La falacia de autoridad es una falacia lógica que consiste en validar la verdad de un enunciado a partir de la autoridad de quien lo emite o de quien es citado para sostener su veracidad. También llamado Argumentum ad verecundiam, este razonamiento supone que la autoridad de un «experto» en la materia es suficiente para validar la verdad de lo que se enuncia. Sin embargo, el argumento es inválido debido a que la «autoridad» de alguien, por más experto que sea, no es suficiente para dar veracidad al enunciado.

La estructura básica de la falacia de autoridad es la siguiente:

  • «A» afirma «B».
  • «A» es una eminencia en la materia.
  • Por lo tanto, «B» es verdadero.

Así, la falacia de autoridad incurre en un problema de consecuencia lógica, ya que la verdad de un enunciado no se sigue (non sequitur) de la autoridad de quien lo enuncia. «A» no es consecuencia lógica de «B». Por esta razón, el argumento es inválido. La posición de prestigio o importancia de una figura no es causa lógica de la veracidad de ningún enunciado.

Para ilustrarlo, ofrecemos algunos ejemplos:

  • «La ley de la gravedad es cierta, porque así lo dijo Newton».

Si bien la conclusión puede ser cierta, la estructura lógica del argumento no es válida debido a que la «ley de gravedad» no se prueba porque lo haya dicho Newton, sino porque existe una comprobación empírica y una teoría física que validan el enunciado. El problema de la falacia de autoridad no reside en la conclusión sino en las premisas que utiliza para validarla. Así, es importante destacar que no por ser falaz, la conclusión debe ser necesariamente falsa. No debe caerse, entonces, en la negación de la conclusión (la cual puede ser verdadera, más allá del argumento falaz), sino en la refutación del procedimiento lógico que se utilizó para demostrarla.

Así, debe evitarse caer en la siguiente contraargumentación:

  • A: «La Tierra es esférica porque así lo afirma la NASA».
  • B: «Que lo diga la NASA no prueba que sea cierto, por lo tanto la Tierra es plana».

En este caso, sucede lo mismo que en el anterior, donde la conclusión puede ser verdadera pero el procedimiento argumentativo resulta inválido. Es importante no caer en este tipo falaz de contraargumentación, la cual es conocida como argumentum ad logicam (desde la falacia) y consiste en afirmar la conclusión contraria por el simple hecho de que el argumento «A» es inválido. Sin embargo, la invalidez de «A» no es prueba lógica de «B». En este caso, no es válido afirmar que «la Tierra es plana», este salto argumentativo hacia la opción contraria es falaz, ya que ninguna falacia lógica sirve para probar la verdad de la conclusión opuesta.

  • «Dios existe porque así lo afirma el Papa».

En este caso, la falacia de autoridad intenta probar algo que no puede considerarse verdadero por el simple hecho de que una figura de «autoridad» como el Papa, la Iglesia o la Biblia afirmen la existencia de Dios. Así, el argumento ad verecundiam busca validar una conclusión (ya sea verdadera o falsa), mediante un procedimiento lógico invalido.

Históricamente, la falacia de autoridad también fue llamada por los medievales con el nombre de Magister dixit, expresión latina que significa «El Maestro dijo», y era utilizada para validar, a partir de la autoridad de un maestro o superior, la veracidad de sus doctrinas. Se dice que los pitagóricos utilizaban una expresión similar cuando se les preguntaba por el fundamento de sus ideas, ellos solían responder «El maestro así lo afirma».

La falacia de autoridad forma parte del amplio conjunto de falacias lógicas propias del campo de la Lógica y la Teoría de la argumentación, materia en la que se aplica el pensamiento crítico y filosófico para el análisis argumentativo y el estudio de las dinámicas de la lógica informal del lenguaje natural, mediante un metalenguaje que traduce los razonamientos al nivel de la lógica formal.

Lógica
La Lógica es una disciplina que se encarga de estudiar los diversos mecanismos de la argumentación y busca formalizar los razonamientos del lenguaje natural a un lenguaje lógico-formal

Breve historia de la falacia de autoridad.

