Los procesos cognitivos son todas las operaciones que, gracias a la mente, realizamos para el procesamiento de la información. Así, el cerebro lleva a cabo múltiples actividades con esos estímulos que recibe (los organiza, los ordena y los analiza) para posteriormente concretar una u otra acción. Son elementales no solo para la supervivencia del ser humano, sino para nuestro desarrollo en el día a día en lo individual y en lo colectivo.

Hay múltiples niveles de complejidad implicados en estos procesos. Sin embargo, cada una de las actividades que realizamos o no, suponen un proceso cognitivo. También se los denomina «funciones cognitivas«.

El concepto se compone de dos partes:

  • Proceso: del latín processus, alude al conjunto de etapas y fases que conforman una operación o un fenómeno
  • Cognitivo: este término está vinculado con la cognición, que proviene del latín cognitio. Esto alude a la capacidad que posee el ser humano para conocer y explorar su entorno gracias a la percepción, el procesamiento de ella y su experiencia.
Observación del mundo
Los procesos cognitivos nos permiten procesar la información que recibimos del mundo y nuestro entorno.

Características.

A continuación, veremos algunas características en común a todos estos procesos:

  • Son un grupo de acciones y cada una supone operaciones internas que siguen un orden más o menos determinado.
  • Estas operaciones, que en algunos procesos son más simples que en otros, se efectúan de modo automático en la mayoría de las situaciones. Esto significa que inician de modo más o menos inconsciente al momento de estar frente a un estímulo. Esto también implica que, en ocasiones, son acciones que no podemos detener por voluntad propia.
  • Podemos tanto percibir el mundo que nos rodea como procesar ese conocimiento (que en ocasiones es llamado estímulo, en otros conocimiento y en otros percepción).
  • Podemos, de igual modo, crear nuevos conocimientos, ya que nuestro aprendizaje se alimenta de la experiencia.
  • Gracias a estos procesos, la información que ingresa a nuestra mente es clasificada, organizada y lo que no es útil o relevante puede desestimarse.

Algunos conceptos valiosos.

La percepción y la cognición son dos conceptos fundamentales a la hora de considerar los procesos cognitivos. El primero, la percepción, hace referencia a la recepción de señales, o estímulos, que provienen del exterior. Es un proceso cognitivo elemental.

Esta noción ha sido ampliamente abordada por la filosofía, y múltiples autores han tratado de definirla y clasificarla. El empirismo, por ejemplo, señala que sin percepción no hay base para el conocimiento, pues es la única manera de aprehender nuestro entorno y el mundo.

Por otra parte, la cognición es la capacidad de las personas para el procesamiento de la información que ingresa al cerebro. A grandes rasgos, estas formas de percibir información pueden describirse de la siguiente manera:

  • Como experiencia: contamos ya con un conocimiento previo respecto a algo, y eso nos hace posicionarnos frente a una determinada información de uno u otro modo.
  • Como percepción: nuestro primer contacto (en cualquier momento de la vida) con elementos externos. Usualmente, se considera que la percepción entra en juego a través de los cinco sentidos.
  • Como creencias o valores: son el conjunto de ideas y principios que nos posicionan de una u otra forma respecto de una idea sobre el mundo.
Conocimiento
El conocimiento del mundo o de nosotros mismos es inherente a la cognición.

Diferencia entre mente y cerebro.

Dos conceptos que suelen utilizarse alternadamente son «mente« y «cerebro«. De manera general, puede decirse que la principal diferencia radica en que el cerebro es un órgano ubicado en la cabeza humana, y que está rodeado por el cráneo. Es posible que lo examinemos y lo observemos, y concentra en sí funciones elementales para el ser humano.

La mente, en este sentido, no es un órgano observable: suele denominarse con este nombre al conjunto de actividades y funciones que el cerebro realiza. Las definiciones sobre la mente son complejas y diversas: su ubicación, por ejemplo, ha sido un tema de debate (es decir, si hay una forma física de señalar dónde se ubica).

Otra diferencia entre ambas nociones es que el estudio del cerebro puede ocurrir tanto desde un plano biologicista o neurobiologicista (el examen de su estructura, su morfología, sus partes y composición). Sin embargo, también puede ser examinado desde un plano lingüístico, psicológico y hasta filosófico. En el caso de la mente, no es posible aplicar un análisis biologicista. Esta última es un concepto abstracto, una construcción teórica, no una descripción sobre una realidad física palpable.

Tipos.

