La hominización es el nombre con el que se conoce al proceso, histórico, biológico y evolutivo, del desarrollo de la especie humana.
Gracias a este proceso, paulatinamente fueron asentándose diversas características de base que conforman al humano como la especie que somos hoy en día.
Se contempla este avance desde un punto específico: de acuerdo con los consensos a los que se ha llegado en el mundo científico, las diferencias entre la especie humana y los chimpancés se produjeron hace alrededor de seis millones de años. Otros, afirman que ocurrió hace alrededor de siete millones.
Más allá del período preciso, lo que sí queda en claro es que esta fue la primera bisagra entre lo que hoy se consideran dos especies diferentes. Luego, tuvieron lugar muchas otras diferenciaciones posteriores. Esto, eventualmente, daría paso al Homo sapiens.
El concepto fue utilizado por primera vez durante la segunda década del siglo XX. más específicamente, tuvo su primer uso en 1927, en la obra de Édouard Le Roy Les origines humaines et l’évolution de l’intelligence, que en español se traduciría como Los Orígenes humanos y la evolución de la inteligencia. Le Roy, matemático y filósofo francés, comenzó a introducirse en el estudio de los orígenes de la verdad científica, cómo se construía, y cómo funcionaba. Poco a poco, y junto a otros estudiosos de la época, comenzó a indagar sobre el mundo de la evolución humana.
De este modo, la palabra hominisation, que tiene origen francés es, a su vez, un término cuya etimología puede rastrearse hasta el latín. En esta lengua, encontramos el concepto de hominis, que alude al hombre como especie (no en su diferencia de género con el concepto mujer).
Hay, sin embargo, un antecesor de este grupo: el Australopithecus. Se hallaron fósiles en Etiopía, y el más reconocido de ellos es el de Lucy, nombre con el que se bautizó a los fósiles de una hembra que hallaron. Lucy medía alrededor de 1,30 m, pesaba cerca de 50 kilogramos, y falleció tras lo que aparentemente fue una caída desde un árbol de más de 10 metros de altura.
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Clasificación e historia del género Homo.
Para poder describir con mayor precisión cómo ha sido el proceso de evolución humana, partamos por considerar cómo se clasifican, en biología, los organismos. El humano pertenece a las siguientes categorías:
- Dominio: Eukaryota o eucarionte (como las plantas, los hongos y los animales);
- Reino: Animalia o animal;
- División: Chordata, es decir, «con cuerda» (del griego χορδωτά, chordota). Es lo que en los animales vertebrados como el hombre se corresponde con la columna vertebral;
- Clase: Mammalia, es decir, vertebrados con pelo y glándulas mamarias, homeotermos (de sangre caliente) y vivíparos (el embrión crece en el vientre, no nacen de huevos como los ovíparos);
- Orden: primate, caracterizados por tener cinco dedos.
Primates.
Los fósiles de primates más antiguos datan de, al menos, 50 millones de años (finales del Eoceno, que abarcó desde hace aproximadamente 56 millones de años hasta hace 34 millones). Los fósiles con los cuales nuestro género tiene vínculo son aquellos de África y Asia. Este orden tiene la particularidad de que tiene dos subgrupos en su interior:
- Los del suborden Strepsirrhini, o prosimios: en este grupo se incluyen los lémures, o tarsius. Todos tienen cola.
- Los denominados primates superiores o simios: dentro de este amplio grupo, encontramos la superfamilia hominoidea, sin cola, y que se compone, entre otros, por los monos bonobos, los chimpancés, los gorilas, y el Homo sapiens.
Las características que en aquel entonces tenían (hace más de 40 millones de años) permiten descubrir algunos puntos en común con el hombre. Tenían un cerebro un poco más grande que el resto de sus cuerpos, gozaban de buena visión, y sus manos eran un gran instrumento para el día a día.
