El concepto de importancia se utiliza para señalar la cualidad de lo importante, de aquello que resulta relevante o interesante. Su uso en español tiene una amplia extensión y se aprovecha en múltiples contextos.
El término proviene de importante que, a su vez, procede del verbo importar: en latín (importāre), se lo utilizaba para describir aquello traído de afuera, introducido en un lugar. Sin embargo, también se empleaba para señalar que algo tiene un determinado valor y que, por tal motivo, es fundamental.
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Características generales.
Cuando se habla de algo o alguien con importancia, se alude a que esta característica cobra relevancia para otros. Esto se relaciona con el hecho de tener valor para los demás, o de que posee una trascendencia significativa para el mundo que lo hace destacar entre otros elementos o personas. Es, incluso, aquello que tiene consecuencias trascendentes y valiosas para el mundo, para la realidad y para el entorno en el que se encuentra.
La importancia supone una expresión de valor en un sentido de jerarquía. Podemos encontrar el término en numerosos contextos de habla en español, como algunos de los siguientes:
- Se habla de que alguien tiene mucha importancia para un prójimo, lo que destaca, de este modo, un valor sentimental o afectivo
- Se puede hacer alusión a la importancia de un asunto, de un ser o de un objeto
- Se dice que algo es de mi importancia cuando se quiere señalar algo que le incumbe a quien expresa el mensaje
- Si un individuo es valioso por alguna cualidad o hazaña que haya realizado, se lo presenta como persona de importancia.
En personas.
Cuando se hace alusión a los modos en que los seres humanos cobran importancia, existen algunos campos que, particularmente, han destacado históricamente. Esto significa que son estos elementos los que, en un mismo espacio y tiempo, son considerados valiosos. Algunos de ellos alcanzan más valor que otros, y en la mayoría de los casos han sido sometidos a examen en algún momento.
En primer lugar, consideremos la inteligencia y su relevancia en el universo social. Aquel considerado inteligente suele contar, en su entorno social, con valoraciones positivas por parte de los demás. Esto se debe a que la inteligencia suele traducirse en un conjunto de características particulares:
- La capacidad de raciocinio, es decir, de construir juicios, de entender, de construir ideas y pensamientos
- El pensamiento crítico gracias al cual alguien puede analizar u observar una situación utilizando argumentos válidos, de forma objetiva y subjetiva cuando sea pertinente una u otra manera
- La sabiduría, que implica no solo conocimiento acumulado como resultado de experiencias anteriores, propias y ajenas, sino la posibilidad de poder transmitirlo y/o enseñarlo a otros
Si bien la inteligencia como valor se considera importante en múltiples contextos, adquiere aún más importancia en los contextos donde específicamente este valor es medido, puesto a prueba y examinado. Este examen sobre la inteligencia se efectúa, desde las instituciones educativas, a una temprana edad.
La mayor parte de los sistema educativos tradicionales nivelan a sus estudiantes en función de sus edades y, además, normalizan y unifican el conocimiento para que todos lo dominen de forma semejante. Esto, además, implica otros contextos académicos, como instituciones culturales o acceso a concursos (como becas, por ejemplo, gracias a la cual la labor intelectual pueda continuar) y otros.
En segundo lugar, la belleza es, también, una característica social que en ciertos ámbitos cobra más relevancia que en otros. La belleza puede definirse como aquel atributo que hace que una persona sea atractiva para otros a partir de la percepción visual.
Históricamente, ha sido el objeto para obras como libros, poemas, pinturas y otras. En contextos como el actual, atravesado por las tecnologías y las redes sociales, la belleza ha adquirido nuevamente un gran valor como símbolo de lo ideal y de éxito.
A su vez, la no adecuación a esa belleza lleva a quienes están por fuera de esos parámetros a percibirse a sí mismos de manera negativa. La importancia de la belleza, hoy en día, radica en no solo darle visibilidad y prestigio a quienes la tienen: su importancia es que puede tener un poderoso efecto negativo en aquellos que no se identifican en ella.
Esto fuerza a que muchos intenten encajar en ese modelo de distintas maneras. Veamos dos ejemplos de ello:
- Alcanzando el peso considerado ideal: esto se busca sometiendo al cuerpo y la mente a hábitos poco saludables (como dietas restrictivas o privarse del consumo de ciertos tipos de alimentos)
- Invirtiendo dinero en operaciones o cirugías que permitan a la persona acceder a ciertos rasgos físicos considerados deseables y atractivos en ese momento.
Otro valor importante en la sociedad es el poder económico: el dinero, que originalmente surge como elemento de intercambio en una transacción comercial, fue y es un marcador de la posición que ocupa alguien en la sociedad.
Si bien el dinero permite acceder a la compra de bienes, a adquirir productos y a utilizarlo de la manera en que cada uno lo desee, hay valores que se atribuyen a su posesión: el esfuerzo, el triunfo, el valor, el riesgo y la valentía, entre otros.
Sin embargo, en paralelo a los valores positivos que se le atribuyen a la plata, muchas veces se dejan de lado algunas cuestiones. Una de ellas es que no todos nacen ni cuentan, a lo largo de su vida, con las mismas oportunidades económicas.
Esto, en gran parte, condiciona el camino de una persona, pues el acceso a educación, o a la posibilidad de desarrollarse económicamente, muchas veces queda limitado y no siempre la noción del esfuerzo es la única válida.
En estos tres casos (inteligencia, belleza y dinero), puede observarse que la importancia que se le da a estos valores, en gran parte, depende del contexto social y del momento histórico en el que la persona se halla.
En objetos.
La importancia no es algo que, únicamente, se pueda destacar en los seres vivos. Los objetos también pueden ser concebidos como elementos de gran valor y, en ocasiones, su trascendencia y su impacto para la historia y la cultura hacen que sea necesario preservarlos.
En estos casos, una de las formas más tradicionales para reconocer la importancia de un elemento, y para protegerlo, son los museos.
Estas instituciones se dedican a conservar, adquirir y exponer diferentes objetos de valor para la sociedad: su valía puede ser científica, artística, educativa o social, entre otros. Los museos se clasifican en privados y públicos, pueden permitir que alguien se acerque lo más próximo posible a un objeto y, en otros casos, los objetos de mayor valor pueden preservarse detrás de vitrinas o en exhibidores.
Existe un gran conjunto de profesionales dedicados a resguardar la importancia de estos elementos: historiadores, restauradores, curadores, investigadores, bibliotecarios, docentes y el personal de seguridad, por ejemplo.
Para destacar, también, el valor turístico que poseen. Los museos suelen ser una visita casi obligatoria para los turistas que recorren una ciudad. Incluso, es un espacio de enorme importancia para los mismos habitantes de la zona que no necesariamente conocen en profundidad los materiales exhibidos.
En gran parte de los museos se muestran obras y elementos que poseen diferente valor económico. A lo largo de la historia, el robo de grandes piezas de arte ha sido un acontecimiento común en estos lugares; por tal motivo, muchas instalaciones cuentan con complejos circuitos de protección de las obras, para prevenir posibles sustracciones.
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Fernández, A. M. (18 de enero de 2023). Definición de importancia. Rasgos, tipos y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/importancia/