Puede describirse a la voluntad como aquella capacidad que tiene una persona de tomar decisiones y ordenar la propia conducta hacia ellas, disponiendo de sí con autonomía.
Esta propiedad está presente en cualquier ser humano y se expresa al momento de realizar una acción trabajando con la intención de alcanzar algún resultado específico.
Al desempeñar una serie de tareas con el propósito de lograr un objetivo claro, interviene la voluntad mediante representaciones en la mente de cada persona sobre alguna idea particular. Estas representaciones pueden ir desde un pensamiento abstracto, pasando por un elemento concreto hasta una situación que se presenta como ideal o deseable. Estos pensamientos cobran valor y es entonces cuando pasan a componer la imagen final a la que apuntar. Esta finalidad, una vez aclarada, requerirá esfuerzo, constancia y dedicación. En todo este camino se pone en juego la voluntad.
Todo individuo cuenta con la capacidad de desarrollar un sentido de voluntad y dirigirlo hacia una o más metas. Ya sea que se ponga mayor entrega a una tarea o que se logre con menor trabajo y afán, la voluntad guía el comportamiento de todos a la hora de alcanzar un propósito.
El término voluntad proviene, originariamente, del latín voluntas o voluntātis, vocablo conformado por el verbo vollo/velle -querer o desear-, y el sufijo -tas/tatis. Al hablar de voluntad nos referimos a la facultad del ser humano de gobernar sus acciones, controlar y tener poder sobre sus actos.
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La voluntad en sus dos sentidos.
Al momento de elegir, la gente orienta su comportamiento hacia aquello que aparece como la mejor de las opciones, el camino a seguir que resulte más conveniente y beneficioso. Este poder de decidir y dirigir las acciones hacia una dirección puntual se ve en elecciones que van desde las más cotidianas hasta las más importantes y determinantes. Aquí, la voluntad opera en dos sentidos:
- La voluntad en sentido espontáneo: La voluntad en este sentido aparece en decisiones que se toman en el momento, cuyas acciones se llevan a cabo dentro de ese mismo período de tiempo. Su carácter es más momentáneo. Se expresa al sentirnos motivados a actuar de una u otra forma, sin que requiera demasiado tiempo de premeditación.
- La voluntad en sentido consciente: Cabe aclarar que la voluntad espontánea se da también de manera consciente. La diferencia con esta interpretación es que surge desde el esfuerzo que requieren determinadas actividades -por lo tanto, la búsqueda de lograr el cometido para, así, dar por terminado el trabajo forzoso- y/o la obligación que implican ciertas tareas. Las personas, en cierto modo, se autoimponen el tener que, y esto empuja a trabajar hacia ese objetivo con el que se busca cumplir, a pesar de las dificultades que pueda presentar.
Buena o mala voluntad.
Nos referimos a la buena voluntad o a la mala voluntad de alguien para expresar bajo qué intenciones dirige sus actos.
Cuando un sujeto guía sus actos teniendo en cuenta el bienestar no sólo del resto, sino también de sí mismo -y sin perjudicar a otros en el camino-, se habla de buena voluntad.
En cambio, hacer algo con mala voluntad puede implicar dos enfoques, los cuales pueden ir de la mano. Por un lado, actuar con mala voluntad refiere a comportarse de modo que nuestras acciones repercutan de forma perjudicial en una o más personas, o tengan consecuencias negativas para los demás, para un trabajo o un proyecto. Por otro lado, la mala voluntad implica cierto desgano en las acciones llevadas a cabo.
El objetivo puede no tener importancia para quien debe alcanzarlo y la presión de la obligación puede resultar en una persona mal predispuesta a esforzarse por lograr un determinado fin.
Voluntad en filosofía.
Dentro de la filosofía contemporánea, la voluntad aparece como un apetito intelectual, es decir, la determinación de una persona a adquirir conocimientos de lo más variados y complejos con el fin de ser considerado un dotado de inteligencia.