Exploraron mucho más la tierra, ya que empezaron poco a poco a dejar de depender de los árboles, aunque continuaron siendo grandes trepadores. Gracias a este uso de sus manos, empezaron a explorar diferentes posibilidades para el traslado: algunos continuaron caminando en posición de cuadrupedia, pero otros poco a poco usaban sus brazos solo como apoyo. La convivencia con otros miembros de sus grupos era en manadas.
Chimpancés.
De acuerdo con los estudios y fósiles hallados, durante alrededor de 4 millones de años estuvimos vinculados genéticamente con el otro género de la tribu Hominini, los chimpancés (subtribu Panina) mediante la hibridación. Hace aproximadamente 6 millones de años ambas se bifurcaron. Aún tras este tiempo, compartimos con ellos el 98 %, aproximadamente, de nuestro ADN.
Homininos.
Los homininos, primates bípedos, del género Australopithecus anamensis, habitaron África en zonas con menos selva y árboles, como Etiopía; de ahí que empezaran a desplazarse mayormente por tierra. Su postura ya era erguida en aquel entonces (hace 4 millones de años).
Su descendiente, el Australopithecus afarensis, es uno de los seres vivos que ya caminaba completamente sobre sus piernas, con un caminar que se aleja de una postura cuadrúpeda. Los cambios anatómicos, entonces, empiezan a ser más evidentes:
- Sus pies, fundamentalmente sus pulgares, empiezan a adaptarse a la caminata: es el primer homínido en hacerlo;
- Sus brazos eran largos, dado que aún se podían colgar de los árboles;
- Se han hallado fósiles de hasta 1,50 m, y pesaban entre 39 y 50 kg;
- Sus cerebros eran aproximadamente un tercio más pequeño que el del humano actual, y sus huesos maxilares tenían un gran tamaño.
Homo sapiens.
Posteriormente surgirá el Homo sapiens, única especie humana que existe hasta la fecha. El fósil más antiguo que se ha hallado tiene, al menos, 200 o 300 mil años de antigüedad, y fueron encontrados en Etiopía. Otros estudios ubican sus fósiles más antiguos cerca de Marruecos.
La denominación sapiens alude a que ha sido considerado el primer espécimen en lograr desarrollar conocimiento y pensamiento más complejo, es decir, es el primero en lograr un uso más articulado del lenguaje. Esto también se vincula con un mayor tamaño de la capacidad cerebral, a diferencia de sus antecesores. Al desarrollo cerebral lo acompañaron otras características anatómicas, como el descenso de la laringe. Este rasgo novedoso, y único en todo el grupo de los primates, es una de las razones por las cuales el aparato fonador que poseían les permitió desarrollar lenguaje articulado.
El desarrollo de herramientas, el inicio de algunos rituales como entierros, y la construcción rudimentaria de viviendas es otra característica de esta especie, que exploró la recolección, caza y pesca como modo de alimentarse.
Sus pulgares ya eran oponibles, su estructura ósea era muy similar a la nuestra en la actualidad, y sus narices y mandíbulas eran mucho más pequeñas que las de sus ancestros. Pronto, gracias a las habilidades que poseía, comenzó a desplazarse hacia otros lugares, y a poblar otras regiones de África. Se han encontrado restos incluso en la zona de los Balcanes, al este europeo, lo que data de hace aproximadamente 50 mil años.
Otras características que constituyen el proceso de hominización.
Además de estos rasgos, encontramos que el desarrollo del hombre desde aquel entonces hasta la actualidad comprende los siguientes elementos:
- A nivel físico:
- gran pérdida de vello corporal
- cuerpos más grandes, con mayor masa muscular
- caminata exclusivamente bípeda
- dedos pulgares oponibles
- cejas menos pobladas, y más pequeñas
- A nivel sociocultural:
- aprendizaje gracias al intercambio de ideas con otros
- dominio del fuego
- desarrollo de rituales como los entierros
- consolidación de la monogamia
- desarrollo artístico, aunque rudimentario
Estas características, paulatinamente, se transmitieron durante miles de años a los descendientes de estos primeros hombres.
Citar este artículo
Fernández, A. M. (25 de julio de 2022). Definición de hominización. Rasgos, etapas y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/hominizacion/
