De acuerdo con su etimología, disrupción es un anglicismo: proviene de disruption (o disruptive), que a su vez procede del latín disruptio. Su significado es una rotura repentina, o una interrupción. Se utiliza frecuentemente este concepto para aludir a aquello (evento, persona, actividad, hecho) cuya aparición o puesta en marcha implica una ruptura con la forma o el modo en que hasta ese momento algo se realizaba.
Su uso tiene múltiples campos en los cuales se aplica, y aquí trataremos de dar un panorama general de todos ellos. ¡Comencemos!
Disrupción en la educación.
En los últimos años, aunque quizás sea más adecuado decir en el siglo XXI, el mundo ha vivido un avance en tecnología que nunca antes había ocurrido. Año tras año, las actualizaciones y mejoras ocurren a una velocidad que, en general, es muy difícil de poder seguir.
En este sentido, la educación ha sufrido múltiples cambios y se ha visto frente a desafíos que llevan indefectiblemente a tener que reparar en esta evolución. A su vez, los docentes deben poder interiorizarse respecto de los usos de dispositivos y tecnologías que mejor se adapten a sus objetivos pedagógicos.
En este sentido, el concepto de educación disruptiva alude a aquella capaz de romper con los modelos tradicionales de enseñanza para dar paso a las nuevas tecnologías. La innovación que una nueva manera de enseñar tenga, debe poder transmitir a los estudiantes el requerimiento que la época demande: sin embargo, esto no es solo una labor de escuelas, docentes y directivos.
Deben implementarse políticas que no solo continúen promoviendo la educación en todos los actuales y potenciales alumnos, sino que, en un mundo globalizado como el nuestro, el acceso a las tecnologías debe tenerse en cuenta en las currículas.
Sin embargo, la disrupción no es únicamente tecnológica: hay flamantes modos de considerar la relación o dinámica entre educador y estudiantes, y entre los mismos alumnos. Hay nuevos debates que se han puesto sobre la mesa para su análisis social, como el que gira en torno al bullying, por ejemplo.
Es clave, e incluso obligatoria, una capacitación entre escuelas y hogares para que esta práctica que ha tenido resultados fatales en muchos casos pueda reconocerse, trabajarse, dialogarse y que se permitan tomar las medidas necesarias para su prevención. Los cambios podrán empezar a tener lugar una vez que algunas lógicas de vínculo entre pares puedan desarmarse, y evitar que se llegue a instancias trágicas.
Disrupción tecnológica.
Este es, quizás, el concepto más difundido en relación con el concepto de disrupción: siguiendo la idea que la primera definición tiene, una tecnología disruptiva será aquella que logre posicionarse como una innovación y que reemplace a las anteriores.
Esta concepción, en ocasiones, se asocia con progreso, en el sentido de avances y mejoras (aunque no siempre implica una carga positiva). La idea de disrupción tecnológica no solo se enlaza con la aparición de dispositivos, objetos, nuevas industrias o nuevos puestos de trabajo: sus efectos, en muchas ocasiones, causa impacto en las maneras en que una sociedad se desenvuelve, o en las formas en que las personas nos relacionamos.
El ejemplo probablemente más extendido sea el vinculado a la inteligencia artificial, o IA. En este caso, la avanzada tecnológica es tal, que se ha podido crear toda una industria en la cual las máquinas, de cierto modo, pueden simular el funcionamiento de la inteligencia humana. Son miles los usos actuales de la IA, y van desde modalidades cada vez más veloces en el aprendizaje, hasta el reconocimiento de rostros, o los estilos en que se conecta con el lenguaje.
El hecho de que pueda optimizarse cada vez más es casi una consecuencia a largo plazo de la velocidad, capacidad de procesamiento de datos y perfeccionamiento que tiene esta dinámica con la tecnología.
Psicología: conducta disruptiva.
En esta disciplina, la palabra disrupción se asocia con conductas. Se denomina así, inicialmente y en términos generales, a aquellas conductas que pueden relacionarse con desafíos a la autoridad. Si el concepto de disrupción en los dos casos anteriores posee una connotación positiva, aquí no es estrictamente así.
Suponen afrentas contra algunos valores sociales extendidos, que usualmente tienen que ver con hechos aislados de comportamiento, los cuales suelen originarse a partir de alguna situación que haya causado estrés o algún choque de notorio impacto en la persona.
En principio, no es necesariamente una manera de reacción que pueda llegar a pasar a mayores: es común encontrar esta conducta en niños, en tanto en cuanto es usual que se muestren ofuscados por alguna orden que pueda llegar a dárseles, o que puede ser incluso el no obedecer una indicación que se les señale.
Los expertos coinciden en que tiene que ver en que, en cierto punto, hay dificultades para poder procesar o captar cuáles son las diferencias entre aquello que está bien y aquello que no. Es fundamental que los padres, los tutores y los cuidadores de los niños empiecen a trazarle límites y señalarles cuál es la forma adecuada de comportarse, de responder o de entender hasta dónde esta disrupción puede aparecer (una, dos veces), para que no se convierta en un patrón.
Lo que se suele recomendar en estas situaciones es, en principio, adoptar el hábito de lograr comunicar, del modo más asertivo y claro, cómo eso que el niño está realizando no es positivo. En este sentido, también es necesario o ideal que se le permita, en la medida de sus capacidades en función de su edad, que logre comunicar cómo se siente él (y desenredar así el camino que lo lleva a comportarse de esta manera).
Quizás sea complicado para ese pequeño, a su edad, aprehender el camino que lo lleva a actuar así, pero no es su labor. Esto puede ser muy útil para los padres, y para que ante un episodio semejante se hayan previsto algunas herramientas y respuestas con las cuales, poco a poco, mejorar esa modalidad de relacionarse.
En función de estos últimos planteos, encontraremos que es esencial darle espacio para que se exprese y, además, aprender a hablar con los más chicos. Dentro de lo posible, es adecuado explicarles la causa de que uno como padre quiera indagar en esa conducta. Hay que poner mucha atención en eso que ellos sienten: hay que generar las condiciones para que se pueda entablar una relación de confianza entre padres e hijos, que sepan que están contenidos, y que cuentan con un ámbito de confianza en el cual podrán manifestar sus emociones sin ser juzgados.
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Fernández, A. M. (7 de marzo de 2022). Definición de disrupción. Características, aplicaciones y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/disrupcion/