Definición de biodiversidad

Biodiversidad es el nombre utilizado para identificar la variedad de seres vivientes, especies y organismos que hay en el planeta Tierra, y las relaciones que existen entre estos.

Es la base del balance entre cada ecosistema existente desde hace miles de años hasta la actualidad. Su funcionamiento y su conservación son esenciales para proteger la vida.

La palabra se compone de dos términos: el prefijo bio-, originaria del griego y que significa vida, y el vocablo latino diversĭtas, es decir, la abundancia o cantidad de opciones que hay respecto de algo.

Sin embargo, la primera vez que fue usada en este sentido fue hacia fines de la década del 80, en una conferencia sobre la temática.

También se conoce este término como diversidad biológica.

Características e importancia.

Gracias a la biodiversidad, las especies de todo el planeta, al igual que los seres humanos, existen y sobreviven. Cuando tiene lugar algún tipo de cambio en un ecosistema, esta alteración impacta también sobre estos organismos vivientes y puede modificar su existencia o, incluso, amenazarla.

Además, gracias a la biodiversidad, los seres vivos reciben los alimentos necesarios para sobrevivir. Obtenemos la materia prima necesaria para producir alimento y bienes de consumo, por ejemplo, accedemos al agua (esencial para nuestra supervivencia) y, también, obtenemos elementos como combustibles. Por este motivo, son un elemento clave en el desarrollo social y económico de una comunidad.

Estos, que pueden ser considerados beneficios directos, tienen su contraparte: los beneficios indirectos. Aquí incluimos la purificación del aire, la del agua, la diseminación de semillas que permitirán el crecimiento de vegetación y flora en general, y otros.

Entre otros rasgos, encontramos que en la biodiversidad, como en la naturaleza, hay un valor cultural que debe preservarse.

Aquí podemos tener en consideración las poblaciones en las cuales su identidad y su perspectiva del mundo están fuertemente atravesadas por su vínculo con la naturaleza, la fauna, la flora y el ecosistema que habita.

A la luz de los avances tecnológicos y económicos que las sociedades atraviesan, la urbanización paulatina se transforma en algo casi inevitable. En este sentido, la relación entre el hombre y su entorno natural ha ido modificándose. Es una labor de la población en general, y de los gobiernos locales, poder incentivar la educación ambiental.

Así puede sensibilizarse y concientizar al resto de las personas para comprender la importancia de no perder los espacios y reservas naturales, por ejemplo, de conocer si hay especies en peligro de extinción en la comunidad, o de trabajar para ayudar a las especies amenazadas de la región.

Esto puede lograrse de diversas maneras, por ejemplo a través del turismo ecológico, que contribuye con hacer conocer a quienes visitan una zona las áreas protegidas, o conocer la diversidad de paisajes que hay en un territorio.

Componentes.

Para poder pensar la biodiversidad desde los elementos que la componen, pueden tenerse en cuenta tres grandes grupos:

• la diversidad genética
• la diversidad de especies
• la multiplicidad de ecosistemas

La diversidad genética, en primer lugar, hace referencia a la variada composición de los genes que hay en los individuos de cada especie.

Esto resulta de la evolución, a lo largo de millones de años, de las diferentes especies que en la actualidad encontramos: gracias a esta variación genética, las especies tienen mayores posibilidades de vivir.

Además, esta diversidad es esencial en el proceso de adaptación biológica, es decir, lo que le permite a las especies adaptarse a su contexto ambiental y sobrevivir. Por el contrario, la endogamia, es decir, la reproducción entre organismos vinculados genéticamente, disminuye esta capacidad adaptativa.

Algunos ejemplos de diversidad genética los encontramos, por ejemplo, en la variedad de tipos de maíz, manzanas, cítricos u otros, o en la variedad de animales de todo tipo de una misma especie. Estas diferencias al interior de la especie también se conocen como raza.

En segundo lugar, encontramos la diversidad de especies, es decir, al conjunto de organismos que se relacionan entre sí gracias a características en común.

Cuando consideramos, por ejemplo, un ecosistema, podemos pensarlo como el lugar donde habitan determinadas especies. De este modo, hay ecosistemas o áreas que pueden ser muy ricas en diversidad de especies, ya sean especies animales o vegetales, pero también bacterias u hongos.

Estas, además, pueden clasificarse en dos grupos:

• Especies nativas: también denominadas autóctonas, son aquellas originarias de esa área o geografía determinada. No se considera específicamente en estos casos la territorialidad en función de un país o un Estado, ya que usualmente hay especies propias de la vida silvestre diseminadas a lo largo de varios países.
• Especies exóticas: son aquellas introducidas por el hombre, para que crezcan y se reproduzcan en ese nuevo hábitat. Es importante tener en cuenta que estas migraciones pueden tener impacto ambiental, tanto sobre el organismo en sí como sobre el suelo o el ambiente nuevo.

Finalmente, el tercer componente es la diversidad de ecosistemas, es decir, un sistema ecológico que se compone del ambiente en sí y de todos los organismos, vivos y no vivos, y microorganismos.

Los ecosistemas también están definidos en función de la forma de alimentación de esa interrelación entre organismos, es decir, de la cadena alimentaria. En ellas, los nutrientes se van transfiriendo de unos a otros mediante la alimentación: hay organismos ubicados en la base de esta cadena, que es el alimento de los organismos ubicados por encima de ellos.

Amenazas.

Existe una serie de fenómenos que modifica, altera y puede resultar perjudicial para la diversidad biológica.

Entre ellos, encontramos la deforestación y la degradación de un hábitat. La pérdida de extensos territorios forestales afecta directamente sobre la vida de los organismos de los ecosistemas y a ellos, también. Se estima que más de un 20 % de las especies vegetales del planeta se encuentra, en la actualidad, en peligro.

Las causas de la desforestación pueden ser tanto naturales (plagas o enfermedades en la flora) como por intervención humana. Esta última impacta directamente sobre la degradación de este espacio, y provoca también la desaparición de especies animales que deben huir de esos territorios.

Por otra parte, la caza furtiva y la pesca excesiva son otras dos actividades que impactan directamente sobre la biodiversidad y, en principio, sobre la fauna local.

En ambas situaciones, la cacería de animales provoca que lentamente la población de esa especie desaparezca, sobre todo cuando estas son especies en extinción, o animales con bajas tasas de reproducción.

Con el paso del tiempo, esta disminución en la población altera la cadena alimentaria. No solo no disminuyen los depredadores, es decir, los animales cazados o pescados, sino que tampoco pueden ser el alimento para los organismos ubicados por encima de ellos en esta cadena.

Para prevenir este paulatino decrecimiento de las poblaciones animales, hay diferentes espacios de cuidado y protección:

• un refugio de vida silvestre
• un santuario de animales
• parques y reservas nacionales
• otras áreas protegidas

Allí, la caza y/o pesca están prohibidas, ya que son considerados espacios donde estas especies no sirven para el consumo humano, sino que pueden habitar libremente en sus ecosistemas.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (26 de septiembre de 2023). Definición de biodiversidad. Rasgos, valor y elementos. Definicion.com. https://definicion.com/biodiversidad/