El término acto moral se utiliza para describir una acción efectuada por una persona que puede analizarse y evaluarse en función de criterios éticos.

El término se compone de dos partes:

  • Acto: del latín actus, es la acción que alguien lleva a cabo; puede ser sinónimo de términos como acción o hecho.
  • Moral: del latín morālis, es el vocablo para señalar de qué modo las acciones pueden observarse en función de su adecuación con aquello que está bien y/o eso que está mal. Esta perspectiva es tanto desde una concepción individual como de una colectiva.

Conceptos relevantes.

Para poder comprender un acto moral es importante iniciar considerando qué es la moral. Con ese nombre se identifica al conjunto de creencias, de actitudes y de costumbres que rigen tanto al interior de una sociedad como en el día a día de una persona.

Gracias a este conjunto de reglas se puede vivir en sociedad de una manera armoniosa y en consonancia con valores y códigos que todos comparten.

La historia de la moral, en la cultura, es tan antigua como el desarrollo de la civilización y las sociedades. Hubo períodos, por ejemplo en la Grecia antigua, en los que la moral estaba atravesada por valores como la ἀρητή, la areté, conocida en español como virtud.

Algunos siglos más adelante, en el período medieval fundamentalmente, la moral estaba regida por valores cristianos como resultado de la fuerte impronta que esta institución tenía en la sociedad. Años después, la moral comenzó a ser pensada en función de la individualidad de cada hombre, de cada ser humano, como ocurrió en el Renacimiento. 

Valores cristianos
Los preceptos de las religiones, como el cristianismo, han sido históricamente un indicador de lo que se considera correcto.

Esto significa que, en tanto en cuanto conjunto de costumbres, la moral puede cambiar con cada sociedad y, por ende, muchos actos pueden hacerlo también. Esto, sin embargo, no exime a algunos actos de poder ser inscritos dentro de lo que está bien o dentro de lo que está mal, como por ejemplo robarle a alguien o terminar con la vida de un ser vivo.

A propósito de esto, otro concepto relevante para comprender mejor los actos morales es la idea de lo que está bien y mal, o de lo correcto e incorrecto.

La comprensión de qué es lo correcto y qué no, por lo general, tiene que ver con la adecuación (o no) a reglas, normas y códigos. Gracias a esa normativa, las personas podemos conocer qué se permite, qué no y cuáles son los límites entre lo que está aceptado y lo que no.

Cabe destacar que esta delimitación no es intrínseca a la moral únicamente: al vivir en sociedad, en cada esfera de nuestras vidas estas reglas tienen lugar. Algunas de estas reglas son más explícitas, otras están implícitas; algunas son muy antiguas y, otras, se han repensado en la actualidad. Veamos algunos ejemplos:

  • Códigos de comportamiento en un lugar de trabajo: estos códigos delimitan cómo debe una persona estar vestida en un ámbito laboral y cómo hay que comportarse, o señalan qué está prohibido.
  • Las instituciones educativas también cuentan con códigos de comportamiento: la transgresión de alguno de ellos pueden llevar a que los estudiantes obtengan sanciones o llamadas de atención.
  • Una esfera distinta donde las normas también se aplican son en la ortografía: esta implica un conjunto de reglas sobre qué es lo correcto en la escritura y lo que no lo es.
  • La ley y el derecho son el ámbito ideal para comprender cómo el comportamiento individual y social se rige por normas. Su transgresión, en el plano comunitario, puede implicar multas, sanciones y hasta condenas a la libertad cuando la infracción es grave.
Enseñanza de lo moral
La enseñanza de qué es lo correcto y qué no puede empezar en el hogar pero también desde la escuela.

En estos cuatro ejemplos, la enseñanza de códigos sobre qué es válido y qué no permiten observar que aprendemos a comportarnos en sociedad gracias a su enseñanza. El aprendizaje de actos que se adecúan con la moral también puede ocurrir desde el hogar o en una institución educativa.

Finalmente, un último concepto relevante para la noción de acto moral es el de la responsabilidad.

Gracias a ella somos capaces de poder responder o dar cuenta de nuestros actos frente a terceros. Cuando logramos dimensionar los posibles resultados y/o consecuencias de nuestras acciones, y escogemos actuar de la forma más correcta posible, apelamos a nuestro sentido de la responsabilidad.

