Definición de país

La palabra país, del latín medieval pagensis (quien habita un pago), alude a un territorio geográfico constituido como una entidad política. Es, además, el nombre con el que se denomina al conjunto de ciudadanos que lo habitan, por ejemplo: «El país entero se entristeció con la noticia«.

Este concepto es muchas veces usado alternadamente junto con otros, como “nación” o “Estado”, incluso. Si bien existen diferencias entre uno y otro término, tienen en común que nombran al espacio geográfico cuyo límite son sus fronteras.

Otra acepción, no relacionada con las unidades político-administrativas, se vincula con los abanicos. Estos instrumentos, conformados por una serie de varillas que se articulan respecto de un eje desde el cual se abren o se cierran, tienen una tela: en la parte más cercana al centro, la tela suele ser de un color o incluso queda ese espacio vacío. La tela de la parte superior, la que se extiende y con la cual una persona se hace viento en el rostro para combatir el calor, es la que se denomina país.

Características.

Algunas de las principales características de un país son, en primer lugar, que suponen un territorio delimitado por fronteras. Esto permite que cuenten con una administración propia en su interior, que se recauden impuestos (tanto de parte de ciudadanos como de empresas y organizaciones) y que cuente con sus propias leyes.

Tales leyes son tanto nacionales (como, por ejemplo, una Constitución Nacional) como en función de lo que cada entidad política (estados, provincias) determine, siempre con la ley nacional por encima de ella en jerarquía.

En segundo lugar, otro aspecto que conforma a un país es que sus habitantes constituyen una entidad no solo político-geográfica, sino que también comparten una identidad, una tradición, valores y costumbres. Esto no significa que exista una única identidad común a todos sus habitantes, dado que las conformaciones de los países o las naciones son un aspecto de las sociedades modernas.

Un país, una lengua.

Es importante destacar, a propósito de cómo se conforman los países, la importancia que la lengua o el idioma tiene en ellas. Una idea instalada en el común de la sociedad es que todas las naciones poseen una lengua: esta lengua de la que se habla recibe el nombre de “lengua oficial”. Es el idioma en el que están redactadas las leyes, los documentos administrativos, las publicidades, los contenidos de consumo general (cine, literatura, arte), en síntesis, toda la comunidad debe manejar este lenguaje.

Sin embargo, la determinación de una lengua oficial deja de lado a múltiples comunidades que pueden haber habitado aquel territorio desde miles de años atrás y que no en todos los casos emplean la lengua oficial, ya que no es su lenguaje materna.

Esto ocurre, por ejemplo, en Argentina, patria que cuenta con alrededor de dos siglos de historia constituida como la unidad político-administrativa que conocemos hoy (como muchos otros países del continente, tras independizarse de España). Este no tiene al español como única lengua hablada al interior del territorio. Existen, en realidad, alrededor de 14 lenguas dentro de su superficie, muchas propias de comunidades preexistentes a la constitución de la Argentina como país.

De este modo, la mayor parte de los países no son monolingüísticos (mono significa uno) sino, más bien, plurilingüísticos: este fenómeno se observa principalmente en las zonas de fronteras de las naciones. En algunos lugares de Europa, por ejemplo España, existen comunidades constituidas como entes autónomos, aunque supeditados a la voluntad nacional. Este es el caso de las regiones del País Vasco, o Cataluña, o la zona de contacto con Portugal. Las lenguas habladas allí, con una tradición mucho más antigua que el español, son las siguientes:

• catalán
• valenciano
• gallego
• euskera
• aranés (con una reducida comunidad lingüística de 3000 hablantes)

Otros países como Suiza, por ejemplo, cuentan con diversas lenguas consideradas oficiales: allí se habla alemán, francés, italiano e incluso romanche (lengua romance hablada en el cantón más grande del país, los Grisones).

Historia.

Hacia 1945, en el marco de la posguerra, surge una institución denominada Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esta es la encargada de garantizar que se cumplan internacionalmente los derechos de los ciudadanos, que se sostenga la paz internacional y que los países puedan cooperar entre sí en asuntos de lo social y lo humanitario.

Es, también, la institución a través de la cual se reconoce o no la existencia de los países: en la actualidad, cuenta con 193 Estados miembros, y son los encargados de votar en asuntos de valor mundial.

Sin embargo, esta resolución que establece qué países son reconocidos y cuáles no es una respuesta que se otorga en el siglo XX tras una serie de conflictos. Previo a la conformación de la ONU existía la Sociedad de las Naciones: surgida en 1919, es un proyecto aprobado en Versalles también en el período de posguerra, al que diversas naciones adhirieron excepto Estados Unidos.

A través del Tratado de Versalles, el objetivo primordial era evitar que volviera a ocurrir un enfrentamiento de la magnitud de la Primera Guerra Mundial. Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial dos décadas después (y la gravedad de los hechos ocurridos en ella, que sobrepasaron al conflicto iniciado en 1914) la Sociedad deja de funcionar.

Si nos remontamos a unos siglos antes, con el fin del período medieval, alrededor del siglo XV, los hasta ese entonces reinos que entraban en constante pugna en Europa empiezan a asentar su poder, a consolidarse y a delimitar sus fronteras con mayor claridad. España, por ejemplo, se unifica bajo la figura de los Reyes Católicos a quienes la conquista en el territorio americano, el Nuevo Mundo, les permitió constituirse como los regentes del imperio más importante de fines del siglo XV.

Posteriormente, otras naciones como Francia e Inglaterra comienzan a adquirir mayor relevancia en el escenario internacional entre los siglos XVI y XVIII. Grandes guerras se desatan en aquellos años por la conquista de territorios y el control de las colonias que poco a poco empiezan a adquirir en todo el mundo.

Tales conflictos llegan a su punto máximo en 1914 y posteriormente en 1939. Con los tratados de paz, el reconocimiento de naciones soberanas y un organismo como la ONU, el siglo XX culmina con cerca de 200 Estados reconocidos como tales por todos sus miembros.

Existen territorios, sin embargo, que hasta la fecha no son avalados como países (muchas veces por los conflictos que aún se perpetúan en aquellas regiones), o que fueron tardíamente aceptados bajo dicha categoría:

• Kosovo: reconocido a partir de 1999 por menos de 100 Estados de la ONU. En 2008 logró su independencia.
• El Vaticano: no interviene en la ONU como miembro o como nación Estado, ya que funciona únicamente como Estado observador (sin derecho a voto).
• Taiwán: dada la negativa de la República de China a reconocerlo como Estado, y a que la mayoría de los países respaldan a esta última, Taiwán no ha sido reconocida como un país soberano en la actualidad.

Tipos.

Las clasificaciones de las naciones suelen realizarse en función de su nivel de desarrollo. Esta categorización, si bien no es la única, ubica a los países en función de su desarrollo humano (lo que contempla salud, economía, educación, esperanza de vida de los ciudadanos, incluso el monto de dinero destinado a gastos militares, etc). Este modo de diferenciar un país y otro es el Índice de Desarrollo Humano (IDH).

En los primeros puestos se ubican, hasta la fecha, Suiza y Noruega (ambos en Europa), que detentan las primeras posiciones desde hace al menos dos décadas. En los últimos niveles, uno de los países que históricamente ha ocupado ese puesto es Níger, en África occidental. Colonia francesa hasta fines de los «60, es actualmente uno de los países con mayor pobreza en el mundo.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (7 de octubre de 2022). Definición de país. Historia, características y clasificación. Definicion.com. https://definicion.com/pais/