La noción de conversación, en español, se utiliza para hablar de la acción de diálogo que ocurre entre dos o más personas. Es, en cierto modo, un término que sirve como sinónimo para diálogo, charla o intercambio.
La palabra proviene del latín conversatio, empleada con el objetivo de aludir al acto de reunirse a dar vuelta es decir, de estar con otros o de compartir tiempo con un prójimo para pasar un momento agradable.
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Elementos.
Para que una conversación pueda tener lugar, hay una serie de elementos indispensables que deben estar presentes. De lo contrario, la conversación no puede ocurrir. Veamos cuáles son estos elementos.
Emisor y receptor.
Un emisor es quien se encarga de generar un mensaje durante una conversación y/o un diálogo. Este puede ser un solo sujeto o un grupo de gente (por ejemplo, una institución que comunica algún mensaje al público).
El receptor, por su parte, tiene características similares: puede ser uno individual o un conjunto de personas, y es quien recibe un mensaje.
El vínculo entre emisor y receptor históricamente ha sido concebido como el que una parte cumple uno de esos roles y, la otra, el rol restante. Sin embargo, las teorías sobre la conversación y los distintos autores que trabajan sobre este fenómeno han observado que el papel de emisor o receptor es dinámico.
¿Qué significa esto? Que, a lo largo de una conversación, cada participante puede cumplir uno u otro: esto varía en función de los roles o turnos. Durante cada turno (es decir, durante la intervención de cada sujeto en el diálogo), la otra parte puede escuchar activamente lo que el emisor tiene para decir, y viceversa.
Mensaje.
El mensaje es aquella comunicación o información que un emisor transmite a un receptor. Es el eje de la conversación, ya que es lo que contiene el contenido que se pretende comunicar.
Un mensaje puede ser breve, extenso, comunicarse por vía oral o escrita: lo importante es que pueda transmitirse de modo claro a la otra parte.
Código.
El código es el sistema a través del cual se comunica un mensaje. La forma más común de usar un código es mediante un idioma o una lengua. Esto implica un conjunto de signos (las letras), que se combinan de modos permitidos (las reglas gramaticales, ortográficas, sintácticas, e incluso semánticas) para que la otra parte, capacitada para comprender ese código, lo interprete.
Otros códigos existentes son, por ejemplo, el braille, sistema de escritura para quienes tienen afectada total o parcialmente la vista. Cada signo de este sistema consta de una serie de 6 puntos dispuesto en 2 hileras de 3 puntos cada una.
Existen más de 250 caracteres y, gracias a que se construyen en relieve (es decir, que sobresale del papel), la persona que quiere interpretarlo pasa sus dedos por encima y puede leer lo que allí se indica.
Otro código es el denominado código morse. Este codifica una serie de caracteres basados en puntos y rayas, ya que inicialmente estaba pensado para ser transmitido por telégrafo:
- Un punto es un pitido corto, breve, de alrededor de un segundo
- Una raya es un pitido más largo, de hasta 3 segundos
Se pueden comunicar letras y números también, y para discernir entre una letra y otra, se deja un espacio que equivale a 3 puntos de silencio. Entre una palabra y otra, se espera casi 6 o 9 segundos.
Canal.
Un canal es el medio a través del que se envía y se recibe un mensaje. El más utilizado, si consideramos la comunicación verbal como la más extendida, es el aire: sin embargo, existen otros como, por ejemplo, la televisión, la radio o un teléfono.
Conversación eficaz: herramientas y aprendizaje.
El desarrollo de una conversación no es algo que naturalmente las personas tengamos incorporado. Esto significa que, como gran parte de los fenómenos que nos rodean en tanto en cuanto seres sociales, aprendemos sobre la conversación en función de lo que nuestro entorno determine.
Esto se debe a que cada cultura interpreta los distintos turnos de una conversación, por ejemplo, de múltiples maneras. Existen sociedades en las que, cuando hay una situación de desigualdad de jerarquías (por ejemplo, un trabajador y su jefe), la primera persona debe mantenerse en silencio frente a la presencia de su superior.
Existen otras culturas en la que esta formalidad no debe respetarse a rajatabla, ya que se propician espacios donde, incluso entre ambas partes, puede haber un diálogo más ameno y no tan formal.
Hay culturas que valoran los silencios mientras que en otras sociedades esos espacios sin diálogo pueden resultar incómodos. Además, cada cultura tiene su propio tipo de reglas respecto de, incluso, qué puede y qué no puede preguntarse.
Por ejemplo, hay ámbitos de ciertas culturas en el que la pregunta por la edad de alguien puede resultar intrusiva y fuera de lugar, ya que se vincula con el ageism, es decir, una potencial discriminación por cuestiones de edad. En otras sociedades, esta consulta no tiene valor más que ser un dato informativo.
Para poder comprender esta diferencia en una u otra cultura, desde pequeños aprendemos a conducirnos en estas situaciones. Incluso antes de poder desenvolverse correctamente en su lengua, los niños comienzan a hablar, con los recursos de los que disponen, en conversaciones con sus padres, con otros adultos y también con otros niños. Para que puedan incorporar esas habilidades de manera adecuada, es importante darle atención a ciertos aspectos.
En primer lugar, alimentar las instancias de diálogo. No importa el tema del que se hable o se converse con el niño: es fundamental que pueda percibir que, durante su turno de habla, puede decir lo que desea y que, luego, alguien puede responder.
Es esencial, asimismo, establecer contacto visual mientras se habla con el niño o la niña. De este modo aprende a sentirse escuchado, a que la otra persona está interesada en lo que tiene para decir y adquiere, de este modo, las herramientas para poder manifestar sus emociones.
Su vínculo con el universo digital.
El modelo tradicional de una conversación está basado, esencialmente, en los diálogos orales. La tecnología, que ha cobrado una gran relevancia desde el siglo XXI, es hoy una de las vías más extendidas mediante las cuales la gente se comunica.
Por esta razón es que la comunicación mediante textos escritos es, en nuestra época, otro de los grandes canales por los que las conversaciones y los diálogos tienen lugar.
Con la aparición de internet comenzaron a surgir las redes sociales: en la actualidad, dominan la interacción social. El diálogo digital, atravesado por estas redes, abarca una amplísima cantidad de contextos y diálogos:
- A través de redes sociales, las personas se comunican con sus amigos y familiares
- También, dialogan con trabajadores, jefes o colegas
- Además, es el modo gracias al cual se comunican con las empresas (gracias a los canales de asistencia digital) y solicitan ayuda.
En las redes sociales, también son válidos los conceptos y los códigos que se emplean en el canal oral. Esto significa que es posible respetar turnos de habla o mantener un tono más o menos formal en función del tipo de charla y la persona con la que dialogamos.
Si bien se pierden algunos elementos (como la gestualidad, fundamental en las conversaciones orales), es posible manifestar emociones y sentimientos a través de los conocidos emojis, dibujos empleados en la comunicación electrónica para expresar emociones, ideas, conceptos u objetos. También la conversación escrita permite que podamos revisar las veces que sea necesario una charla, ya que la información queda almacenada.
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Fernández, A. M. (24 de febrero de 2023). Definición de conversación. Elementos, ejemplos y características. Definicion.com. https://definicion.com/conversacion/