La palabra conjugación, en español, es utilizada para describir la acción de conjugar, es decir, del acto de combinar, fusionar, unificar o coordinar distintos elementos.

Es un término empleado, por ejemplo, en biología para describir la transferencia de genes entre diferentes células. Sin embargo, su uso más extendido se registra dentro de la gramática: con el nombre de conjugación se conoce a los listados o conjuntos de verbos que siguen un proceso de flexión semejante.

El vocablo proviene de coniugatio, del latín, y significa unir diferentes cosas.

Conjugar y unir
El término conjugación alude a unir, anudar diferentes elementos, o combinarlos.

Índice de temas

Conceptos relevantes.

Para poder comprender la noción de conjugación, hay que tener en cuenta diversos elementos y conceptos que intervienen.

Verbos.

Uno de los puntos principales respecto de la conjugación es que lo que conjugamos son los verbos. Estos son el componente central de la oración, desde una perspectiva sintáctica, ya que es la categoría léxica que describe un movimiento, una acción, un proceso o un estado.

El verbo es aquello que va a indicar qué es lo que el sujeto de esa oración está realizando. Otros aspectos fundamentales del verbo son los siguientes:

  • En primer lugar, los verbos expresan múltiples cuestiones:
    • Señalan la cantidad de sujetos de esa oración (a través del singular o el plural)
    • Indican si el sujeto de la oración es un yo (primera persona), un vos o tú (segunda persona) o un él o ella (tercera persona)
    • Marcan cuándo se realiza, se ha efectuado o se hará una acción (mediante los tiempos verbales)
    • Señalan el modo en el que esa acción tiene lugar: si es un hecho (modo indicativo), si es una posibilidad (modo subjuntivo) o si es una orden (modo imperativo)
  • En segundo orden, y a propósito del primer punto, los verbos están en todos los casos, sin excepción, conjugados: esto significa que siempre un verbo cuenta con las categorías indicadas (número, persona, tiempo y modo).

Verboides.

Este último punto permite comprender otro aspecto fundamental: la distinción entre formas verbales y formas no verbales.

Esta distinción es útil para comprender qué es lo que conjugamos.

Las formas no verbales también se conocen, en español, como verboides: esto acentúa su carácter de cuasi verbos. No son verbos propiamente dichos ya que, si bien su forma a primera vista los hace parecer a uno, su constitución interna pone en evidencia que no lo son. Existen tres tipos de verboides en español.

Primer tipo de verboides: infinitivo.

Los infinitivos son aquellas formas no verbales que terminan en -ar, er e -ir. Cuando están en una oración no pueden funcionar como verbo, es decir, como núcleo del predicado. En este caso, los infinitivos cumplen funciones de sujeto; veamos algunos ejemplos a continuación:

  • Fumar es perjudicial para la salud
  • Revelar mis secretos no era parte de lo que acordamos
  • Bailar es mi sueño

En estos tres casos, fumar, revelar y bailar, que se asemejan a verbos, son el sujeto de la oración.

Infinitivos no verbales
En la oración “Correr es bueno para la salud”, el sujeto está construido en función de un infinitivo, “correr”.

Segundo tipo de verboides: gerundios.

Los gerundios, por otra parte, son las formas no verbales terminadas en -ando e -iendo, como bailando, cantando, queriendo o sintiendo.

En la oración tampoco pueden cumplir funciones de verbo. Sin embargo, tienen dos funciones:

  • Como parte de una frase verbal o perífrasis verbal: Él estaba jugando en la calle, por ejemplo.
  • Como adverbios: Ella estudia escuchando música.

Primer tipo de verboide: participios.

Los participios, finalmente, son aquellos verboides que se construyen a través de las partículas -ado e -ido, como cantado, arrugado, volado, repartido o llovido.

Estos funcionan, principalmente, como adjetivos: Estaba encantada de recibirnos, por señalar una posibilidad.

Rasgos de regularidad e irregularidad.

El último concepto relevante es la regularidad y la irregularidad verbal. Ambas se vinculan con cómo cambia o no la raíz del verbo a lo largo del proceso de conjugación. ¿Qué significa que la raíz cambia? Veamos algunos ejemplos:

  • Amar, temer y partir son el arquetipo de verbos regulares: esto es porque en ninguna forma de conjugación la raíz (am-, tem-, part-) es modificada. Ninguna de las formas en las que cada tiempo verbal se desarrolla (cada tiempo verbal se construye en función de las personas yo, vos, él/ella, nosotros, ustedes, ellos) esas raíces sufren cambios.
  • Probar y soñar son ejemplos de verbo irregular: en ciertas conjugaciones de los tiempos verbales la raíz (prob- y soñ-) se modifica:
    • Probar puede transformarse en (ustedes) prueben, (yo) pruebo, (que tú) pruebes, (que él/ella) prueba: este cambio de la raíz implica pasar de una -o– a -ue-. Si fuesen regulares, serían (yo) probo, (que tú) probes, (que él/ella) proba, y esas formas son consideradas incorrectas.
    • Soñar puede transformarse en (yo) sueño, (tú) sueñas, (que ustedes) sueñen. La raíz soñ- se ha transformado en sueñ-.

