La palabra criterio sirve para hablar de una norma o un parámetro: gracias a esto, puede accederse a la verdad. Es utilizada, además, para hacer referencia a aquella decisión que se tome respecto de algún asunto, de una persona o de una cosa.

Podemos considerarla, de manera general, como una pauta para discernir en la toma de una medida.

El vocablo proviene del latín tardío criterĭum, pero este a su vez halla su origen en el término griego κριτήριον, kriterion. Su significado era separar, distinguir o resolver. A su vez, se entendía como decidir o elegir. Algunos conceptos provenientes del latín también tienen esta raíz y siguen este sentido:

  • κρίνειν, o krinein, es decir, juzgar
  • κριτής, krites, que significa juez
  • κριτικός o kritikos, interpretado como aquella persona capaz de separar o distinguir

En función de estos vocablos, es posible llegar al significado general de criterio. Las formas en que se eligen y deciden cuáles son los criterios para un tema u otro tienen que ver con reglas internas, generalmente, a eso que estamos tratando.

¿Qué significa? Que lo que en un ámbito es un criterio válido, no lo es necesariamente en otro. Los valores con los que una situación se juzga guardan relación con lo que se considera aceptable, pertinente y sobre todo esencial respecto de un asunto.

Por tal razón es que en ocasiones se habla del criterio como un método, como una forma organizada de proceder para conseguir algo. Tal analogía surge de que ambos conceptos presuponen el ordenamiento de elementos. En función de esto, se define cuáles elementos son importantes para esta cuestión y cuáles no.

Es un concepto utilizado por ejemplo en las matemáticas, donde hay una serie de definiciones que contienen esta palabra. Veamos algunos:

  • criterio de congruencia
  • criterio de orden
  • criterio de (Gottfried) Leibniz
  • criterio de Chauvenet

Es, simultáneamente, un vocablo empleado en la lengua y la literatura: los criterios de textualidad permiten discernir entre qué es considerado un texto y qué no lo es.

Por último, es un concepto presente asimismo en el ámbito náutico. El denominado criterio de estabilidad fue acuñado por un profesor finlandés, Jaakko Rahola (1902-1973), con conocimientos en construcción naval. Este permitía considerar algunos valores mínimos para tener en cuenta en la construcción de buques y evitar así tantas pérdidas y accidentes.

Elegir lo correcto o incorrecto
Los criterios ayudan a que elijamos por cuenta propia, o en función de reglas externas, la opción adecuada, verdadera o correcta.

Criterio como valor.

Múltiples elecciones
El criterio no es siempre un concepto universal: lo que en un ámbito es correcto, en otro puede que no lo sea.

Podemos considerar el criterio desde una situación muy común, que es la expresión de una opinión. A menudo oímos decir que alguien «tiene buen criterio sobre un tema«, y lo que se quiere decir con esto es que posee buenas ideas u opiniones respecto de algo. También es usual escuchar que otra persona dice «Según mi criterio, esto no debería ocurrir de esta manera«.

¿A qué hacen referencia estos ejemplos? A que el criterio puede ser un asunto de cada individuo. Se mide, de cierto modo, en función de cómo se sustentan las ideas de un sujeto. De esta manera, es una cuestión profundamente individual y subjetiva.

En este marco no hablamos de normas o reglas por seguir para determinar la verdad o adecuación de algo. Aquí el criterio es una suerte de brújula, gracias a la cual las personas construyen sus propias opiniones y pueden validarlas frente a otros.

Visto de esta manera, el criterio se asocia con lo racional: tiene que ver con nuestra capacidad de razonar y de forjar una opinión propia.

El criterio en la vida cotidiana.

Estos modos de formar opinión, además de contribuir con el desarrollo de nuestro día a día, pueden ser útiles en otros aspectos de la vida. Consideremos, por ejemplo, el criterio y el aspecto laboral.

El desarrollo de un criterio propio puede ser positivo para ayudarnos a tomar decisiones en nuestro trabajo. Gracias a él, aprenderemos a desechar lo que no nos es útil y a tomar aquello que sí.