La apelación a la autoridad es tan antigua como la existencia misma de las autoridades. Desde la antigüedad, los gobernantes han recurrido al argumentum ad verecundiam para establecer o fortalecer su dominio sobre las masas. La falacia de autoridad sirvió de fundamento para erigir los sistemas políticos tiránicos o despóticos, en los que la retórica autoritaria fue una herramienta fundamental a partir de la cual la población debía obedecer al tirano o déspota, porque él era considerado el único habilitado para ejercer el poder. También, en el aspecto religioso, los sacerdotes y maestros eran considerados autoridades con ciertos «dotes espirituales superiores», cuya palabra debía ser tomada como absolutamente cierta y proveniente de una autoridad moral y espiritual.

Magister dixit.

La expresión latina Magister dixit («el Maestro dijo») es atribuida a los pitagóricos, cuya respuesta frente a los interrogantes acerca de su doctrina consistía en recurrir a la autoridad de su «Maestro» Pitágoras. La idea sobre la cual se establece dicha expresión se basa en que el conocimiento verdadero sólo puede provenir de una autoridad intelectual o espiritual, como la figura de un maestro, y que «la verdad» sólo puede transmitirse mediante la enseñanza tradicional según la cadena de sucesión discipular.

La escolástica medieval utilizó la expresión Magister dixit para referirse a Aristóteles, cuyo corpus intelectual era considerado por los medievales un conocimiento absoluto, al igual que la Biblia y los preceptos de la Iglesia Católica. La Edad Media, se caracterizó por un contexto dogmático de centralización del poder político y religioso en la figura del Papa y la Iglesia como autoridades máximas e incuestionables. Así, el dogmatismo medieval usó la expresión Roma locuta, causa finita («Roma ha hablado, el caso está cerrado»), la cual se refiere a que la palabra de la Iglesia debe ser tomada como veredicto absoluto, ya que la figura del Papa es considerada una autoridad divina, y contradecir su veredicto equivalía a contradecir al propio Dios. Todo cuestionamiento a la autoridad papal era considerado un acto de herejía, y podía aplicarse el mayor castigo a quién cometa desobediencia contra la autoridad de la Iglesia.

En las universidades medievales, el Magister dixit era un género literario mediante el cual se enseñaban diversas materias según los escritos de los «maestros antiguos», como Aristóteles en metafísica, Galeno en medicina o Ptolomeo en astronomía.

Edad Media
La falacia de autoridad fue una herramienta retórica muy común durante el dogmatismo religioso de la Edad Media

Tipos de falacia de autoridad.

La estructura lógica básica del argumento de autoridad se diversifica en tres tipos, según la forma de apelación a la autoridad:

  • Por especialización: Se apela a la figura de un experto, el cual posee un conocimiento especializado de la materia en cuestión, y por lo tanto, se utiliza como fundamento su experiencia y conocimiento para validar la verdad de un enunciado X. Frecuentemente, se emplea recurriendo a profesionales, estudiosos o personajes reconocidos del ámbito en cuestión. Ejemplos: «Einstein cuestionó a la física cuántica, por lo tanto, la física cuántica es un error». «Platón afirmó que la verdad es metafísica, por ende, el mundo es un engaño de los sentidos». «En la Biblia está escrita la palabra de Dios, por lo que, cada palabra es absoluta y verdadera».
  • Por moralidad: Se apela a una idea, grupo o persona que representa una autoridad moral en determinado ámbito o comunidad. Se toma como fundamento el carácter y la integridad moral de la persona o figura a la cual se tiene confianza, estima o respeto. Se usa este tipo de apelación a la autoridad para citar a personajes o líderes reconocidos por sus valores éticos y morales. Ejemplo: «Todo lo que dice el maestro espiritual debe ser tomado como absolutamente cierto». «Jesucristo se ha sacrificado por nosotros, por lo tanto, nosotros debemos sacrificarnos por los demás». «Mahatma Gandhi era vegetariano, por lo que, todos deberíamos practicar el vegetarianismo».
  • Por consenso: Se apela a la autoridad de un grupo de expertos o especialistas en determinada materia. Es una versión colectiva de la falacia de autoridad por especialización, en este caso se apela a los consensos comunes que determinado grupo o comunidad de «expertos» concluye sobre un tema determinado. Ejemplos: «Según la opinión de la mayoría de los médicos, el vegetarianismo no es saludable». «Muchos jueces están de acuerdo con la pena de muerte, por lo tanto, es un buen método para disminuir la delincuencia». «La mayoría de los expertos recomienda esta marca de medicamentos, por ende, debe ser la mejor».
Autoridad
El argumento base de la falacia de autoridad se centra en extraer la verdad de un enunciado, no sobre razones lógicas o empíricas, sino sobre una figura de autoridad

Errores comunes en la falacia de autoridad.