Las clasificaciones sobre los procesos cognitivos no son siempre unívocas; en ocasiones se señalan 6 tipos y en otros casos se señala que hay 8. Veremos a continuación 5 consideradas elementales.

La percepción es uno de los procesos cognitivos centrales. Es una de las primeras formas en las que aprendemos a explorar nuestro alrededor. Gracias a ella, empezamos a interpretar lo que ocurre en nuestro entorno y a darle significado paulatinamente.

De este modo es como, con el paso del tiempo y las experiencias, podemos comenzar a actuar en función de nuestras propias decisiones.

La atención, por otra parte, es un proceso mediante el cual, a partir de los estímulos que recibimos desde nuestro entorno, seleccionamos una información u otra. Esto es algo que realizamos día a día, en ocasiones de manera consciente y en otras de modo inconsciente.

Atención y selección
Mediante la atención, seleccionamos la información que nos parece relevante o diferente.

La atención puede concentrarse tanto en un objeto externo (una persona, un elemento, una acción que ocurre a nuestro alrededor) como en procesos internos. Es decir, es posible focalizar nuestra atención en nuestros propios pensamientos para examinarlos, tomar una decisión o para pensar qué decir en un momento dado.

Otro proceso es la memoria: esta, a partir de información ya almacenada en nuestra mente, es la que nos permite recuperar datos y utilizarlos. Gracias a ella es que tenemos la chance de evocar vivencias ocurridas anteriormente, recordar rostros, una pequeña y específica porción de información o un amplio conjunto de contenidos.

Un cuarto proceso cognitivo es el lenguaje. Definido de múltiples maneras, este puede ser tanto herramienta de comunicación como un recurso gracias al cual creamos la realidad. Incluso, es el medio por el que podemos hablar de nosotros mismos (en una operación denominada metalenguaje). Este proceso, de una gran complejidad, puede ser tanto verbal como no verbal, escrito u oral, y se manifiesta en numerosas variaciones (las lenguas que existen alrededor del mundo).

Un último proceso cognitivo elemental es el pensamiento. Definido como la capacidad de transformar los datos recibidos en conceptos, es lo que nos da la posibilidad de formar ideas, representaciones acerca de objetos, personas y la realidad. Es, junto con el pensamiento, una de las operaciones más complejas que los humanos podemos efectuar. Ambos son usualmente considerados como las operaciones mentales (o procesos cognitivos) que nos diferencian de los animales, por ejemplo.

Cabe destacar que estos procesos cognitivos se segmentan en dos grupos:

  • procesos primarios: percepción, atención y memoria
  • procesos complejos: lenguaje y pensamiento

Además, suelen señalarse hasta ocho procesos cognitivos: los tres procesos restantes son la motivación, la emoción y el aprendizaje. El primero supone aquel impulso que nos lleva a realizar una acción particular, a ocuparnos de ella y a depositar expectativas en esa actividad.

Aprendizaje e infancia
El aprendizaje, como una habilidad cognitiva, es algo que realizamos desde la más tierna infancia.

La emoción supone una evaluación a partir de la cual respondemos a nuestro alrededor. Es decir, es una reacción que todos podemos experimentar. Esto puede ser alegría, tristeza, ira, enojo e, incluso, indiferencia.

Finalmente, el aprendizaje es un proceso en estrecha relación con la memoria. Es una operación gracias a la que incorporamos conocimientos, habilidades, valores, conductas y asociaciones entre distintos elementos.

A propósito de este último proceso cognitivo, los ocho procesos señalados pueden trabajarse y fortalecerse. Muchos de los saberes vinculados con ellos se construyen desde la infancia: el aprendizaje de habilidades a través de mecanismos lúdicos, de juego, es una forma efectiva de hacerlo.

La lectura, el estímulo de la mente mediante, por ejemplo, la adquisición de idiomas o juegos complejos para ejercitar estas habilidades son también útiles a medida que vamos creciendo y el deterioro cognitivo empieza a tomar lugar. Cabe destacar que los procesos cognitivos pueden verse afectados (parcial o totalmente) por falta de estímulo, por condiciones genéticas o, en ocasiones, por una lesión.

Un ejemplo es el vasto campo de estudios e investigación que suponen los trastornos de lenguaje, muchos de los cuales se vinculan con lesiones, pacientes que han sufrido accidentes cerebrovasculares o algún tipo de daño cerebral.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (5 de octubre de 2022). Definición de procesos cognitivos. Conceptos, características y tipos. Definicion.com. https://definicion.com/procesos-cognitivos/