Nos permitirá, incluso, ser juiciosos respecto de las maneras en las cuales llevar a cabo una actividad, haciendo un seguimiento de aciertos, de lugares en los cuales introducir mejoras y de cómo potenciar las habilidades propias.

Suele considerarse, a menudo, que tener un buen criterio supone tener una opinión formada al 100 % sobre algo. Se piensa, además, que tener un buen criterio supone no cambiar de opinión nunca.

Opciones
Las posibilidades que tenemos respecto de un asunto son muchas, como los colores: cada uno encontrará el criterio más racional y justo para tomar una u otra decisión.

Pues bien, es posible que la experiencia y el paso del tiempo hagan que redefinamos ciertos conceptos que considerábamos trabajados. O puede suceder que, con el transcurso de los años, dejemos de estar de acuerdo con cosas en las que antes sí acordábamos. Esto tiene que ver con el criterio propio, con que podamos tomar decisiones racionales y acordes con el momento en el que estamos.

Criterio de divisibilidad.

En otra disciplina, las matemáticas, encontraremos el concepto de criterio de divisibilidad. Este alude a aquellas normas, pautas y reglas con las cuales podemos descubrir si un determinado número resulta divisible por otro.

¿Qué significa que un número es divisible? En el caso de los números enteros, que puede dividirse tal cifra por otra, y que su resultado será también un número entero. La utilidad es que ayudan a dividir los números sin tener que recurrir a algún elemento externo, como una calculadora. Veamos algunos ejemplos:

  • 4 es divisor de 2: si dividimos 4 en 2 dará 2 (otro número entero)
  • 15 es divisor de 3: si dividimos 15 en 3 nos dará 5 (otro número entero)

Pueden señalarse criterios de divisibilidad en función de cada número. A continuación, haremos un listado de algunos de los números más comunes sobre los cuales podemos tener esta información:

  • Es divisible entre 2 todo número par (es decir, si termina en 2, 4, 6, 8 o 0)
  • Por 3, si al sumar sus dígitos obtenemos 3 (33, 143, 1673, 123, etcétera) o un múltiplo de 3, como 45 (4+5=9, y 9 es múltiplo de 3)
  • Entre 4, si sus 2 últimos dígitos son 00 o un múltiplo de 4 (116, 232, 19412, etcétera)
  • Entre 6, si cumple con los criterios de divisibilidad de 2 y de 3: 1456 no lo es, aunque termina en número par, la suma de sus cifras (1+4+5+6=16) no es múltiplo de 3. 1452 sí lo es: termina en número par y la suma de las cifras (1+4+5+2=12) es múltiplo de 3.
Criterios de divisibilidad
Los criterios de divisibilidad ayudan a pensar de manera más rápida cómo dividir un número, aun si es muy alto o de muchas cifras.

Criterios de textualidad.

Finalmente, si nos trasladamos a la lengua y la literatura, encontraremos un criterio gracias al que definimos cuándo hablamos de texto y cuándo no. Estos criterios, denominados de textualidad, son 7 en total.

En primer lugar, hay que considerar:

  • la adecuación (al contexto, al estilo, a la intención de comunicación)
  • la coherencia (cuando se organizan adecuadamente los temas y la información)
  • y la cohesión (cuando desde lo gramatical y estructural la información está bien organizada)

En segundo lugar, hay otros 3 criterios:

  • intencionalidad (es decir, el fin del mensaje, lo que se quiere transmitir)
  • situacionalidad (cómo se adecúa el texto de acuerdo a la situación específica: si es pertinente o no)
  • aceptabilidad (si tiene valor para el receptor)

Finalmente, el último criterio es la intertextualidad. Esta es la vinculación del texto con los otros escritos con los que se relaciona en función del criterio pertinente (el período histórico, el género y el idioma, entre otros).

Citar este artículo

Fernández, A. M. (19 de mayo de 2022). Definición de criterio. Usos y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/criterio/