Existen formas equívocas o incorrectas de apelar a la autoridad. Si bien la falacia en sí misma es un argumento incorrecto e inválido, los tipos explicados anteriormente citan a una autoridad que puede ser plausible dentro del ámbito en el que se intenta argumentar, más allá de que el procedimiento argumentativo, de todos modos, sea inválido. Pero existe otro conjunto de apelaciones, las cuales resultan más imprecisas e incorrectas debido a que citan autoridades no relevantes para el caso, o que no tienen una relación de coherencia directa con lo que se enuncia:

  • Por improcedencia: Sucede cuando la cita es improcedente con el caso, es decir, cuando la autoridad citada no es realmente un experto en la materia. Por ejemplo, citar a Einstein en cuestiones de fe o religión es una citación improcedente ya que Einstein es experto en física pero no en teología. Si bien es sabido que Albert Einstein expresó su pensamiento acerca de a temas religiosos como Dios o la fe, esto no lo convierte un especialista en materia religiosa.
  • Por inexactitud: Se produce cuando la cita que se le atribuye a la autoridad no es tal, es decir, el experto no pronunció tales palabras o sus palabras fueron alteradas considerablemente. Por ejemplo: «Como dijo Newton, todo cae por su propio peso». Esta cita es completamente inexacta, debido a que dichas palabras nunca fueron pronunciadas por Isaac Newton, si bien parece insinuarse confusamente la idea de «gravedad», el argumento no sólo es falaz sino también inexacto.
  • Por irrelevancia: Cuando la cita es irrelevante y la información que aporta no es importante ni agrega un contenido significativo al tema en cuestión. Por ejemplo, «Si Cristo pudo cargar con la cruz, nosotros podemos soportar el peso de la crisis climática». La cita a Jesucristo es irrelevante debido a que no dice nada por sí misma acerca de la forma en que se pueda mejorar o combatir con razones lógicas la «crisis climática».
Errores de autoridad
Si bien la falacia de autoridad se considera en sí misma un argumento inválido, existen formas aún más inválidas de formularla cuando la autoridad que se cita no es una verdadera autoridad en el caso

Formas válidas de apelación a la autoridad.

Existe una forma no falaz de recurrir a la apelación de autoridad, no para validar directamente la veracidad de determinado enunciado, sino para presentar la posibilidad de su consideración. Un argumento válido de apelación a la autoridad sería el siguiente:

  1. «A» hace una afirmación «B».
  2. «A» es conocido por su gran conocimiento y experiencia en la materia.
  3. Por lo tanto, el enunciado «B» debe ser tomado en consideración, más no como una certeza.

En este caso, la cita de autoridad es válida ya que no afirma la veracidad del enunciado «B», sino que sólo se remite a la autoridad para dar consideración a tal enunciado, lo cual resulta válido debido a que elimina el factor falaz del argumento: extraer una verdad a partir del criterio de una autoridad. Cabe destacar que para que el argumento sea válido, es necesario que la premisa 2 sea verdadera. De lo contrario, se caería en una falacia de autoridad por improcedencia.

Ejemplos:

  • «Muchos expertos en materia de tecnología se mostraron preocupados por el avance de la inteligencia artificial, deberíamos tener en cuenta sus opiniones para tener un mejor panorama del problema».
  • «Gran parte de la comunidad científica advierte sobre el cambio climático, los gobiernos deberían tomar en cuenta sus opiniones para pensar posibles soluciones».

La cita no falaz de autoridad puede ser muy útil a la hora de considerar la opinión de expertos, cuya perspectiva puede aportar información importante para determinado caso o investigación. Este tipo de cita es muy frecuente en ambientes científicos y académicos, donde la palabra de expertos o personas respetadas dentro del ámbito es citada por otros autores para dar razón a sus argumentos e investigaciones. Tanto en la ciencia como en la filosofía, la medicina y demás áreas de investigación académica, el trabajo realizado por otros autores es importante para el desarrollo de nuevas investigaciones en la materia y su cita corresponde a un ejercicio dialéctico de intersubjetividad que enriquece el desarrollo de las relaciones científicas y académicas.

