La palabra habilidad hace referencia a la capacidad de hacer o conseguir algo. Se relaciona con conceptos como destreza, aptitud, ingenio, y con tener idoneidad en algún tipo de actividad.

Su origen está en el latín habilĭtas que significa, precisamente, idoneidad, capacidad o inteligencia. Esta palabra tiene a su vez raíz en el verbo habeo (tener, o poseer). Así, de una inicial definición sobre poseer algo, con el tiempo su significado fue mutando hasta alcanzar el actual, que tiene que ver con ser hábil.

Pensar en la habilidad supone la pregunta sobre si es algo innato o no, es decir, si nacemos con ella o si es posible construirla a lo largo del tiempo.

Habilidades mejorables
La habilidad es algo que se puede trabajar y perfeccionar a lo largo de la vida.

Si bien podemos tener facilidad para cierto tipo de actividades desde la infancia (como lo físico, o lo cognitivo), esto implica algunas aclaraciones:

  • Tener facilidad para algo no necesariamente significa disfrutar esa actividad;
  • No tener una habilidad en la infancia no equivale a que se anule la posibilidad de trabajar en ella en otras etapas de la vida.

¿Qué significa esto? Que si notamos alguna habilidad en los más pequeños, es muy importante saber que el niño tiene ganas de practicar y dedicarle energía y tiempo a ello. De lo contrario, lo haríamos realizar una actividad con la que se puede sentir presionado y poco cómodo.

Tipo de habilidades.

Es importante destacar, entonces, que todos podemos tener múltiples habilidades, pero esto no implica que necesariamente se las desarrolle

Puede que no sepamos que teníamos habilidad en algo, y que empecemos a trabajar en ello en etapas avanzadas de nuestras vidas. También, podemos elegir llevar adelante alguna actividad que nos cueste mucho tiempo, entrenamiento y energía, y que logremos desarrollarla como una habilidad.

Podemos no nacer con una habilidad: sin embargo, la clave es la constancia, la dedicación e invertir energía en ella.

Habilidades físicas.

Este grupo de habilidades estará relacionada con el cuerpo, y tienen un estrecho vínculo con la precisión y la técnica. Podemos pensar en un área particular de las actividades humanas donde el uso del cuerpo es central: los deportes. Hay deportes grupales, como vóley, básquet o fútbol; existen también actividades más individuales, como el tenis, o el atletismo. Hay ámbitos externos a los deportes donde la fuerza física también es necesaria: la albañilería, ser pintor o pintora, o trabajar en una panadería.

Personas entrenando
La habilidad física puede orientarse a superar barreras y objetivos concretos, pero es imprescindible el cuidado del cuerpo

La constancia, la disciplina y el trabajo continuo son actividades que se relacionan con esta habilidad. Son todas fundamentales para que puedan alcanzarse los objetivos que uno se propone.

Fuerza.

Dentro de las habilidades físicas, el entrenamiento de la fuerza es central. La definiremos como la capacidad de que haya tensión muscular dentro del menor tiempo posible.

Esta puede considerarse en relación con tres tipos de actividades:

  • La primera es la fuerza que requiere ser sostenida a largo plazo, que dure en el tiempo: a esto se lo denomina resistencia.
  • La segunda supone no solo el uso de la fuerza, sino también velocidad, como ocurre en carreras.
  • Finalmente, tenemos la carga del máximo peso posible: lo encontraremos en deportes como la halterofilia o levantamiento de pesas.

La fuerza es algo que puede trabajarse desde la infancia. Lo que no debe olvidarse es la realización adecuada de los ejercicios, conocer la técnica para no lastimarse, y trabajar con profesionales que sepan adaptarse a las necesidades y limitaciones de cada persona. 

Flexibilidad.

La flexibilidad en el cuerpo es la habilidad de mover las articulaciones, con un rango de movimiento específico, sin que se produzcan lesiones.

En todas las actividades físicas debe trabajarse sobre este aspecto, aunque hay algunos que lo hacen con mucha más especificidad. Hablamos de yoga, de pilates, o de gimnasia artística.

