Naturaleza es el nombre que recibe el conjunto de fenómenos, elementos y seres que habitan el mundo, y que tiene como característica esencial no haber sido creado por el hombre. Es, entonces, el universo físico en el que existen diferentes tipos de seres vivos (animales, no animales, vegetales y otros).
La naturaleza como objeto es ampliamente estudiada por múltiples disciplinas: la biología, la geología, la química, la botánica, la astronomía, incluso, y otras.
La palabra proviene del latín natura que, a su vez, proviene del término natus, es decir nacido, por lo que se la vincula con el origen y desarrollo que ocurre en los seres vivos.
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Características.
Entre los múltiples rasgos que es posible identificar en la naturaleza, encontramos que uno de los más característicos es que se opone al término de artificial. De acuerdo con la etimología de esta palabra, vinculada con una obra o trabajo realizada por el hombre, la naturaleza es aquello en cuya formación no intervino el hombre.
Por este motivo, también suele ser considerado un término opuesto a cultura.
Por esto, incluye elementos muy variados como la tierra, los animales, las personas, la flora y la fauna e incluso la galaxia y sus cuerpos (planetas, satélites, estrellas).
Otro rasgo es que, en términos generales, se constituye de dos grandes grupos de elementos:
- Los animados o vivos: una persona, una planta, un animal, los reptiles, las bacterias o microorganismos.
- Los inanimados: el aire, la luz, el agua o las rocas, en todas sus dimensiones.
La distinción entre ambos grupos tiene que ver con que los animados pueden reproducirse (de distintas maneras), mientras que los inanimados no.
Además, la naturaleza puede concebirse también en términos de sistemas, más precisamente, de ecosistemas.
Un ecosistema es una comunidad de seres vivos que comparten una geografía, un clima, características en común y entre los cuales hay una interrelación. Esta relación es tanto de coexistencia como de supervivencia, ya que por lo general todos son el potencial alimento de los demás. Por este motivo, en los ecosistemas existen las cadenas tróficas: cada una de sus partes o eslabones (los organismos) se alimentan de un organismo pero, a la vez, son el alimento de otros.
Existen diferentes formas de clasificar estos conjuntos de seres, pero una de las más extendidas es la siguiente:
- Terrestres: se posicionan sobre el suelo, no involucran agua y pueden manifestarse a través de distintos relieves. Por este motivo, pueden ser planicies, montañas, desiertos extensos o bosques, entre muchos otros.
- Acuáticos: aquí se incluyen los mares, ríos y océanos, masas de agua dulce o salada, lagunas, arrecifes de coral, pantanos, estanques, marismas, entre otras.
Elementos.
La naturaleza consta de cuatro elementos, que a lo largo de la historia han sido contemplados no solo en relación con la naturaleza y su manifestación física, sino también en su vínculo con lo simbólico y cultural.
Esto significa que las diferentes comunidades humanas les han atribuido significados, simbología y valor de distintas maneras.
Veamos estos elementos y sus significados más comunes:
Tierra.
La tierra representa la solidez, aquello que sostiene a otros elementos o seres y que puede manifestarse, por ejemplo, en una montaña o una roca, por ejemplo.
Históricamente, se asocia con la fertilidad, la seguridad y la estabilidad.
Aire.
El aire, por otra parte, históricamente representa la libertad, la espontaneidad, y un elemento esencial para la supervivencia. Se vincula con el aspecto creativo y, en algunas culturas, como el elemento vital para la existencia humana, el soplo necesario para la vida.
Agua.
El agua se vincula con la simbología de la purificación, de transformación y de renovación: en algunos sistemas de pensamiento, como el cristianismo, se vincula con la creación y la sabiduría.
La tierra y el agua, además, son dos elementos considerados de energía femenina, pasiva, que se contraponen a los elementos como el fuego y el aire considerados por múltiples comunidades como de energía masculina.
Fuego.
Finalmente, el simbolismo del fuego está atravesado por el cambio y la transformación, la purificación, la muerte y, a la vez, la vida.
Es un elemento adorado y celebrado por muchas comunidades, y tiene un vínculo con la iluminación, con la luz y con la fuerza energética o espiritual de una persona.
Flora y fauna.
Las dos categorías más reconocidas dentro de la naturaleza son la flora (los organismos vegetales como plantas, árboles, entre otras) y la fauna (los animales, de diferente tipo, incluido insectos).
El vínculo entre ambos grupos es esencial para la supervivencia de ese ecosistema. Asimismo, la protección y cuidado de la flora y la fauna son elementos fundamentales para poder conservar los espacios naturales y la biodiversidad de un hábitat.
Ambas categorías tienen dos grandes grupos dentro de los cuales se incluyen los distintos organismos:
- Especies nativas o autóctonas: son aquellas propias de un determinado espacio, que nacen, crecen, se reproducen y crecen en ese hábitat. Su supervivencia depende, en gran parte, del clima en el que crece y de que las condiciones ambientales se mantengan.
- Especies exóticas: son aquellas que crecen fuera de su área nativa, y son introducidas en otros espacios por, por ejemplo, intervención humana. Su traslado implica, muchas veces, cambios en el hábitat en el que se asienta.
Biomas y ecosistemas.
La palabra bioma, cuya raíz, βίος, proviene del griego y significa vida, puede interpretarse como un conjunto de ecosistemas en un espacio o territorio. Son grandes extensiones de territorio con un clima, una fauna, una flora y una geografía particulares.
Algunos de los biomas más importantes son los siguientes:
- Bosques: son áreas en las cuales predomina, con gran abundancia, la presencia de árboles, plantas, arbustos, matorrales y la flora que acompaña, aunque esta es secundaria. Varían en función del clima, del tipo de vegetación que tienen, del tipo de árbol, incluso, que lo caracteriza, y la gran mayoría de estos se ubican en el hemisferio norte.
- Selvas: estos paisajes son aquellos donde la vegetación es muy abundante, donde además abundan las lluvias y esto le otorga el clima húmedo que las caracteriza. Además, son áreas calientes, que mantienen su clima la mayor parte del año, a diferencia de otros biomas que tienen más variaciones.
- Desiertos: estos son espacios terrestres que reciben muy pocas precipitaciones a nivel anual; además, son espacios secos, que cuentan con nula vegetación y con un suelo de arena muy fina.
- Tundra: estos espacios, caracterizados por ser extensos y no contar con árboles pero sí con vegetación muy pequeña (debido a los fuentes vientos, que impiden su crecimiento), son territorios de llanura, cubiertos de nieve o con temperaturas muy bajas, que cuentan con muy pocas precipitaciones anuales.
Finalmente, encontramos los biomas acuáticos o marinos. Pueden ser de agua dulce o salada (aunque estos, con diferente flora y fauna entre sí y, debido a las grandes extensiones de los océanos, son uno de los biomas más grandes y variados de la Tierra.
A grandes rasgos, los biomas de agua dulce (es decir, con una muy baja cantidad de sal, menos del 1 %), tienen flora y fauna que probablemente no podría sobrevivir a los niveles de salinidad que tienen, por ejemplo, los océanos. Los biomas de agua salada, por otra parte, ocupan áreas mucho más extensas, ya que pueden ser desde lagos hasta océanos.
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Fernández, A. M. (19 de julio de 2023). Definición de naturaleza. Rasgos, elementos y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/naturaleza/