En muchas ocasiones, esa responsabilidad está dada a partir del aprendizaje previo sobre aquello que se considera bueno o malo según un código de conducta social. Sin embargo, en otras circunstancias, es nuestra propia conciencia la que nos indica que podemos reconocer si algo que estamos a punto de hacer es lo correcto o no.

Características.

Algunos rasgos generales de los actos morales son los siguientes:

  • Se adecúan con códigos de comportamiento y costumbres ya instaladas en la sociedad
  • Son voluntarios. Es decir, gozamos de la libertad de hacerlo —aún si sabemos que algo no es lo correcto—. En estas instancias intervienen la responsabilidad y la capacidad de hacerse cargo de los propios actos
  • Son acciones racionales, es decir, en su ejecución no hay movilizaciones instintivas o un actuar inconsciente. Tenemos la capacidad de poder reconocer cuándo algo es correcto o no en la mayor parte de las situaciones a las que nos enfrentamos
  • No nos involucran a nosotros mismos, únicamente, sino que lo que hacemos también puede tener un efecto colectivo. Esto significa que nuestra convivencia con otros está atravesada por estos códigos y es importante que, en nuestra individualidad, podamos respetarlos tanto como sea posible
  • Existen múltiples valores que se ven involucrados en estos actos. No todos ocurren de manera simultánea, pero es común que en una misma acción puedan aparecer alguno de ellos. Veamos a continuación algunos ejemplos:
    • rectitud
    • honradez o sinceridad
    • empatía
    • racionalidad
    • generosidad
    • sentido de justicia
    • bondad
Valores
Los actos morales, en muchas ocasiones, van acompañados de otros valores complementarios, como la empatía por los demás.

Estos rasgos permiten dar cuenta de que, en los actos morales, intervienen dos aspectos. En primer lugar, el aprendizaje previo, la enseñanza que nos han brindado desde el hogar, la escuela u otros ámbitos. En segundo lugar, entran en juego la consciencia y la voluntad.

Más allá del gran caudal de conocimiento respecto de lo correcto que podamos tener, queda en nosotros poder poner en práctica ese saber y conducirnos en la vida diaria a través de él.

Las razones por las que actuamos de la forma adecuada pueden ser múltiples. Pueden tener que ver con nuestro propio sistema de pensamiento en función de ciertos valores, por ejemplo, elegir no comer alimentos de origen animal ya que tenemos conciencia de la explotación a la que son sometidos para su consumo.

Otra opción es que adecuamos nuestro comportamiento a determinados lineamientos políticos ya que consideramos que eso es lo correcto. En otros casos, los móviles pueden ser, simplemente, tratar de evitar algo negativo para alguien, sin más motivos que ello.

Ejemplos.

A continuación exploraremos algunos ejemplos sobre lo que un acto moral puede ser en distintos ámbitos.

Como resultado del alto riesgo de contagios del COVID-19, la población mundial fue instada a utilizar barbijos en la vía pública y en zonas de alta recurrencia de gente. Si bien muchos negocios y espacios prohibieron la entrada sin barbijo, en muchas otras áreas su uso no era un requisito.

Aquí entra en juego el acto moral: mucha gente optó por utilizar un tapaboca en estos ámbitos no obligatorios. Las razones pueden haber sido múltiples:

  • Proteger la propia salud, en caso de quienes eran pacientes de riesgo
  • Cuidar a las personas que convivían con nosotros, a compañeros de trabajo con riesgos y/o a adultos mayores, más proclives a enfermarse
  • Usarlo por simple responsabilidad social: si todos lleváramos barbijos, los contagios serían menos y contribuiríamos al paulatino descenso de casos
Uso de barbijo
Durante la pandemia por COVID-19, el uso de barbijo fue un tema relevante para el cuidado propio y de los demás.

Otro ejemplo puede ser que, en caso de que un sujeto esté en estado de ebriedad y deba manejar, opte por no hacerlo y escoja regresar a su hogar en un taxi, que alguien maneje en su reemplazo o pasar la noche en la casa de un amigo. De este modo evita exponer su propia vida a un accidente o a dormirse al volante y, además, protege a terceros frente a un potencial acto imprudente que puede costarle la vida a alguien.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (26 de enero de 2023). Definición de acto moral. Rasgos, conceptos y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/acto-moral/