Se puede definir al contexto histórico, en una primera aproximación, como la totalidad de las circunstancias que rodearon a un suceso determinado, ejerciendo sobre él una cierta influencia. De entre todas estas circunstancias, habrá algunas cuya incidencia será más directa, y otras aportarán apenas matices. Pero de la inmersión en este tipo de acercamiento surge la posibilidad de aprehender lo que ha sucedido en su propio ritmo, y no ya como un objeto diseccionado, cuyos misterios se pretenden analizar con la frialdad del laboratorio de la cosmovisión actual.

Hay un punto de contacto entre esto y las bases que se han establecido en el ámbito de la antropología en cuanto al acercamiento adecuado del observador. Porque lo cierto es que todo en la vida sucede en un marco determinado. Incluso hoy es evidente que, ciertas conductas que tienen lugar en el contexto de la sociedad occidental, como un partido de fútbol o un desfile de modas, serían vistas con suma extrañeza por parte de ciertas culturas que conservan sus rasgos autóctonos; y que algunas actividades que se desarrollan en el marco de esas culturas podrían parecer insólitas (o hasta motivo de escándalo) para la mirada de una persona criada y educada según los principios que operan en el mundo occidental del siglo XXI.

Así, podemos ver que, si en un mismo espacio temporal resulta imprescindible tener en cuenta el contexto a la hora de abordar sucesos o fenómenos ajenos, cuán importante será tener la precaución de hacer lo propio para evaluar una guerra, un amor o una obra de arte que ha sucedido hace ya veinte, cincuenta, cien, quinientos o seis mil años.

Libro antiguo, documento histórico.
El contexto histórico son las circunstancias que rodearon a un suceso determinado.

El origen de los términos.

Tomaremos el camino del estudio etimológico de la expresión, comenzando por la palabra contexto. El término es rastreable hasta el latín, y surge de la raíz con, que hace referencia a algo realizado de un modo completo, y de textus, que se emplea para aludir a algo que se hallaba enlazado, o entretejido. Se desprende de ello que el contexto sería lo completo (lo total) de las circunstancias que están entretejidas (rodean) a un suceso o evento determinado.

Ahora bien, en cuanto a la palabra historia, se remonta al término griego historein, que hace referencia al hecho o la acción de inquirir o preguntar. El primer registro de su empleo proviene de Heródoto, considerado el padre de la historia, en Halicarnaso. En el siglo V a.C., Heródoto hizo un viaje por el Mediterráneo y por Grecia, preguntando a los lugareños acerca de sus costumbres y tradiciones y también sobre las Guerras médicas. Es decir, condujo una investigación histórica. Y justamente el título que eligió para esa obra fue Historias.

Tomando y reuniendo estos dos aspectos, podemos afirmar que lo esencial de tomar en cuenta el contexto histórico pasa por analizar la información que hay disponible, en cuanto a los aspectos culturales, sociales y materiales, a la hora de abordar un determinado suceso o fenómeno. Solo de este modo nos estaremos acercando a lo que en verdad sucedió, porque habremos dejado de lado algunos de los prejuicios y errores a la hora de interpretar los hechos que tuvieron lugar en el pasado.

La consideración del contexto histórico ya es un elemento requerido metodológicamente, a la hora de abordar un trabajo de investigación en el ámbito de las ciencias sociales y humanísticas. Se da, por lógica, en las primeras etapas del trabajo.

Vestigios de construcciones históricas.
Algunas obras cobran mayor relevancia y admiración cuando se tienen en cuenta el contexto histórico en el que fueron construidas.

Los cinco elementos básicos.

De lo que hemos visto se desprende que hay muchas formas de realizar el análisis de un contexto histórico, con diversos elementos a tener en cuenta. Pero hay consenso, en el ámbito académico, en cuanto a cinco elementos que resultan imprescindibles:

  • Seleccionar un acontecimiento o fenómeno puntual.  Es el primer paso natural en todo acercamiento al estudio de la historia. Tan simple como captar aquello que llama nuestra atención, que despierta nuestro interés. Alguien que iba a dedicarse a estudiar la Guerra Civil Española, tuvo que detenerse y fijar ese acontecimiento como el objeto de su interés. Este punto se encuentra en el plano de la idea de la investigación, aunque trae aparejado una cuestión relativa a la delimitación.
  • Establecer un espacio y un tiempo concretos a ser analizados.  A partir de la fijación del suceso a ser considerado, surge un trabajo de considerar dos ámbitos: lo geográfico y lo temporal. ¿En qué territorio sucedió el hecho a ser estudiado? ¿Desde qué año a qué año ocurrió? Si bien puede parecer simple, muchas veces no lo es tanto, y una delimitación inadecuada trae considerables dificultades y posibles distorsiones a la hora de realizar el estudio de fondo.
  • Llevar a cabo un estudio exhaustivo del material en torno al evento seleccionado.  Este es el momento en el que el investigador se sumerge en el estudio de las fuentes, ya sean textos, relatos, testimonios, entrevistas. Es el momento en el que Heródoto condujo sus indagaciones acerca de las costumbres de la gente y su saber acerca de las Guerras Médicas. Es el momento del trabajo de campo más grueso, profundo, intenso.  
  • Explicitar las fuentes a las que se recurrió.  Es importante, desde el punto de vista del rigor científico, que el historiador proporcione la información precisa acerca de las fuentes que empleó para su investigación. De este modo, los lectores pueden, en primer lugar, cotejar; y, en segundo lugar, acudir a ellas para profundizar o ampliar algún punto que, a su entender, haya cobrado especial interés. Estas fuentes, además de obras previas o testimonios orales, pueden provenir de sitios muy variados y comprender documentos audiovisuales, transcripciones de un discurso, una ley en el Boletín Oficial, etc.
  • Realizar una síntesis estructural a partir de ello.  Este punto es la consecuencia natural de haber seguido, paso a paso, los cuatro anteriores. Si se condujo la investigación atendiendo al rigor necesario, la estructura estará correctamente establecida, y será cuestión, solamente, de explicitar, para que los lectores puedan acompañar dicho proceso con mayor claridad.
Fuentes de información histórica.
Las fuentes utilizadas para analizar el contexto histórico son variadas.

La importancia de las fuentes.

Hemos visto, en el cuarto punto del apartado anterior, que es necesario explicitar las fuentes a las que se recurrió, a la hora de desarrollar la investigación. Esto es importante en todo ámbito, pero mucho más en la historia, dado que los sucesos han tenido lugar en el pasado, han concluido, y, de este modo, ya no están acáa nuestra disposición para ser verificados.

Si alguien nos dice que una persona ha hablado mal de nosotros, basta con ir a preguntarle. Tenemos al alcance de la mano la solución del misterio. Pero si alguien nos dice que Manuel Belgrano era parte de un grupo específico, o que Stalin hizo tal cosa, o que la verdadera causa de la Revolución francesa fue tal, ¿a quién habríamos de preguntarle?

En este sentido, la acción de situar un suceso en un contexto histórico preciso ayuda a que haya menos espacio para las distorsiones. Es mucho más difícil torcer la historia cuando los elementos que subyacen a un cierto fenómeno son claros y están a la vista, porque en ese caso se detecta la falta de coherencia. Todo es fluido y está interconectado. El análisis de un contexto histórico pasaría, entonces, por observar el océano que rodea a la isla. Y su continuo movimiento. 

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Lehrer, L. (14 de marzo de 2022). Definición de contexto histórico. Sus elementos y la importancia de las fuentes. Definicion.com. https://definicion.com/contexto-historico/