El vocablo contexto tiene su origen en el latín, y proviene de la raíz con («de modo completo») y textus («entretejido», «enlazado»). Podemos definir al contexto, por ende, como el conjunto de elementos y circunstancias que engloban un acontecimiento o una acción. Un hecho no sucede nunca de modo aislado, y solo podrá ser comprendido en la medida en que los elementos que lo rodean estén disponibles y seamos capaces de interpretarlos adecuadamente.
Por este motivo, el contexto es un elemento ineludible en el aprendizaje (más específicamente en el aprendizaje conceptual, en la comprensión), pero no solamente en los primeros años de vida, sino que toda la vida seguimos aprendiendo… y toda la vida lo hacemos apoyándonos en el contexto de las cosas que sabemos.
A partir de esta definición surge una primera distinción esencial entre el contexto material y el contexto simbólico (o abstracto). El contexto material hace a todos los elementos tangibles, o que pueden ser percibidos de un modo directo por los sentidos. Si se tratara de una novela policial, serían las huellas en la habitación, las señales de forcejeo, la silla rota. El contexto simbólico, por otra parte, son todos los elementos intangibles, como serían, en este caso hipotético, la referencia de supuestas tensiones entre la víctima y el vecino, o la corazonada del ama de llaves.
Más allá de este ejemplo, es importante comprender que todo el tiempo estamos valiéndonos, de modo más o menos consciente, de los contextos que rodean a las circunstancias de nuestra existencia. Porque es así como les asignamos significado. Si Roberta nos saluda todos los días y de pronto hoy no, estamos usando la memoria de las experiencias pasadas para atribuirle un sentido específico al hecho de que hoy no nos hemos saludado con Roberta. O si leemos en un poema la frase “…te seguiré más allá de la muerte…”, podríamos pensar que se trata de un gesto muy romántico, para descubrir más tarde que fueron las últimas palabras que le dijo un samurái a su enemigo.
De hecho, lo que hicimos al principio de la definición, al puntualizar el origen del término en el latín y su raíz, fue proporcionar un contexto.
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Tipos de contexto.
Algunas personas hablan de tipos de contexto específicos, como podrían ser el “contexto histórico”, “contexto político” o “contexto cultural”. Todas las divisiones son válidas, pero a partir de la definición dada podemos ver que se trata de decisiones puntuales que sirven para estudiar un fenómeno tomando el ángulo de ese contexto simbólico. No puede haber, sin embargo, una categorización taxativa de los contextos, a menos que sea una lista de todos los contextos posibles.
“Fuera de contexto”.
A partir de lo dicho cobra un sentido bastante claro la expresión tan conocida de que algo fue tomado “fuera de contexto”. Seguramente se ha escuchado varias veces. Quizá en boca de algún político o personaje famoso al que le hicieron una entrevista y luego se quejaba porque se había tomado solo un fragmento aislado de su línea de pensamiento y que así, separado de lo que lo rodeaba, parecía decir otra cosa.
En el mundo de hoy, en el que la velocidad de la información ha alcanzado parámetros nunca antes vistos (no solo a partir de los medios de comunicación sino también de las redes sociales), la evaluación de los contextos pasa a ser una herramienta imprescindible, previa a cualquier tipo de valoración o decisión.
Fiabilidad de las fuentes.
La evaluación del contexto previa a la asignación de un sentido a la que hicimos referencia es necesaria, de por sí, en todas las situaciones. Pero además de ello es necesaria una actitud parecida a la de los científicos (o los detectives) para detectar cuáles de los elementos en los que nos estamos apoyando para atribuir sentido, son válidos.
Por ejemplo: si una vecina le hubiera contado a Roberta alguna mentira, y ella la hubiera creído, sería perfectamente entendible, para ella, negarnos el saludo esta mañana. En su visión del mundo, en función del contexto del que dispone y en el que ha confiado, ella está obrando coherentemente.
Y este mismo fenómeno que se ha presentado en un caso ficticio de comunicación individual se ve aumentado de un modo exponencial cuando el acto comunicacional es de carácter masivo.
El contexto y el aprendizaje.
Puede hacerse una distinción entre dos tipos de aprendizaje:
- Aprendizaje literal (o de memoria): consiste en el aprendizaje de palabras o símbolos que no mantienen una relación lógica entre sí, sino que se vinculan de un modo arbitrario. Pueden ser las fechas, números de teléfono, palabras que se asocian simplemente porque se repitieron juntas.
- Aprendizaje conceptual (comprender): se apoya en la inclusión de lo nuevo que se quiere entender en un esquema previo. Por ejemplo, al leer acerca del aprendizaje literal, comprender que eso es lo que se usa para jugar a los juegos de memoria.
A partir de ello, es claro el rol fundamental que tiene el contexto al momento de comprender algo, ya que lo que se hace es relacionarlo con otras cosas que se saben desde antes. Si bien el aprendizaje de memoria es un aprendizaje asociativo, el aprendizaje conceptual es un aprendizaje constructivo. Y en su corazón está el contexto de todo lo que hemos aprendido antes para dar significado a lo nuevo.
Una de las claves del aprendizaje por contexto es que dura mucho más tiempo que el simple memorizar, y además de ello, lo aprendido pasa a formar parte del nuevo contexto en función del cual se evaluarán los nuevos conocimientos, y así el viaje y la expansión nunca terminan.
El contexto y el arte.
El arte se apoya absolutamente en el contexto. Y lo hace desde un punto de vista esencial, en tanto una obra está compuesta de elementos reunidos en un contexto específico; y también de un modo amplio, ya que cada obra o cada autor/a pueden ser estudiados en el marco de su tiempo histórico, corrientes culturales, etc.
El ejemplo más claro del aspecto esencial se da en la música, a partir de la clásica pregunta sobre el silencio. Sin silencios entre las notas, no hay armonía posible. Todo es un complejo entrelazamiento de fenómenos (diferentes instrumentos, notas, duraciones), que generan, en el contexto total, el arte. O incluso en la pintura, al elaborar y apreciar un cuadro abstracto: ese azul que se destaca lo hace solamente por aquel trazo rojo, y el gris oscuro detrás. El todo asigna sentido a la parte.
En cuanto al aspecto amplio, hace foco en lo que aporta el hecho de abordar una obra artística conociendo las realidades personales, sociales o culturales que la enmarcaban. Mirar el Guernica de Picasso es una experiencia que variará de un modo significativo en función de nuestros conocimientos previos sobre el tema (aprendizaje constructivo). O lo mismo puede decirse sobre la experiencia de leer «Viaje al fin de la noche«, de Celine, conociendo o no algo del contexto de la Primera Guerra Mundial; o también en la aventura de abordar alguno de los libros de Salinger, teniendo presente los giros particulares que experimentó este autor a lo largo de su vida y las decisiones que tomó, finalmente, en relación a toda su obra no publicada.
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Lehrer, L. (20 de diciembre de 2021). Definición de contexto. Su clasificación e importancia para el aprendizaje y el arte. Definicion.com. https://definicion.com/contexto/