La bacteria es un organismo vivo muy pequeñito formado por una sola célula que no tiene núcleo. A este tipo de células, cuya información genética está esparcida en el citoplasma, se las llama procariotas. Los organismos procariotas son los seres vivos más antiguos y numerosos que existen en nuestro planeta. Se estima que han vivido en la Tierra por más de 3.800 millones de años, logrando adaptarse a toda clase de hábitats y constituyen una pieza clave para que la vida sea posible.
Si bien solemos asociarlas con enfermedades, la gran mayoría de las bacterias son favorables y capaces de convivir con el hombre y otras criaturas vivas en perfecta simbiosis (relación de beneficio mutuo). Tal es el caso de aquellas que conforman la flora intestinal o microbiota, las que habitan el tracto vaginal o las que se encuentran en alimentos y bebidas fermentadas, que resultan tan positivas para la correcta digestión de los alimentos y la asimilación de los nutrientes.
Dentro de nuestro cuerpo, especialmente en el sistema digestivo, habitan casi cuarenta billones de bacterias, de múltiples cepas o especies bacterianas.
En la cadena trófica o alimentaria, las bacterias, así como los hongos, forman parte de los descomponedores o saprófagos, encargados de degradar la materia orgánica hasta convertirla en inorgánica. Tienen una importante función de reciclaje, y por eso son esenciales para mantener el equilibrio ecológico y hacer posible la vida en la Tierra. Es que sin los hongos y las bacterias, la materia orgánica se amontonaría hasta el infinito, lo cual interrumpiría el funcionamiento cíclico y continuo de los ecosistemas.
Es cierto que también las hay patógenas, las cuales sí pueden causar enfermedades graves. En este último caso se da una relación de parasitación, en la que la bacteria logra subsistir y fortalecerse a ella misma a costa del organismo en el que se aloja, quien resulta debilitado. Esto suele ocurrir cuando las bacterias no se encuentran en el sitio que les corresponde o cuando se vuelven extremadamente numerosas.
Sin embargo, en muchas ocasiones las bacterias son imprescindibles para mantener el equilibrio del sistema y para impedir que otros organismos perjudiciales nos afecten.
Esto puede comprobarse cuando tomamos antibióticos. La función de dicho remedio es matar a las bacterias que nos producen una infección, pero podría pasar que también arremetieran contra algunas que son beneficiosas. Por eso, tras la toma de antibióticos, no sería raro que sufriéramos una alteración en nuestra microbiota, perturbando la simbiosis y el delicado equilibrio de los microorganismos que habitan en el tracto intestinal. De este modo se podría generar otra infección, generalmente ocasionada por una levadura, cuyas células son inmunes a los antibióticos. Así, podrían aprovechar la oportunidad de que los antibióticos han arrasado con las bacterias (patógenas y beneficiosas) y ocupar su espacio, causando efectos adversos en nuestro organismo.
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Morfología de las bacterias.
Etimológicamente, el vocablo bacteria procede del griego baktería, que significa«báculo» o «bastón». Justamente, muchos de estos microorganismos presentan forma alargada, como de pequeñas varas o bastoncillos de extremos redondeados. Por eso, a este tipo de bacterias se las llama bacilos.
Algunas enfermedades causadas por bacilos son la difteria y la tuberculosis. También es común la diarrea o la infección de las vías urinarias ocasionadas por algunas cepas de la conocida bacteria Escherichia coli.
Además de los bacilos, existen múltiples formatos de bacterias. Entre las más frecuentes podemos mencionar los cocos, con aspecto de esfera, y los espirilos, de apariencia helicoidal. Las bacterias coco pueden agruparse y formar cadenas, denominadas estreptococos. Por ejemplo, el Streptococcus pneumoniae es la causante de la neumonía bacteriana, y el Streptococcus lactis se utiliza para producir queso.
También se reconocen variantes de las anteriores como, por ejemplo, los cocobacilos, que son más ovalados; o los vibriones, cortitos y curvados, como una coma. Estas últimas no son tan usuales, pero seguramente hemos escuchado hablar del cólera, enfermedad causada por una bacteria de este tipo, llamada Vibrio cholerae.
Por otro lado, más allá de su morfología, las bacterias pueden ser divididas en dos grupos teniendo en cuenta la pared celular. Si esta última es gruesa, hablaremos de bacterias grampositivas. En cambio, si la pared de la célula es fina, estaremos ante bacterias gramnegativas. A su vez, las gramnegativas cuentan con una doble membrana celular (entre las que se encuentra su delgada pared) y las grampositivas con una sola.
El nombre se debe al color que presentan mientras se las estudia. Tinción de Gram se define a una técnica utilizada en bacteriología para observar a estos microorganismos. Si al teñirlas de azul o violeta mantienen el tono morado oscuro, son grampositivas, y si presentan un aspecto rosado más tenue, se trata de gramnegativas.
El estudio de las bacterias.
El microscopio ha constituido un instrumento esencial para el descubrimiento, análisis y clasificación de la gran multiplicidad de microorganismos como las bacterias, y para el desarrollo de la microbiología como disciplina de estudio.
Durante mucho tiempo, dentro de los reinos biológicos solamente se consideraba a la zoología y la botánica. Pero, a finales del siglo XIX, el naturalista y evolucionista alemán Ernst Haeckel propuso la incorporación del reino de los Protistas, formado por microorganismos. Fue él quien descubrió la ausencia de núcleo celular en ciertos microorganismos, y a este grupo lo llamó Monera.
A mediados del siglo XX, el biólogo norteamericano Herbert Copeland reconoció a las bacterias como integrantes del reino Monera, y no del Protista (más tarde renombrado Protoctista). A estos reinos se sumó posteriormente el de los hongos. Así, contamos cinco reinos en la clasificación biológica de seres vivos: Monera (bacterias), Protoctista (protistas y algas), Fungi (hongos), Animalia (animales) y Plantae (plantas).
Virus y bacterias.
Es muy común asociar a las bacterias con los virus, y hasta confundirlos, puesto que ambos son microorganismos que pueden generar afecciones en nuestro organismo. Pero lo cierto es que se trata de dos elementos muy diferentes.
Estructuralmente, el virus es más chiquito y elemental que la bacteria. Mientras que, como vimos, estas últimas son unicelulares, el virus es acelular, por lo que sí o sí necesita de otras células para replicarse. Entonces, a diferencia de la bacteria, que es autónoma, el virus siempre depende de otro organismo en el que alojarse y reproducirse. De este modo parasitario, el virus puede afectar a cualquier ser vivo, tanto seres humanos como animales y plantas.
Hemos mencionado que los antibióticos matan a las bacterias, pero no sucede lo mismo con el virus. Por lo que las infecciones causadas por virus requieren otro tipo de tratamiento médico.
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Lehrer, L. (26 de febrero de 2022). Definición de bacteria. Su clasificación, estudio, beneficios y riesgos, y diferencia con virus. Definicion.com. https://definicion.com/bacteria/
