Identidad cultural es el nombre con el que conocemos al conjunto de elementos que funcionan como un elemento de unificación, interacción e identificación al interior de un grupo social. Esto permite que los sujetos sientan pertenencia hacia este grupo, que puedan percibir sus diferencias con otras comunidades y que aún cuando no se encuentren en su lugar de origen, puedan mantener su identidad y encontrarse con otros.

El término proviene de la unión entre:

  • Identidad: proviene del concepto identitas, es decir, la percepción sobre uno mismo o la cualidad de uno.
  • Cultural: relacionado con cultura, se vincula con el término en latín colere, es decir, aquel que señalaba el vínculo con la tierra, su cultivo o la agricultura. Con el paso del tiempo, se emplea para señalar expresiones, creencias y costumbres de un grupo social.

Constituyentes.

Algunos de los elementos que dan forma a una identidad cultural son los siguientes:

  • La lengua: el compartir un idioma con otros nos permite comunicarnos, expresar nuestros deseos, nuestras necesidades, pero también narrar nuestra historia y nuestra herencia cultural, comunicar nuestras costumbres y transmitir nuestras tradiciones. El lenguaje es un elemento esencial de las narrativas de identidad de los sujetos, y el primer elemento de ella que aprendemos en nuestra infancia.
  • Tradiciones: estas implican manifestaciones explícitas de nuestra identidad y las costumbres ancestrales de nuestros antepasados. Aprendemos, además, sobre los íconos culturales que dan forma a nuestra identidad colectiva. Es una de las prácticas sociales que nos permite relacionarnos con las demás personas de la comunidad.
  • Arte: ya sea que incluya la música, la danza, la pintura o la literatura, el arte es una forma de expresar nuestra filosofía cultural, nuestra forma de percibir el mundo y de manifestar los símbolos que son esenciales para esa cultura. Además, nos permite comunicar una identidad regional, nuestros estilos de vida y nuestra diversidad cultural.
Identidad y tradición
Las tradiciones y costumbres ancestrales son una parte esencial de la constitución de la identidad cultural en una comunidad.

También incluimos aquí las creencias religiosas, que constituyen la estructura de valores, de filosofía o de forma de construir la ética y la moral al interior de esa comunidad. La identidad religiosa es, además, un elemento que determina la forma de relación entre los miembros de la comunidad, pero, fundamentalmente, del vínculo que tiene con aquello superior en lo que se crea. Esto puede manifestarse en celebraciones, rituales, leyendas o diferentes cosmovisiones sobre el origen del mundo y el hombre.

También, encontramos aquí expresiones como la vestimenta y la moda: conocer su valor es esencial para dimensionar la historia de una comunidad, su relación con la naturaleza y con la afirmación de la propia identidad en relación con la posición socioeconómica. De este modo, cada uno de los estilos que puede haber dentro de un grupo social son una forma de poder leer también la época en la que ese diseño se usa, y acercarnos un poco más a comprenderla.

Finalmente, encontramos que las prácticas alimentarias y la gastronomía son otros de los grandes elementos constituyentes de la identidad de una cultura. En la comida encontramos no solo elementos específicos que se combinan para entregar platos a los comensales, sino también diferentes rituales en torno a ellos.

Gastronoía cultural
La gastronomía cultural se constituye de especias, historias, narraciones sobre cómo se formó un plato en esa área o región y también es parte de la identidad de las personas.

Podemos conocer así qué tipos de prácticas se permiten en la mesa o no, su historia con la tierra, hasta incluso las crisis económicas que pueden haber llevado a adoptar uno u otro plato y que luego se transmite a las siguientes generaciones.

Formación.

La constitución de la identidad cultural de un grupo no es un proceso uniforme, cerrado ni estático. Por el contrario, es el resultado de miles de años de migraciones, de convivir con otras culturas, de conquistas y de triunfos. Estos van dando paso a una historia en común, a valores, a una lengua y a costumbres que se van transmitiendo.

A propósito de esta transmisión, otro gran formador de identidad cultural es la familia y los espacios de socialización. Son nuestros padres o adultos a cargo quienes, desde nuestra infancia, nos introducen en el universo de los íconos culturales, nuestra historia, nuestra religión o la idiosincrasia.

Además, existen otros espacios como la escuela o instituciones como academias de baile tradicional, que conforman el folklore de nuestra cultural, donde se aprende en mayor profundidad sobre nuestra cultura, nuestra historia, las ceremonias específicas que se celebran y los mitos y leyendas.

Finalmente, estos saberes que vamos incorporando perviven y sobreviven a la memoria de nuestros antepasados gracias al boca en boca, a la literatura, a las artes y a los demás elementos de esta identidad colectiva que se transmiten, se cuentan, se resignifican y que van mutando incluso con el paso del tiempo.

Rituales
La continuidad de ritos y celebraciones culturales o religiosas también son parte de la construcción de la identidad de una comunidad.

Interacciones.

En la actualidad, las diferentes identidades culturales que encontramos no surgen, tampoco, de un proceso único. En una gran mayoría de casos, encontramos que fenómenos como el multiculturalismo o el intercambio cultural dan paso a nuevas formas de estas manifestaciones.

El multiculturalismo es la expresión de diferentes culturas que conviven al interior de un espacio geográfico (usualmente, un país), y que, con mayor o menor armonía, coexisten y pueden manifestar sus propias particularidades étnicas, de valores, lingüísticas y religiosas. Esta forma de diversidad permite que entre los habitantes se nutran de la experiencia ajena, que aprendan sobre otras culturas, que celebren y preserven las suyas y que se propicie un espacio donde la manifestación de las diferencias sea un motivo de comunión y no de rechazo.

Diversidad cultural
La diversidad cultural dentro de una comunidad es esencial para fomentar las diferencias, la inclusión y el conocimiento sobre los demás.

Por otra parte, otra forma en que esta identidad interactúa con otras es a través de uno de los fenómenos más antiguos: la migración. Esta es una característica inherente a casi todas las culturas humanas de la historia, pues los desplazamientos han sido siempre una constante de los grupos humanos, por distintos motivos:

  • guerra
  • búsqueda de alimentos
  • búsqueda de mejor clima y tierra
  • conquistas
  • pestes
  • motivos laborales

Al dirigirse a otra región u otro país, estas comunidades llevan consigo sus propias particularidades culturales, su idioma y sus costumbres. Es inevitable, en este proceso, que haya contacto con la cultura del lugar al que se llega, y que se produzcan diferentes fenómenos como la aculturación (adopción de nuevas costumbres), la simbiosis u otros.

Es importante que, aún frente a la combinación de elementos de distintas culturas, pueda mantenerse la identidad étnica de cada una, que esta sea respetada, y que pueda haber una transmisión cultural libre para sus usuarios.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (30 de diciembre de 2023). Definición de identidad cultural. Historia, fenómenos y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/identidad-cultural/