.

Estímulos
Nuestra mente procesa más de 40 estímulos por segundo y que corresponden a diferentes sentidos.

Algunos conceptos relacionados.

Veamos, a continuación, algunos términos que a lo largo de la historia se han utilizado para hacer alusión a este fenómeno.

Uno de ellos es sexto sentido: se define como la capacidad de percibir intuitivamente aquello que, comúnmente, es inadvertido por otros. Suele vincularse con prácticas poco comunes o poco justificadas científicamente como la clarividencia, la telequinesis o la habilidad de tener premoniciones y ver el futuro.

Otro concepto es el de profecía: semejante a la clarividencia, hace alusión a poder conocer eventos que van a ocurrir en el futuro. Históricamente, la persona que tiene este don (el o la clarividente) eran personajes de alta estima para las sociedades, ya que se consideraba que esta habilidad era brindada por los dioses.

Otro término es la epifanía: del griego επιφάνεια, que significa manifestación, es una revelación que tienen algunas personas (usualmente vinculadas con prácticas religiosas como chamanes, brujos u oráculos). En esta manifestación, se le revela algo a esa persona, como una idea, o puede comprender algo hasta ese entonces incomprensible.

Epifanía
La epifanía funciona como una suerte de revelación que podemos experimentar.

En la actualidad, su uso es también coloquial y cotidiano, para aludir a situaciones en las que comprendemos, de repente, algo, no vinculado necesariamente con lo espiritual.

Finalmente, otro concepto es el de sueño premonitorio. También se lo conoce como sueño precognitivo, y son instancias en las que percibimos, en sueños, aspectos de la realidad a los que no tendríamos acceso cognitivo de otro modo. Hay investigaciones realizadas en determinados contextos como catástrofes naturales donde, tras que sucediera, se reportó que una parte de la población había tenido sueños sobre un posible evento desafortunado que finalmente había ocurrido luego.

En la vida diaria.

Para la vida cotidiana, el ejercicio de la intuición puede ser útil. Puede ayudarnos a prestar atención a ciertos eventos, a poder considerar los pros y contras de alguna situación y a estar preparados para algún imprevisto.

Su ejercicio no tiene que ver, necesariamente, con prácticas extrasensoriales ni paranormales: una corazonada o una sensación en una situación puede ser una alerta para definir qué queremos hacer.

Así, la intuición puede ser como una suerte de brújula que nos haga tener otro tipo de sensibilidad frente a un evento en el que no tenemos el tiempo de analizar o racionalizar en toda su complejidad.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (31 de agosto de 2023). Definición de intuición. Tipos, rasgos y usos. Definicion.com. https://definicion.com/intuicion/