Historiografía es el nombre con el que se conoce a la disciplina que estudia, analiza e investiga sobre la historia. Es decir, es el área de trabajo que examina cómo se abordan las cuestiones históricas relevantes. Dada la proximidad entre ambas nociones, en ocasiones suelen ser confundidas.

El término proviene del griego ἱστοριογραφία, que se compone de las siguientes partes:

  • Ἱστορία, historia
  • Γραφία, graphia, de γραφειν, grapheĭn: utilizada tanto para indicar «escritura« como para señalar «descripción«.

Orígenes del concepto.

Los estudios vinculados con la historiografía surgieron, como gran parte de los elementos fundamentales de nuestra cultura, en la antigua Grecia. Encontramos que en aquella época, varios autores abordaron este concepto de diferentes maneras. 

La forma de concebir el pasado, lo histórico, tenía una fuerte carga de racionalidad. ¿Qué significa esto? Que intentaron alejarse de posturas que no pudieran sustentarse desde la lógica (como la mitología o la religión). En los años posteriores, en Roma también hubo autores que trabajaron en la historiografía. 

Grecia: Heródoto.

Heródoto
Heródoto es considerado el padre de la historiografía.

Nacido en Halicarnaso (Grecia) en 484 a. C. y fallecido hacia el año 425 a. C., Heródoto fue uno de los más famosos historiadores griegos de fines del siglo V y de la Historia. Su obra se caracterizó por dejar por escrito extensos registros acerca de hechos de la época: los estructuró y se sirvió de múltiples fuentes para su trabajo. 

Sus materiales de consulta no eran solo escritos previos sino que además tomó el registro oral, las historias que oía y que llegaban a él de boca en boca. Esto le valió numerosas críticas dada la poca precisión que esos registros suponían; sin embargo, ratificó su uso mencionando que su labor era dejar testimonio de lo que veía y oía. Intentó, incluso, dar explicaciones en torno a sus observaciones, algo que hasta la fecha no se había realizado.

Su obra recoge los acontecimientos ocurridos en las denominadas Guerras Médicas: este enfrentamiento entre persas y griegos tuvo lugar alrededor del 490 a. C. y se extendió por poco más de 40 años. Heródoto registró esos hechos en un trabajo dividido en nueve libros (cada uno con el nombre de una musa griega). 

Uno de los puntos que diferencia a Heródoto de la tradición anterior (como la narrativa épica en verso) es que la fuente de información es el registro escrito. Asimismo, deja registros de fuentes orales de eventos que le llegaron de boca a boca. Esto le valió más de una crítica, pero el autor defendió su postura alegando que tenía la labor de dejar asentado, para la posteridad, los hechos y los datos a los que accedía. 

El autor era, además, un geógrafo que viajaba para recolectar registros de las costumbres, los modos de vida y la geografía de la zona. De ahí que no solo se lo considere el primer historiógrafo de la historia, sino también un gran geógrafo y antropólogo

Península
Heródoto hizo un trabajo historiográfico con un fuerte análisis de la geografía.

Tucídides.

Por otra parte, Tucídides (460 a. C.-936 a. C.) no solo fue un historiador griego, sino también un militar y político. Su trabajo, a diferencia de Heródoto, contaba con un método aún más riguroso para el registro y el uso de una u otra fuente. 

Lejos de utilizar fuentes orales, de cuya veracidad no tuviese total certeza, su producción se basó en el análisis de eventos y acontecimientos de la época con la mayor objetividad posible. Esto le valió que fuese considerado, posteriormente, como el primer historiador con un método que se aproximaba a lo científico. Además, tomó para su obra aportes de la historia política de su tiempo, lo que le dio un nuevo enfoque a su relato sobre la Guerra del Peloponeso, que plasmó en ocho extensos libros.

Jenofonte.

Finalmente, encontramos a Jenofonte (430 a. C.-355 a. C.), historiador y escritor nacido en Atenas. Su obra más conocida es «Helénicas«, una narración de la historia de Grecia entre los años 410 aproximadamente (la Guerra del Peloponeso) hasta el 360 a. C. (época de la batalla de Mantinea), poco antes de su fallecimiento.

Sin embargo, esta extensa narración tiene la particularidad de no apuntar a una descripción objetiva de lo ocurrido. El autor deja en evidencia, con claridad, su postura proespartana: su texto, además, cuenta con gran dramatismo y entusiasmo los eventos ocurridos durante aquellos años. No temió por darle forma a una escritura vivaz, poco dada a la búsqueda de causas a los acontecimientos. Sin embargo, ahondó en la personalidad y el carácter de los personajes que intervenían en sus narraciones y dedicaba extensas páginas a ello, más que a lo histórico. 

