La palabra melomanía, proveniente de un término en griego, alude a la afición de una persona por la música. El término se compone de las siguientes partes:
- Melós, del griego μέλος, que significa música o canto con música
- el sufijo manía, que se utiliza para señalar una fijación o una afición considerada excesiva, exagerada.
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Historia del término.
Los registros históricos señalan que este vocablo fue acuñado durante el siglo XVIII por un dramaturgo francés de nombre Pierre-Augustin Caron de Beaumarchais (1732-1799).
Es conocido, en la historia, por haber sido parte de la corte de Luis XV, rey que se encargó de contribuir ampliamente al desarrollo y difusión de las artes, la cultura y fundamentalmente la música.
En su corte, Caron de Beaumarchais trabajó como profesor de música y se afirma que no es sino hasta 1781 cuando comenzó a emplear el término. Alegó que provenía del griego y que con ella podían describir a alguien cuya pasión por la música y todo lo que la rodeaba era excesiva.
Características.
El melómano, que es el individuo aficionado a la música, tiene algunas características particulares que lo hacen reconocible. En primer lugar, el arte musical está presente en su vida siempre, de muchas maneras:
- Escucha música constantemente (con probabilidad, a diario).
- Disfruta explorar bandas nuevas, músicos desconocidos o géneros no muy populares.
- Consume música de formas muy diversas: a través de aplicaciones en línea, con la compra de discos, vinilos o casettes.
- Presencia, de forma frecuente, recitales, conciertos o presentaciones de obras.
- Su afición no necesariamente está restringida a un solo tipo de música.
- Es probable que varios de sus pasatiempos cotidianos puedan girar en torno a la música: escuchar música en vivo, ordenar su colección musical, mostrarle sus adquisiciones a amigos y familiares, estudiando sobre un género u otro.
- Además de sus gustos musicales, es posible que asimismo cultive conocimientos específicos y técnicos al respecto, por ejemplo, creando música como hobby o como forma de trabajo, estudiando una carrera vinculada al aspecto técnico o creativo de la música.
Cabe destacar, en este punto, que la melomanía no está contemplada como un trastorno o como una conducta peligrosa. Esto es importante ya que la noción puede prestarse a tal confusión: estamos habituados a oír el término manía vinculado con comportamientos considerados negativos. Por ejemplo, el mismo concepto de manía se asocia con comportamientos donde se entra en un estado de euforia fuera de lo común, y que por lo general se relaciona con trastornos en el estado de ánimo.
Por tal motivo, la idea de melomanía, o la concepción sobre el melómano, no está considerada un trastorno ni una enfermedad.
Un término relacionado: la audiofilia.
La audiofilia se describe como un comportamiento particular en una persona a través del cual se busca obtener una elevada calidad en materia de sonido.
El término se conforma de dos partes:
- audio: proviene del latín audire, que significa oír o escuchar
- filia: del griego φιλία, se utiliza para señalar amor, atracción o afinidad.
Los audiófilos, más que afición general por la música, manifiestan una fascinación particular con la calidad con que esta se reproduce.
Si bien existen muchos reproductores de música de todo tipo que pueden aprovecharse, no todos tienen la calidad técnica necesaria para un sonido de alta fidelidad. Por esta razón, los audiófilos suelen preferir elementos como discos de vinilos.
Estos, también conocidos como discos gramofónicos, se fabrican con vinilo (un material muy resistente) y son una gran opción para quienes apuntan a reproducir música con excelencia sonora.
A diferencia de los melómanos, que no necesariamente desarrollan un gusto particular por una clase o un estilo de música, el audiófilo suele estar asociado con dos géneros en particular: el jazz y la música clásica. Esto se debe a que estas piezas suelen tener un gran trabajo de producción técnica. Por este motivo son los géneros predilectos para quienes tienen un oído más trabajado y un conocimiento técnico más sensible.
Efecto de la música sobre la psiquis.
Esta fascinación que caracteriza al melómano no es, de acuerdo con investigaciones en psicología, algo que resulte casual o carente de sustento científico.
El impacto que la música tiene en el cerebro resulta un aspecto atractivo de investigar: gracias a la música podemos sentir alegría, tristeza, emoción, desesperanza o relajación. La música posee un poderoso efecto sobre nosotros ya que nos incita a evocar emociones y sensaciones que están almacenadas en nuestra mente.
Además, esta capacidad de lo musical no se restringe solamente a despertarnos emociones por esa pieza musical particular: numerosas veces nos trae recuerdos de la infancia, sobre música que compartíamos con nuestros padres o adultos que nos transmitieron sus gustos.
Además, gracias a ella, hay una rama de la psicología que puede trabajar con pacientes y asistirlos en sus estados de ánimo. Esta es la musicoterapia, que combina asistencia de un profesional con, por ejemplo, escuchar música, tocar instrumentos, aprender sobre el aspecto técnico y otras posibilidades.
Es muy útil en situaciones en las que alguien presenta dificultades para canalizar sus emociones o sensaciones mediante un canal verbal, por ejemplo. De este modo, si logra manifestarse a través de la música es posible crear un entorno seguro donde la persona sienta contención, mejore su estado de ánimo o pueda lidiar mejor con sus dificultades diarias.
Estimulación de la parte musical.
La fascinación por la música, tal y como puede darse con la melomanía, puede ser trabajada como una habilidad. Los beneficios del conocimiento musical puede brindar herramientas interesantes si se trabajan fundamentalmente desde la infancia.
Esto ocurre de igual modo con otros pasatiempos o hobbys como lo son los deportes, las manualidades, los idiomas o desarrollar y trabajar nuestras habilidades en pintura.
Cabe destacar que la melomanía, con sus rasgos particulares, es algo que suele ser reconocido en quienes son más adultos; sin embargo, es posible trabajar sobre las destrezas particulares que un niño o niña puede demostrar desde edad temprana.
Acercarlos a un instrumento puede ser un buen primer paso: algo que puede empezar como un juego a lo mejor se transforma en una habilidad para trabajarse y complementarse con saber técnico.
Además, no necesariamente el niño o la niña puede desarrollar afición por tocar un único instrumento; el multinstrumentismo es, contrario a lo que suele pensarse, un don común entre quienes tocan música.
Un sujeto puede conocer cómo tocar la guitarra y el bajo y también interesarse por ejecutar teclados (o un sintetizador, por ejemplo) o desear explorar la batería. Tal vez, no en todos los instrumentos se tenga la misma destreza e incluso puede ocurrir que se prefiera uno por sobre otro u otros. Lo interesante, en este punto, es que se logre vivir la experiencia de probar distintas opciones, si así lo desea la persona.
Sin embargo, tocar instrumentos no es la única manera en que alguien se transforma en un melómano: no todos los melómanos son músicos, necesariamente, ni tienen una gran destreza por un instrumento en particular. El amor por la música no se restringe a los elementos para crear melodías: es posible ser un gran conocedor de géneros, disfrutar de desglosar una pieza musical mientras se la escucha y analizar la técnica con que fue ejecutada.
Citar este artículo
Fernández, A. M. (30 de diciembre de 2022). Definición de melómano. Rasgos, características y usos. Definicion.com. https://definicion.com/melomano/