Si bien pueden encontrarse algunas diferencias en las concepciones de voluntad que pudieran tener los pensadores de la filosofía, en un sentido amplio la función que cumple la voluntad forma parte de la capacidad de cada ser humano para responder de la mejor manera a los estímulos externos o internos. Aun cuando opera a partir de hábitos cotidianos, instintos o pequeños actos, implica un gran nivel de deliberación y determinación.
Platón consideraba que las elecciones concretas de los seres humanos son responsabilidad de cada uno, esto es, dependen de la propia voluntad. Desde otra perspectiva, Aristóteles discrimina entre actos involuntarios y voluntarios. Un acto involuntario es aquel realizado por ignorancia, sin una decisión tomada, sino bajo efectos de una fuerza externa que nos mueve aún sin quererlo. En contraposición, un acto voluntario es aquel que se hace a conciencia, con determinación, conociendo sus consecuencias e implicancias.
En la antigüedad, en Oriente,existía la creencia de que la voluntad era el rasgo del hombre que, si se practicaba con constancia, lo acercaba más a Dios. Aquel que practicaba y desarrollaba su voluntad iba camino a convertirse en un ser digno, alcanzando un estado de iluminación espiritual.
Voluntad general.
Siguiendo con el significado de voluntad en el campo de la filosofía, pero más cerca del terreno del pensamiento social, Jean-Jacques Rousseau aplica el concepto de voluntad general en su desarrollo de El Contrato Social. Aquí se refiere a la voluntad del pueblo como ente soberano, constituyendo el fundamento de la legitimidad de las leyes.
Previamente, en cualquier sistema político, el accionar era guiado por la idea del bien común interpretada libremente por quien ocupara el rol de gobernante. Así, decidía sobre la vida del pueblo según su propia voluntad.
Voluntad de poder.
Este concepto filosófico fue acuñado por Friedrich Nietzsche. Se trata del motor principal que mueve a los hombres. Se manifiesta en la ambición por alcanzar sus objetivos, el afán por ver realizados sus deseos, la demostración de su fuerza y sus capacidades en la búsqueda de reclamar el lugar en el mundo que cree que le corresponde.
Voluntad divina.
Desde un punto de vista religioso, la voluntad es el poder que se le atribuye a alguna divinidad, la cual determina los acontecimientos naturales que exceden al control humano. Suele decirse que, cuando algo acontece de tal o cual manera sin poder los mortales hacer nada al respecto, actúa la voluntad divina.
Cuando se alude a voluntad dentro de la religión, también se hace referencia a un mandato de fe. La voluntad de los hombres al decidir qué camino de vida seguir se da en íntima relación con sus creencias y lo que imaginan que se espera de ellos.
Voluntad anticipada.
Podemos definir la voluntad anticipada como los deseos que expresa una persona que se encuentra en pleno uso de sus facultades mentales, respecto del cuidado de su cuerpo y su realidad.
Se refiere, puntualmente, al trato y a las condiciones de vida que los hombres eligen pensando en un futuro posible, previendo que puedan llegar a enfrentarse con alguna dificultad y estén incapacitados para comunicar sus elecciones y preferencias. La voluntad anticipada es la expresión libre de los deseos de vida de individuos en su sano juicio y contando con pleno uso de sus condiciones psíquicas.
Última voluntad.
«Última voluntad» es una expresión utilizada comúnmente para referirse a los últimos deseos de alguien que se encuentra cercana a fallecer. Puede hacer referencia, también, a los anhelos manifiestos de un sujeto que son recuperados por su círculo íntimo. Esta voluntad está expresada, por lo general, en el testamento. Se trata de respetar lo que cada uno decide que debe hacerse con sus bienes y su dinero. Incluso puede comunicarse la voluntad de que se traten sus restos de una forma determinada.
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Krause, G. (30 de junio de 2022). Definición de voluntad. Buena, mala, otros conceptos. Definicion.com. https://definicion.com/voluntad/