Obediencia es una palabra que deviene del latín oboedire, formado por las voces ob- que significa “contra” y audire que refiere a “escuchar”. Se utiliza para designar a un tipo de acto en el cual una persona acata la voluntad de otra que manda y que, además, está por encima. Asimismo, esto que se ubica sobre el sujeto puede ser una normativa, una ley. Es decir, un “deber ser” a partir del cual todo individuo debe responder. En otras palabras, debe obedecer.
En ese sentido, obediencia es una cualidad que describe a aquel ser o animal que es obediente: hace aquello que se le pide hacer. Acata órdenes, las cumple y respeta la voluntad del otro que ordena. Por tanto, hablamos de obediencia cuando existe una disposición de actuar de acuerdo a una serie de instrucciones dadas.
En la mayoría de los casos, la persona obediente responde a otra que ocupa un rol de autoridad. Dicha figura puede ser ocupada por cualquier sujeto, desde uno de los progenitores hasta un puesto jerárquico en el mundo laboral. Lo cierto es que existe una autoridad bien identificada en la que uno está por encima del otro. Rango que le permite al que está ocupando un nivel superior, bajar ciertas órdenes para que otros las obedezcan de acuerdo a su voluntad.
Lo contrario a obediencia es la rebeldía. Es decir, alguien que se niega a seguir las órdenes emitidas por una autoridad y toma un camino diferente. Es por ello que podemos afirmar que el vocablo que aquí estamos estudiando está estrechamente relacionado con la imposición de tareas o de mandatos.
La obediencia como valor.
La obediencia como valor refiere a una visión educativa en la formación de una persona.
Obediencia, como tal, es una cualidad clave en el desarrollo de un sujeto. No solo le permitirá aceptar y responder con coherencia a ciertas reglas básicas de la vida sino que, además, será la vara con la cual mida las relaciones y los contextos en los cuales se moverá a lo largo de su existencia.
Aprender a ser obediente brinda una actitud de responsabilidad, participación y colaboración que se expande en todos los vínculos y las tareas productivas que un individuo realice. Si bien es una cualidad presente en mayor o menor medida en los humanos, existe gente más obedientes que otra. Esto ocurre, sencillamente, porque ser obediente es algo que se aprende en el seno familiar, durante la niñez y la adolescencia sobre todo.
Es la familia la primera institución responsable en la formación de un sujeto. Luego, el sistema educativo (con todos sus niveles académicos) es el eslabón que enseña a ser un buen ciudadano. Es allí donde cada individuo interactúa con otros y mide sus valores y cualidades. De igual modo, al ser la escuela la primera responsabilidad de toda persona, es ahí mismo donde comienzan a acatarse y respetarse ciertas normas, reglas y comportamientos. Sin embargo, no hay que olvidar que las bases de la obediencia se enseñan en el hogar, junto a la familia.
Punto final y Obediencia Debida.
Punto Final y Obediencia Debida son dos leyes argentinas que se sancionaron en 1986 y 1987, respectivamente. Fueron normativas sancionadas durante el gobierno de Raúl Alfonsín destinadas a cesar el desarrollo judicial de los crímenes en manos de las Fuerzas Armadas y de Seguridad durante los años que duró el Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983). Fueron mecanismos para establecer la caducidad de los casos de desaparición y muerte ocurridos durante la dictadura cívico-militar, considerada como una de las épocas más oscuras de la historia argentina.
Sin embargo, en agosto de 2003 dichas leyes fueron anuladas. Esto dio pie a la reapertura de los juicios cerrados en los «80, llamados juicios por delitos de lesa humanidad. Esta medida y la reapertura de los casos y juzgamientos fue sancionada por el Senado de la Nación.
En septiembre del mismo año, el Poder Ejecutivo promulgó una nueva ley que declaraba la nulidad de las leyes. Asimismo, la Corte Suprema afirmó que ambas normativas eran inconstitucionales. Esto abrió, nuevamente, las causas contra represores, militares y civiles acusados de participar directa o indirectamente del asesinato y desaparición de 30.000 ciudadanos argentinos.
Desde que ambas leyes fueron anuladas, se dictaron 269 sentencias, se condenaron a 1065 personas y 165 fueron absueltas.
Tipos de obediencia.
Podemos afirmar que la obediencia es un modo de actuar de las personas vinculado directamente con un “deber ser”. Es decir, con una disposición de estar atento o atenta a las órdenes que dispara otro sujeto y, además, de cumplir a ellas con responsabilidad. Es un rasgo propio que cada hombre o mujer puede presentar en mayor o menor medida. Esto quiere decir que la obediencia es algo muy arraigado en la personalidad y se puede ser obediente a diversas cosas o en diferentes medidas.
Vamos a enumerar los tipos de obediencia más conocidas que forman parte de la vida cotidiana.
Obediencia infantil.
La obediencia infantil tiene que ver con el cumplimiento de ciertas indicaciones que un adulto le da a un niño. En pocas palabras, es la obediencia y el modo de obedecer que se le enseña a un niño o niña, primero, en el seno familiar y, segundo, en las instituciones educativas.
Obediencia solidaria.
La obediencia solidaria refiere a un tipo de acto o comportamiento que un sujeto desarrolla para responder satisfactoriamente al grupo al cual pertenece. Esto ocurre, incluso, cuando él mismo o ella misma no está de acuerdo con las acciones cometidas. Es decir, responde a las disposiciones dadas.
Obediencia jerárquica.
La obediencia jerárquica refiere a aquel comportamiento a partir del cual se responde a sujetos que se encuentran en un nivel superior dentro de un escalafón. Esto puede ocurrir tanto en la familia cuando se responde a los padres o en el trabajo cuando se hace caso a las órdenes de los superiores jerárquicos, entre otros casos.
Sin embargo, es posible que la jerarquía se presente en grupos de amigos y amigas e, incluso, en la pareja. Esto se da, por ejemplo, cuando se deposita un valor desmedido a un prójimo, hasta el punto de actuar de acuerdo a sus gustos y preferencias.
Obediencia en religión.
La obediencia en religión tiene que ver con una sumisión completa de un fiel (o los fieles) a los juramentos que se hacen a Dios. También se la denomina como obediencia de fe y es un camino de responsabilidad y de cumplimiento de las órdenes dadas por la divinidad y que se manifiestan en los diferentes textos sagrados.
Obediencia ciega.
La obediencia ciega puede darse en cualquier tipo de escenario y con cualquier clase de persona. Lo que caracteriza a esta variedad de obediencia es que no se cuestiona absolutamente nada de lo que se ordena. Es decir, no hay raciocinio de si lo que se está por hacer, tras cumplir con ser obediente, es bueno o malo. Se continúa con lo ordenado sin realizar ningún cuestionamiento.
Obediencia anticipada.
La obediencia anticipada refiere a un mecanismo personal en el que un sujeto siente que debe responder satisfactoriamente, incluso mucho antes de que se le formule un pedido o se le dé una orden. Esto, en realidad, alude a las expectativas que alguien deposita tanto en una persona como en un rol concreto que le toca ocupar.
Obediencia voluntaria o racional.
La obediencia voluntaria o racional es aquella que un sujeto desarrolla luego de haber analizado y puesto en valor la orden dada. Si esta orden, instrucción o mandato responde positivamente a este proceso reflexivo que hace el individuo, recién ahí este se pondrá en marcha para ejecutarla.
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Navicelli, V. (23 de agosto de 2022). Definición de obediencia. Como valor, ley, tipos. Definicion.com. https://definicion.com/obediencia/