Obras antiguas
Las obras de los grandes historiógrafos cuentan, en la Antigüedad, con múltiples y extensos volúmenes.

Corrientes historiográficas.

Una forma de clasificar los modos en que se abordó la Historia es pensar en diferentes corrientes. Tal y como otros hechos humanos, sociales y culturales, la narración de la Historia no está exenta de la subjetividad de un autor, de sus prejuicios, su manera de concebir el mundo o de sus propias limitaciones. Es importante tener esto en cuenta al momento de abordar un análisis historiográfico ya que, si bien un objetivo es narrar la historia de la historia, el creador siempre surge, consciente o inconscientemente, en tales análisis.

Positivismo.

En Francia surge la corriente positivista. Originada a partir de las investigaciones de Augusto Comte (1798-1897), propone que la Historia puede dividirse en tres etapas. Estas suponen un avance desde la barbarie hasta el desarrollo más avanzado. A su vez, cada una es superior o mejor que las otras, sin que haya vueltas hacia atrás en tal avance. 

Una propuesta interesante del rol del historiógrafo, de acuerdo con Comte, es que debía mantener una postura de completa objetividad y distancia respecto de aquello que analiza. Este rol debía ser acompañado de un análisis meramente descriptivo, sin intervención o interpretación suya. Esto permitiría un estudio serio, con un método gracias al cual pudiese examinar los datos y hechos históricos sin factores externos que intervengan.

Materialismo histórico.

El materialismo histórico, por otra parte, fue una propuesta de Karl Marx, historiador y pensador del siglo XIX. Su forma de concebir los modos de dividir la Historia tienen un estrecho vínculo con las relaciones entre trabajadores y formas de producción. Así, la dividió de la siguiente manera:

  • Comunismo primitivo: la producción en aquel entonces servía para satisfacer las necesidades de una comunidad. En ella, según el autor, no había importancia por la propiedad privada, y la base del intercambio era el trueque.
  • Esclavismo: los trabajadores estaban sometidos a un trabajo por el cual no recibían retribución alguna. La explotación era a muy amplia escala y los esclavistas contaban con grandes grupos de esclavos, es decir, personas que eran de su propiedad.
  • Feudalismo: propio de la Edad Media, la sociedad aquí se dividía en nobleza, clero y campesinos. Este último grupo trabajaba sobre la tierra de la clase más alta y pagaba para asegurar su protección.
  • Capitalismo: este tiene como rasgo central a la propiedad privada y los medios de producción. Quienes poseían ambas podían disponer de trabajadores que produjeran y crearan plusvalía, es decir, generara ganancias para aumentar sus riquezas.

Otra de sus propuestas es que la Historia no se estudia en sí misma como un ente separado de otros fenómenos. De ahí que para él era relevante tanto lo cultural como lo político y tanto lo histórico y económico como lo social. 

Karl Marx
Marx divide la historia a partir de los modos de producción.

Historicismo.

El historicismo, por su parte, sostiene que los hechos humanos tienen un carácter inevitablemente histórico y que, por tal motivo, es imposible aprehenderlos sino en ese momento y espacio. Algunos autores (Gottfried von Herder o Hegel) abordaron esta temática ya desde mediados del siglo XVIII, pero no es sino hasta casi 100 años después que, contra el positivismo, trataron de proponer alternativas al modo científico de mirar la Historia para devolverle su eje histórico.

Otras corrientes historiográficas son la Escuela de los Annales y la de la Historia Cultural. La primera, que data de fines de la década del '20 (siglo XX), es uno de los movimientos historiográficos más importantes en toda la disciplina. Supone no solo un análisis de lo histórico, sino que contempla la sociología, la economía, o la geografía. Incluso dialoga con propuestas de la antropología y aborda también la psicología, lo que nutre mucho más el análisis de los acontecimientos. 

La segunda, en tanto, data de la década del '70 del mismo siglo. Sugiere un enfoque que incluye aspectos centrales de la cultura para una comprensión histórica más amplia y profunda. De ahí que se interese por la historia de la literatura, por lo que acontece en uno u otro momento respecto de cómo se vestía una sociedad o cómo una comunidad se entretenía. Algunos exponentes son Clifford Geertz (antropólogo estadounidense) y Carlo Ginzburg (historiador italiano).

Citar este artículo

Fernández, A. M. (30 de agosto de 2022). Definición de historiografía. Historia, rasgos y corrientes. Definicion.com. https://definicion.com/historiografia/

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