Los cambios en las raíces tienen que ver con la historia de la gramática del español, con adecuaciones que se han normativizado hace algunos siglos y, hoy, conjugaciones como yo probo se consideran incorrectas en español.

Sin embargo, es interesante destacar que este fenómeno incorrecto es uno que los niños pequeños realizan a menudo cuando comienzan a aprender a conjugar (antes de los 4 años de vida, aproximadamente).

Esto habla de cómo, aún a tan temprana edad, sus cerebros logran captar las regularidades verbales y las aplican, aún de manera incorrecta. Con el paso del tiempo aprenden a diferenciar qué verbos se conjugan regularmente y cuáles presentan particularidades.

Gramática e infancia
Los niños pequeños muchas veces cometen errores al conjugar que develan cómo sería el verbo si no se hubiese adaptado a la ortografía.

Tipos.

Veamos, a continuación, los modos en los que son posibles las conjugaciones verbales en español. Existen tres formas de dividirlas, y cada una de ellas representa un modelo o un paradigma distribuido en función de los tiempos verbales.

Los tres paradigmas cuentan con los mismos tiempos, pero las desinencias (es decir, el sufijo del verbo) van modificándose en función del tiempo, el modo, la persona o el número, por un lado, y en relación a cada paradigma.

Primera conjugación: “-ar”.

En esta categoría se aglutinan todos los verbos que en infinitivo terminan en -ar. Por lo tanto, la primera conjugación es aquella cuya vocal temática es -a-:

  • cantar
  • bailar
  • descansar
  • apagar
  • manipular

Segunda conjugación: “-er”.

La segunda conjugación aglutina a los verbos cuya vocal temática es la -e y, por ende, son los que terminan en -er:

  • correr
  • poner
  • temer
  • beber
  • comer

Tercera conjugación: “-ir”.

En la tercera conjugación, encontramos los verbos cuya vocal temática es -i-:

  • recibir
  • aplaudir
  • partir
  • vivir
  • preferir

Algunas particularidades.

Cabe destacar que es muy difícil hacer una lista exhaustiva y completa de los verbos que existen en nuestra lengua. Esto se vincula con que, a diferencia de otras categorías como las preposiciones, los verbos constituyen una abierta.

Pueden surgir nuevos verbos con el paso del tiempo como respuesta a nuevas necesidades, nuevos procesos sociales, nuevos conceptos o nuevos elementos.

Por otra parte, los verbos de estos tres modelos de conjugación (al igual que los verbos regulares) pueden conjugarse mediante 17 tiempos verbales en español, divididos en las siguientes categorías:

  • Modo indicativo:
    • Existen 5 tiempos simples (presente —amo—, pretérito imperfecto —amaba— y perfecto —amé—, futuro —amaré— y condicional —amaría—) y 5 tiempos compuestos (pretérito perfecto compuesto —he amado—, pluscuamperfecto —había amado—, pretérito anterior —hube amado—, futuro compuesto —habré amado—, condicional compuesto —habría amado—).
  • Modo subjuntivo:
    • Hay 3 tiempos simples (presente —que yo ame—, pretérito —que yo amara o amase—, futuro —que yo amare—) y 3 compuestos (pretérito perfecto —que yo haya amado—, pluscuamperfecto —hubiera o hubiese amado—, futuro —hubiere amado—).
  • Modo imperativo: amá o ama; amad.

Todos estos tiempos resultan complejos de aprender con verbos regulares (dado que solo se modifican las desinencias y los tipos de conjugación del auxiliar haber en los tiempos compuestos). Sin embargo, son aún más difíciles con los verbos irregulares, incluso para hablantes nativos.

Conjugación y aprendizaje
La conjugación verbal, en ocasiones, puede generar dudas y confusiones incluso a los hablantes nativos de esa lengua.

Existen, finalmente, algunos verbos en los que no es posible realizar todas las conjugaciones (es decir, en todas las personas o en todos los tiempos). Estos se denominan verbos defectivos: un ejemplo es llover.

Cuando se intenta conjugar este verbo en un tiempo como el presente, a través de las 6 personas, se percibe que, si bien gramaticalmente la posibilidad existe, semánticamente carece de sentido:

  • Yo lluevo; nosotros llovemos
  • Vos llovés o tú llueves; ustedes llueven
  • Él o ella llueve; ellos o ellas llueven

Esta conjugación carece de sentido en nuestra lengua, en este caso, porque es un verbo sobre fenómenos naturales. Por ende, no se aplica a personas a menos que sea en sentido figurado o metafórico (llueven ofertas). Ocurre algo similar con otros verbos como abolir, nevar, concernir o atañer.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (7 de febrero de 2023). Definición de conjugación. Rasgos, tipos y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/conjugacion/

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