Sin un buen desarrollo de esta habilidad, la probabilidad de lesiones es mucho más alta. Adquirir mayor flexibilidad permite realizar ejercicios de forma más adecuada, pero es muy beneficiosa para corregir la postura corporal

Resistencia.

Ciclistas en montaña
El ciclismo es un deporte típico de resistencia.

La palabra “resistencia”, derivada de resistir (tolerar, soportar). En el deporte, hace referencia a la habilidad de hacer un esfuerzo de forma adecuada, durante la mayor cantidad de tiempo que se pueda.

Hay múltiples maneras de entrenar este tipo de habilidad o destreza: puede ser practicando running, o saliendo a correr (en lugar de salir al aire libre, se puede correr también en una cinta).

En la actualidad, hay una modalidad denominada HIIT o High Intensity Interval Training, donde se trabaja en sesiones de poco tiempo (treinta segundos, o un minuto) a alta intensidad. El fin de esta actividad en particular, y de la resistencia en general, es incrementar la demanda cardiovascular. Con esto, se potencia la capacidad del corazón y los pulmones para oxigenar el cuerpo, y mejora la salud a largo plazo.

Velocidad.

La velocidad es la rapidez (sumada a la eficacia) con que un ejercicio puede ejecutarse. Como todo ejercicio físico, el cuerpo debe aprender a hacer más esfuerzo, y esto aumenta a medida que se superan objetivos como por ejemplo, reducir algunos segundos el propio récord de velocidad. 

Un tipo de entrenamiento específico para la velocidad es el sprint. Este supone correr, en una distancia breve, a toda la velocidad posible: los pasos por seguir son calentar, hacer la parte más intensa, recuperarse, y empezar de nuevo.

Habilidades sociales.

Las habilidades sociales serán el grupo de capacidades con las cuales podremos resolver situaciones de nuestra vida, en lo individual y en lo colectivo.

La destreza en el aspecto social contribuye a que establezcamos un mejor vínculo con los demás, y también a que aprendamos a registrarnos en lo que nos ocurre individualmente. Sabremos cómo dirigirnos a otros, cómo gestionar emociones, y esto permitirá una convivencia más armónica con los otros.

Personas unidas
Es importante trabajar en la escucha activa, y en la atención al otro y a uno mismo, para desarrollar nuestras habilidades sociales.

Para clasificar las habilidades sociales, las dividiremos en simples y en complejas:

  • Simples o básicas: Aquí podemos incluir el llevar una conversación con otra persona, agradecer, aprender cuándo escuchar y aprender cuándo hablar, (es decir, uso de turnos y roles en el diálogo). 
  • Complejas: Una habilidad como la asertividad (comunicación precisa, directa y con claridad) es algo que supone un trabajo más importante sobre la propia comunicación de emociones. También incluimos aquí la denominada «inteligencia emocional», o el reconocimiento de qué nos pasa, qué le pasa a los demás y cómo procesar esas emociones. Se suman a esta lista la capacidad de pedir ayuda y la capacidad de tener empatía.

Habilidades cognitivas.

Al hablar de habilidades cognitivas, haremos referencia al conjunto de saberes relacionados con la abstracción, el análisis, y sistematizar y resolver problemas.

Estas habilidades pueden relacionarse con saberes más técnicos y lógicos, a los que es importante estimular en el momento adecuado si la persona así lo desea. 

Aquí encontraremos el interés por las matemáticas, por ejemplo. Este mundo, más abstracto, supone, al igual que las habilidades físicas o las sociales, tanto entrenamiento y dedicación como sea posible.

Es muy común que quienes entrenan o tienen enseñanza específica para las matemáticas (como un tutor, o un docente particular) participen en olimpíadas, concursos, o torneos. Estos pueden ser regionales, locales o internacionales, y pueden convertirse en un gran espacio para contactarse con expertos y maestros con quienes perfeccionarse a futuro.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (6 de abril de 2022). Definición de habilidad. Tipos, ejemplos y características. Definicion.com. https://definicion.com/habilidad/