La palabra natalidad deriva de nacimiento, que alude al momento en que los seres vivos surgen hacia el exterior desde el vientre de la madre, desde el interior de un huevo o a partir de una semilla. Comprendido el concepto de nacimiento, podemos afirmar que la natalidad se refiere al número de nacimientos de una población determinada en un período de tiempo específico.

Etimológicamente, el vocablo procede del latín y está compuesto por la palabra natus (“nacido”), seguido por los sufijos –alis, que indica relación, y –dad, que denota cualidad.

La natalidad, en tanto valor objetivo, no es buena o mala en sí misma, es decir, que no hay un número ideal de nacimientos, por regla general. Se trata de un simple dato que permite analizar otras cuestiones, tales como la fecundidad en una comunidad o el funcionamiento y definición de ciertas políticas públicas. Esta información es muy útil a la hora de estudiar las tendencias poblacionales, realizar proyecciones acerca del volumen de generaciones venideras y planificar, por ejemplo, su distribución en el espacio geográfico.

La natalidad mide el número de nacimientos.
La natalidad es el número de nacimientos registrados en una población en un período determinado.

Tasa de natalidad.

Para ello, y con fines comparativos y analíticos, se calcula el índice o tasa de natalidad, esto es, la proporción de personas que han nacido en una población: la cantidad de nacimientos, por cada mil habitantes, acontecidos en un tiempo acotado (generalmente, un año). Este índice varía de acuerdo al lugar y a la época en que se lo calcule, por eso se dice que es una tasa variable.

La tasa de natalidad se calcula dividiendo la cifra de los nacimientos efectuados en un marco espacio temporal concreto, y la población total de dicho ámbito. El valor resultante es multiplicado por mil. Entonces, el resultado será el promedio de nacimientos cada mil habitantes. La fórmula sería:

Tasa de natalidad = (Nº de nacimientos en un año / población total) x 1000

La tasa de natalidad es un indicador demográfico que sirve, junto con el índice de mortalidad, para analizar el crecimiento de las comunidades. Ambos aspectos dependen de diversas variables y deben ser considerados según las características socioeconómicas de la muestra analizada, además de las cuestiones culturales y religiosas preponderantes.

Existe la tendencia de que países menos desarrollados registren mayor índice de natalidad que los más prósperos económicamente. Del mismo modo, en sectores más vulnerables de una comunidad, suele aumentar el número de nacimientos, en comparación con las clases más acomodadas. Cabe aclarar que son muchos y complejos los factores que alimentan esta realidad. Entre ellos, podemos mencionar la disponibilidad o ausencia de campañas y de información sobre la planificación familiar, el acceso a programas de educación sexual integral y a métodos anticonceptivos, las oportunidades socioeconómicas y la capacidad de proyectar la propia vida.

Como dijimos, el valor del índice de natalidad por sí mismo no es positivo ni negativo, sino que depende del contexto y la situación demográfica donde se mida. Los bajos índices de natalidad en ciertas sociedades tienen como resultado un envejecimiento de la población. Ello puede tener efectos negativos en el desarrollo económico, puesto que las personas envejecen al tiempo que el reducido número de nacimientos no alcanza para dar lugar a una población joven que reemplace a los ancianos que abandonan la actividad laboral, generando, así, una recesión productiva.

Por otro lado, índices de natalidad muy altos pueden traer aparejados casos de superpoblación, en los que se vuelve difícil responder a la totalidad de las necesidades básicas de los y las habitantes, puesto que los recursos son escasos (alimentos, agua potable, electricidad, combustible) y el acceso a la salud y la educación de calidad se vuelve desigual.

También podría decirse que el mecanismo funciona al revés: cuando los países aumentan su poder adquisitivo, su producto bruto interno, la calidad de los servicios de salud y educación, etc., ello repercute en el deseo y decisión de la gente de tener hijos/as, bajando el índice de natalidad. A mayor nivel educativo, las personas suelen atrasar la paternidad o maternidad, dando prioridad a sus estudios y carrera laboral. Un factor relevante en este sentido ha sido el incremento de la participación de las mujeres en el ámbito laboral.

Suele decirse que un buen índice de natalidad es aquel que está por encima del índice de mortalidad. Por su parte, el concepto de eficiencia reproductiva hace alusión a la cantidad justa y necesaria de población, con la mínima natalidad posible. Es decir, la eficiencia de este tipo se da cuando hay una baja natalidad y una alta longevidad (duración de la vida), mientras que la sociedad total se mantiene (y hasta podría aumentar).

El baby boom genera crecimiento poblacional.
La explosión de natalidad es un proceso demográfico que tiene efectos en el crecimiento poblacional.

Baby boom (explosión de natalidad).

En distintas épocas de la historia de la humanidad se han dado llamativos procesos sociales y demográficos de explosión de natalidad (baby boom, en inglés), en los que el número de nacimientos ha aumentado de modo exorbitante en un lapso de tiempo acotado y en una zona geográfica específica. En el extremo opuesto, también han habido disminuciones drásticas de la tasa de natalidad en ciertos contextos espacio-temporales e incluso a nivel mundial.

Promediando el siglo XX, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, en el mundo occidental tuvo lugar, entre mediados de la década del cuarenta y mediados de la década del sesenta, un período de posguerra caracterizado por un incremento desmesurado de la natalidad.

A la generación de personas nacidas en dicha etapa de la historia, se les ha asignado el nombre de baby boomers. Sus antecesoras y antecesores directos integran la llamada generación silenciosa, aquella atravesada por la gran depresión norteamericana y la guerra (contextos no muy propicios para tener hijos).

Para mediados de 1960 los baby boomers europeos y norteamericanos ya eran adolescentes y jóvenes adultos, a grandes rasgos les toca una época próspera, de crecimiento. Un sector de esta cohorte ha protagonizado eventos sociales y contraculturales tales como el Mayo del 68, el movimiento hippie, el activismo por los derechos civiles y contra la guerra de Vietnam.

El preservativo es útil para el control de natalidad.
La educación integral de la sexualidad, entre otras cosas, brinda información valiosa sobre los métodos anticonceptivos.

Control de natalidad.

A lo largo de nuestra historia, en distintas naciones y regiones, se han llevado a cabo campañas y políticas de control de la natalidad, según las necesidades demográficas consideradas para la población en cuestión. En casos más extremos, como el de China, se han llegado a imponer restricciones sumamente radicales en el número de hijos e hijas por grupo familiar. La denominada política de hijo único fue una medida de esta índole aplicada en zonas rurales del país oriental, desde finales de la década del setenta.

En otros casos, se ha tratado de políticas de salud y educación integral de la sexualidad, para acercar, a las y los habitantes, información valiosa y de gran utilidad a la hora de tomar decisiones sobre asuntos reproductivos y de planificación familiar.

Este tipo de educación ha tenido resultados muy favorables en todo el planeta, tales como el retraso de la iniciación de la actividad sexual a temprana edad, la disminución de conductas sexuales riesgosas en niñas, niños y jóvenes, el descenso de casos de embarazo no deseado y de abortos efectuados a corta edad, así como la difusión de información acerca los métodos anticonceptivos y el aumento de su utilización.

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Lehrer, L. (5 de abril de 2022). Definición de natalidad. Su origen, medición, el baby boom y el control de la natalidad. Definicion.com. https://definicion.com/natalidad/