Proactividad es una palabra utilizada en el ámbito correspondiente al comportamiento y la psicología de las organizaciones e industrias.

Sirve para referirse a determinados comportamientos de los individuos que demuestran capacidad de anticiparse, orientación al cambio y otras cualidades que, por lo general, las empresas buscan en sus trabajadores y/o aspirantes.

Comportarse de forma proactiva es accionar antes de un evento futuro. Esto implica que, en vez de limitarse a reaccionar ante los sucesos, una persona proactiva intenta adelantarse y prevenirlos, o actuar en consecuencia antes de que el hecho esté consumado.

Gracias a esto, alguien proactivo puede mantenerse en control de aquello que se le va presentando y no vivir acomodándose a situaciones que lo exceden.

Etimológicamente, el concepto de proactividad se compone del prefijo griego pro-, cuyo significado es antes; y el adjetivo proveniente del latín activus, que alude a la capacidad de hacer. Esto resulta en lo mismo que veníamos explicando, que es la referencia a hacer algo antes, es decir, adelantarse a algo.

Proactividad, adelantarse.
Las personas proactivas nunca están quietas y trabajan en función de adelantarse a lo que pudiera venir.

La proactividad como valor de trabajo.

La proactividad como valor de trabajo es fundamental. En ámbitos laborales se buscan diversas cualidades que pueden variar según la organización y las políticas de la misma, pero entre las que se encuentran algunas que se repiten, como la responsabilidad o la puntualidad.

Entre estos rasgos se puede ubicar a la proactividad, aunque quizá haya ciertas industrias que no la prioricen, por no ser necesaria en determinadas tareas más llanas o de menor toma de decisiones.

Lo cierto es que, en el mercado laboral de la actualidad, en las empresas y organizaciones se valora especialmente la proactividad. Algunos de los rasgos más valorados que se desprenden de la proactividad en empleados o aspirantes son:

  • Iniciativa: ser proactivo implica tener la iniciativa necesaria para proponer mejoras o para reconocer la posibilidad de volver más eficaz una tarea, entre otras opciones.
  • Capacidad de respuesta: la gente proactiva es capaz de responder con rapidez en situaciones de crisis o frente a sucesos que requieran de una resolución. Esto es así porque, por lo general, logra anticiparse a los hechos.
  • Perfil analítico: es necesario tener determinada capacidad de análisis para poder llevar a cabo lo detallado anteriormente. Es que, para poder adelantarse a las cosas que pudieran suceder en una organización, será esencial no solamente conocerla, sino saber de qué parámetros valerse para pensar o predecir hacia dónde puede ir el panorama.
  • Independencia: las empresas buscan personas proactivas, resolutivas y con capacidad de toma de decisiones porque son más independientes, no requieren aprobación ante cada decisión o paso que den en sus procesos del día a día. Esto genera empleados con más campo de acción y decisión y valora a los empleados, comprendiendo que, como son los que trabajan a diario, son también los que más entienden los funcionamientos e implicancias de lo que hacen.
  • Responsabilidad: un empleado proactivo se comporta con responsabilidad. Esta forma de conducta implica que, frente a un problema, no se limitará a esperar que otro lo resuelva porque el inconveniente no es suyo, sino que buscará soluciones, comprendiendo que las dificultades atañen al equipo e impactan en diversas áreas de la organización y, por ende, también le corresponden.
  • Creatividad y flexibilidad: ambas cualidades son claves para desarrollar la proactividad. Resolver, imaginar conflictos que pudieran surgir, requerirá de creatividad, tanto para el análisis como para la puesta en acción de resoluciones que surjan de un posible inconveniente. Pero además la flexibilidad nos permitirá no quedarnos quietos frente a los problemas, sino adaptarnos para resolver y seguir adelante con lo que se espera de nuestro rol.

También es importante destacar que la proactividad suele estar acompañada de otros de estos valores que se buscan en los empleados, algunos de ellos incluso contradictorios entre sí.

Capacidad de toma de decisiones, proactividad.
La capacidad de tomar decisiones es fundamental para ser proactivo, porque permite accionar sin esperar a otros.

Esto es posible ya que, a la hora de buscar nuevas incorporaciones, las compañías buscan determinada versatilidad. Y mientras se busca que un empleado sea proactivo en un área, también puede esperarse que simplemente tenga la capacidad de adaptarse frente a otras situaciones.

Claves para mejorar la proactividad.

Existen claves para mejorar la proactividad, la cual puede ser un rasgo inherente a determinados sujetos. Pero si no se lo trabaja, no funcionará y, si no es algo que nos haya venido dado en nuestra personalidad, podemos trabajar en función de conseguirlo.

Proactividad, entrenamiento.
Como otros rasgos de la personalidad, uno puede entrenarse como trabajador para desarrollar su proactividad.

Algunas claves para mejorar este rasgo son:

  • Ser organizado: organizar el tiempo y las ideas será una de las claves esenciales para ser proactivo y sostener la proactividad, tanto en entornos laborales como en escenarios de la vida cotidiana. Para organizar el tiempo, la proactividad también es clave, puesto que permite adelantarse y proponer mejoras de sistematización que resulten en un calendario más flexible. Gracias a esto, luego, se contará con el tiempo de resolver conflictos que pudieran surgir, o de adelantarse a los mismos proponiendo nuevas mejoras en las tareas de la organización. Dentro de la organización del tiempo será importante la inclusión de lapsos muertos o de descanso ya que gracias a evitar «quemarse», lo que se dice un «burn out», podremos desempeñarnos mejor en las tareas cotidianas y no colapsar frente a un eventual problema.
  • Comunicarse: poseer ideas es bueno pero, si no se comunican a los sectores correspondientes para que puedan ser llevadas a cabo, es posible que esas ideas se queden en la nada, o sean tomadas y puestas en acción por otros. Comunicarse con los sectores de la firma puede servir, por un lado, para motorizar acciones, y, por otro, para hacerse ver. Así, cuando los procesos mejoran, se sabrá quiénes son los que están pensando en esas mejoras, y probablemente resultará en una consecuente escala dentro de la jerarquía organizacional, aunque no sea a corto plazo, necesariamente.
  • Fijar objetivos: tener objetivos en el horizonte permite organizarse, fijar plazos y trabajar para conseguirlos. Estos objetivos son la clave de la proactividad, porque suponen que uno trabajará siempre adelantándose a los hechos y nunca esperando que estos ocurran solos, como por arte de magia.
  • Celebrar el éxito: esto, que parece un agregado un poco alejado de los anteriores, es esencial para garantizar que el éxito continúe. Poder validar los esfuerzos y los resultados que uno mismo provee es suficiente para servir como motor de nuevos esfuerzos, nuevos resultados y nuevas celebraciones. La proactividad requiere tener confianza en uno mismo, ya que la toma de decisiones funcionará mejor si se cree que se cuenta con lo necesario para hacerlo.

Citar este artículo

Krause, G. (28 de marzo de 2023). Definición de proactividad. Perfil de empleado y claves. Definicion.com. https://definicion.com/proactividad/