Academico
La cita de autoridad es de gran importancia en ambientes científicos y académicos

Falacias relacionadas con el argumento de autoridad.

Existe un conjunto de falacias vinculadas con la falacia de autoridad, cuyo procedimiento argumentativo resulta similar en algunos aspectos. Se trata de una clase de falacias que apelan a la persona o la figura que lo emite para dar veracidad al enunciado:

  • Falacia ad hominem: También llamada contra el hombre, el argumentum ad hominem se caracteriza por desacreditar a la persona que afirma el enunciado, no porque las razones de su argumento sean válidas o no, sino porque se ataca directamente a la persona que lo emite. El argumento ad hominem representa el ejemplo opuesto a la falacia de autoridad, ya que si en la autoridad se apela al «prestigio» de la persona, en este caso, se intenta desprestigiar la figura para restarle autoridad y veracidad a su enunciado. Ejemplos: «No podemos creer en el psicoanálisis ya que Freud era una persona que consumía y recetaba cocaína a sus pacientes». «Todo lo que diga una persona alcohólica debe ser desacreditado». «No podemos creer en las palabras de un ex convicto».
  • Falacia ad populum: También conocida como apelación al pueblo, es una falacia que utiliza como autoridad a las mayorías y se apoya sobre la fuerza de las masas para validar su postura. Puede llamársele también, falacia de demagogia o sofisma del populismo, ya que, frecuentemente, suele emplearse en ámbitos políticos en los que se intenta convencer a partir de «la mayoría» como fuente de autoridad. Ejemplos: «Si la mayoría elige a tal candidato a presidente, es porque debe debe ser el mejor». «A juzgar por la cantidad de consumidores, el producto debe ser bueno». «La mayoría duda de que el cambio climático sea cierto, por lo tanto, no existe tal crisis climática».
Ad populum
La falacia ad populum se apoya sobre la autoridad de «las mayorías» para validad una postura
  • Falacia ad baculum: También conocida como apelación a la fuerza, el argumetum ad baculum es una falacia que usa la amenaza, la coerción o la violencia para validar su opinión. Puede ser considerado un subtipo de la falacia de autoridad ya que muchas veces se recurre a una autoridad coercitiva para sostener una postura. Sin embargo, en este caso, la autoridad no se apela por consentimiento sino por amenaza o coerción. Ejemplos: «Todos deben obedecer las decisiones del rey, de lo contrario, serán castigados con la muerte». «Si no te ajustas al nuevo régimen totalitario, sufrirás las consecuencias». «Debes aceptar esta religión de forma absoluta, de lo contrario, serás excomulgado».
  • Falacia ad ignorantiam: Es una falacia que apela la ignorancia en determinado tema para validad su opinión. Se recurre a la falta de conocimiento del oponente para validad una postura, al no poder presentar pruebas por desconocimiento, la postura se presume verdadera. En este caso, es en sentido inverso a la autoridad por especialización, en lugar de apelar al conocimiento de la persona, se apela al desconocimiento. Ejemplos: «Como no conocemos la totalidad del universo, nadie puede probar que los extraterrestres no existen. Entonces, los extraterrestres existen». «Nadie puede conocer la verdad absoluta, por lo tanto, la verdad no existe». «No sabemos a ciencia cierta cómo funciona nuestro cuerpo, por ende, no podemos curar nuestras enfermedades».
  • Falacia ad misericordiam: Es una falacia que apela a la debilidad o situación de vulnerabilidad para validad una opinión. Representa una versión opuesta a la falacia ad baculum (por la fuerza). En este caso, se apela a la misericordia o la compasión, se intenta validar lo que se afirma a partir de un pedido de piedad y no por razones lógicas. Ejemplos: «Tal persona ha sufrido mucho, todo lo que dice debe ser considerado verdadero». «Debemos tener misericordia y dar razón al testimonio de la víctima». «Por piedad, creo en todo lo que dices».
Ad baculum
La falacia ad baculum impone la autoridad por la fuerza

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Aci, E. M. (11 de agosto de 2023). Definición de falacia de autoridad. Clasificación, estructura lógica y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/falacia-de-autoridad/