El concepto falacia se emplea, en español, para hacer alusión a una mentira, o a un engaño, que una persona realiza.
Por ejemplo, puede que alguien diga «Todo lo que me dijo fue una falacia, nada era verdad«, para describir cómo fue manipulado por otro sujeto.
Sin embargo, en el ámbito de la filosofía, el concepto tiene otro uso también muy extendido. En esta disciplina, la falacia se considera un razonamiento que un ser humano efectúa y que rompe o quiebra una de las múltiples leyes de la lógica.
Esto significa que, cuando se brinda algún argumento cuya conclusión fue construida en función de alguna premisa que está incorrectamente presentada, la persona comete una falacia.
El concepto proviene del latín fallacia y se vincula con el verbo fallere, engañar. Algunos vocablos vinculados con este son falencia, fallar y falso, entre otros.
Índice de temas
Introducción: Platón.
Se afirma que en la obra de Platón está una de las primeras menciones teóricas respecto de las falacias, su naturaleza y cómo ocurren. Uno de sus diálogos, fundamentalmente el Eutidemo (Ευθύδημος, en griego), desarrolla el análisis de los silogismos y de la metodología adecuada para ello.
El cuerpo del texto narra cómo en la erística (es decir, el debate con un interlocutor a través del conflicto), se incurría en muchas ocasiones a argumentos o premisas falaces. En este contexto, uno de los personajes del diálogo, Sócrates, contrapone la dialéctica como un arte mucho más adecuado para sostener ese tipo de discusiones.
Aristóteles y su aporte.
Aristóteles también había considerado las falacias en su obra: de hecho, es quien diferencia 13 tipos de falacias.
El grupo está compuesto por múltiples errores o equivocaciones en las formas de razonar y es la primera vez que tal información se sintetiza de manera esquemática.
Cabe destacar que, para Aristóteles, si bien los razonamientos falaces son equivocaciones, a primera vista puede que no parezcan erróneos. De hecho, se menciona que en diversas circunstancias pueden aparentar ser válidos: esto no es comprobado hasta tanto no se los analiza detenidamente.
Las falacias nombradas por él se distribuyen en dos grupos.
Falacias que dependen del lenguaje.
Las falacias que involucran al aspecto lingüístico son las siguientes:
- Anfibología: la palabra anfibio, del latín amphibĭon, se emplea para señalar aquel animal que habita tanto la tierra como el agua. En un uso más extendido, alude a aquello que posee características duales. En lógica, un razonamiento anfibio es aquel capaz de interpretarse de dos modos. Si bien esto puede ocurrir con múltiples términos de nuestro idioma y de otros, cuando el emisor del razonamiento ambiguo no atiende a tal posible confusión, se habla de una anfibología.
- Composición: cuando un argumento surge a partir de generalizar las características específicas de un elemento, objeto o persona. Es decir, se toma la parte por el todo para argumentar.
- División: de modo inverso a la composición, se argumenta en función de un fundamento general que no necesariamente ocurre de ese modo en sus partes. Veamos un ejemplo: «El coro ha ganado todos los concursos a los que se presentó, por ende, la cantante María es la mejor de todos«. En este caso, se ha afirmado que una de las partes (la cantante) tiene ciertas características solamente porque el grupo (el coro) las posee.
- Énfasis: también denominada falacia de acento, se caracteriza porque, en un razonamiento, se hace un énfasis deliberado en una porción del texto o en una palabra. Esto desvía la atención de las otras partes de ese texto. Originalmente se la denominó prosodia, ya que hacía alusión al acento que se le daba oralmente a esa porción de razonamiento.
- Equivocación: similar a la anfibología, en esta falacia se emplea un concepto de una manera en un razonamiento y, posteriormente, este se usa en otro sentido.
- Forma de la palabra: en este caso, una palabra A que tiene un significado opuesto a un vocablo B se aprovecha para significar o interpretar a ese segundo término.
Falacias que no involucran el lenguaje.
Por otra parte, hay siete falacias que involucran aspectos diferentes a lo lingüístico:
- Causas falsas: este razonamiento supone que, porque dos elementos aparecen como interrelacionados (por temática, por ejemplo), se interpretan como dependientes uno del otro. Dicho de otro modo, algo es presentado como verdadero solamente porque no se lo ha demostrado, hasta ese entonces, como falso.
- Preguntas múltiples: esta falacia supone realizar una pregunta que contiene en sí diferentes interrogantes. Por este motivo, al responderla se asume como verdadero el contenido de las demás inquietudes. Un ejemplo es «¿Llamó usted a la mujer que atropelló?«: un «Sí» confirma el atropello; un «No» niega el llamado pero afirma, de igual modo, el atropello.
- Petición de principio: ocurre cuando se intenta demostrar algo incluyéndolo en esa afirmación. Por ejemplo, «Gané el concurso porque soy el mejor«. A esta falacia también se la denomina argumento circular.
- Ignorancia a la consecuencia: o llamada a la ignorancia, esta falacia incurre en tomar la consecuencia de una acción para determinar la validez o no de algo. 2No pude haber robado la plata, porque en ese caso habría perdido mi cargo» supone que, como esa persona mantiene su puesto, es imposible o falso que haya robado.
- Ignorancia a la refutación: aquí se sostiene que A es verdad porque no hay forma de probar lo contrario. «Yo no creo en los fantasmas porque nunca vi uno» es un ejemplo claro al respecto.
- Relativos con absolutos: o falacia relativista, supone que algo que es relativo se interpreta como absoluto.
- Accidentes: aquí se interpreta, con una probable deducción correcta (siguiendo las reglas de la lógica) algo que no puede afirmarse efectivamente como verdadero. Un ejemplo es «Si las aves vuelan y las gallinas son aves, entonces las gallinas vuelan«.
Otros tipos de falacia.
Veamos a continuación otros tipos de falacias existentes. Una de las más conocidas es la falacia ad hominem, que supone que, en una discusión, no se ataca o refuta el argumento en sí sino a quien lo está diciendo, para desprestigiarlo. Un ejemplo de ello es «No puedo tomar en serio lo que estás diciendo porque exagerás la información«.
Otro caso es la falacia lógica, también denominada falacia de la pista falsa o falacia del arenque rojo (red herring, en inglés). Si bien nació como un modismo, supone una pista engañosa al interlocutor para desviarlo por un camino equivocado. Aunque sí es una falacia, ha sido muy utilizada en la literatura (sobre todo en el género sobre detectives) para guiar al lector por un tema y sorprenderlo al final. El nombre en inglés surge de que el arenque (un tipo de pez) en color rojo no existe.
Otra falacia conocida es la del francotirador: presume que, frente a diferentes datos e información que no tienen conexión entre sí, se interpreta como si hubiera un vínculo. Se afirma que el nombre deriva de una suerte de broma en la que un pistolero hace tiros contra una pared de forma aleatoria; luego pinta círculos en los tiros para demostrar que acertó.
Otro ejemplo es la falacia ad nauseam. Esta supone la reiteración de un argumento de manera incansable y repetitiva hasta lograr que sea aprobada por otros debido a esa excesiva repetición.
Diferencia entre falacia y sofisma.
Suele usarse alternadamente el concepto de sofisma y la noción de falacia. Si bien son muy similares entre sí, el sofisma alude específicamente a un argumento con apariencia de verdad pero que en realidad es falso. Por el contrario, la falacia tiene más bien un error en la construcción del razonamiento.
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Fernández, A. M. (19 de noviembre de 2022). Definición de falacia. Historia, clasificación y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/falacia/