Se emplea la expresión statu quo para hacer referencia al estado en el que actualmente se hallan las cosas, la situación actual de algo. El término ha cobrado cierta popularidad y, por ende, se ha visto incorporado a ámbitos muy diversos, generando acepciones diferentes (aunque todas responden a esta raíz común).

Uno de los modos principales de utilización, hoy en día, pasa por el hecho de no realizar un movimiento y permanecer en una postura que se corresponde con la de la mayoría de las personas, asociándose así la expresión a la de zona de confort. Y esto dio lugar a un rasgo que se estudia en psicología y tomó, precisamente, el nombre de «sesgo de statu quo«.

Más allá de que se tienda a catalogar esta línea como algo negativo, lo cierto es que la frase contiene la semilla de una imparcialidad per se. Si nos ceñimos a la definición, el conservar la situación en la que algo se halla no puede ser positivo o negativo en sí, sino que siempre va a depender de aquella condición o escenario que se mantiene: si es algo positivo, su continuidad también lo será. Sí es cierto, sin embargo, que puede existir una determinada tendencia a la inercia en la humanidad, y desde este punto de vista está bien mantenerse alerta y procurar que las cosas no permanezcan como estaban simplemente porque es cómodo no revisarlas o no tomar las medidas necesarias para la evolución.

El origen de la expresión.

Podemos rastrear esta expresión hasta el latín. En tiempos remotos se empleaba en el sentido de «las cosas tal como se hallan en un momento determinado». En realidad, en ese entonces lo que se decía era la expresión completa: statu quo ante bellum, en el contexto de un enfrentamiento bélico, cuando las tropas regresaban a su lugar de partida. Entonces, lo que sucedía es que con el retorno de las tropas, todo volvía al estado de origen. Es decir, nada había cambiado. De hecho, esta idea fue utilizada así, textual, en diversos tratados internacionales, pasando a ser valorada como uno de los principios angulares en el ámbito diplomático.

En el marco de la vida en sociedad, a veces empiezan a darse ciertas conductas que, al reiterarse y al ser adoptadas por la mayoría de la población, pasan a ser consideradas como el modo natural, aceptado, de comportamiento. Una vez que un determinado modo de actuar adquirió esa aceptación, se dice que la persona que actúa conforme a él está respetando el statu quo y se la suele conocer como alguien de carácter conservador. Aquellos que proceden de un modo diferente están desafiando el statu quo, y suele entenderse que se trata de un ser revolucionario.

Statu quo, estado actual de las cosas.
Alguien de carácter conservador respeta el statu quo y actúa conforme a las conductas aceptadas.

Statu quo en psicología.

La expresión ha encontrado una aplicación en el ámbito de la psicología, en el concepto del sesgo de statu quo. Se la emplea para describir una tendencia del ser humano a preferir que no se modifique una realidad en la que se halla. Sin importar la naturaleza de los hechos, y en algunos casos aun cuando el cambio podría traer un beneficio o un alivio para el ser involucrado, existe una resistencia a la modificación del estado actual de las cosas.

En los años recientes hubo un gran desarrollo en estudios del campo de la neurociencia que revelaron cómo este sesgo puede estar fundamentado en aspectos emocionales, ya que las células tienden a «pedirle» al hipotálamo las sustancias que les permitan experimentar aquello a lo que se han acostumbrado. Pero los receptores se van volviendo menos sensibles a esas sustancias, siendo necesario exigir más de ellas. Y así se ingresa en una espiral en la que no solamente existe la tendencia a repetir aquello que se ha conocido y experimentado, sino que, por la propia dinámica de la interacción, eso se refuerza más y más. De allí que se considere necesaria una acción de la voluntad que consiga quebrar esa inercia, quebrar el statu quo.

La primera vez que se empleó la frase en psicología fue en el año 1988, en la obra de Richard Zeckhauser y William Samuelson. Tomaron como referencia el término «sesgo«, que hace alusión a un patrón de pensamiento equivocado que nos inclina en cierta dirección sin que nos demos cuenta de ello. Unido esto a la expresión statu quo, dio pie a este patrón de pensamiento que nos lleva, sin advertirlo, a comportarnos de modo tal que no se modifique una cierta situación o circunstancia vital.

Hay una diferencia con el concepto de la mera inercia, y pasa por el movimiento. En la inercia, lo que sucede es que el sujeto no se mueve y deja que los acontecimientos sigan su curso. En cambio, en el sesgo del statu quo, la persona sí se moviliza y su comportamiento está orientado, lo sepa o no, a que se mantengan las cosas tal como están.

Se habla de tres elementos que se ocultan en la base subyacente de este sesgo, y ellos son: el temor a sufrir una pérdida, el miedo a lo incierto y la resistencia a que algo cambie.

Sesgo de statu quo.
Según la psicología, el sesgo de statu quo orienta el comportamiento a mantener las cosas tal como están.

Statu quo en economía.

Cuando analizamos el sentido que este concepto tomó en el ámbito de la economía, nos encontramos, en primer lugar, con una referencia a determinado sistema político o económico que ha permanecido en vigencia durante un período considerable de tiempo. Por ejemplo, cierto país que ha sostenido un modelo económico que produce resultados estables. En este caso, se habla de un statu quo ya que se ha consolidado un modelo y se lo ha mantenido, más allá de las pequeñas fluctuaciones. Esto conforma, en el cuadro grande, un estado concreto de cosas.

En estos contextos entran a jugar, en el área de lo colectivo, principios similares a los que se han enunciado en la faz individual. Surge en este marco una tendencia que facilita que ese modelo imperante continúe, manifestándose en comportamientos de los ciudadanos, en sus costumbres, creencias y en su visión del mundo.

Statu quo en el derecho.

Al abordar el concepto del statu quo dentro del plano del Derecho nos encontramos con una acepción principal. Esta gira en torno a la tendencia que puede existir hacia el intento de que una situación determinada se mantenga así como está, sin modificarse por lo general, con la finalidad de que se evite algún tipo de confrontación.

Es una pauta de conducta social muy asociada a ciertos regímenes políticos que se apoyan en el control de la población. En estos casos, los que detentan en el poder aspiran a que la ciudadanía no cuente con mecanismos de regulación del mismo. Se tejen, asimismo, líneas que apuntan a la inercia de la gente, ya sea por medio del temor o por medio del entretenimiento y la distracción (el famoso concepto del pan y circo).

Dejar la zona de confort, lo opuesto al statu quo.
Salir de la zona de confort es lo contrario a resistirse al cambio y desear mantener el statu quo.

Un saludable estado de alerta.

A partir de estas diferentes situaciones que se han mencionado se puede apreciar el costado peligroso que el statu quo trae aparejado. Y por eso, si bien en su origen no hay algo necesariamente malo en que una realidad permanezca tal como está, también es cierto que el principio de todo aquello que está vivo es el movimiento. Es prudente, entonces, mantener una vigilancia constante a fin de detectar cualquier clase de resistencia extra a este movimiento.

Citar este artículo

Lehrer, L. (27 de marzo de 2022). Definición de statu quo. Su origen y aplicación en la piscología, la economía y el derecho. Definicion.com. https://definicion.com/statu-quo/