Cuarto creciente es el nombre que recibe la tercera de cuatro fases de la Luna. Es uno de los momentos en los que la Luna está más visible, tanto durante el último momento de la tarde como a lo largo de toda la noche.
El término proviene de la unión de dos vocablos:
- Cuarto: el latín quartus, es el nombre que recibe aquello que, dentro de una serie, ocupa el lugar número cuatro de ella. Por ende, es lo que está entre aquello que es tercero y aquello que es quinto.
- Creciente: proveniente del término crecer, esta palabra alude a aquello que va subiendo, o aumentando de tamaño. En este caso particular, hace referencia a cómo poco a poco la Luna va haciéndose más visible hasta alcanzar el 100 % de su visibilidad.
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La Luna y su observación.
Para poder comprender la importancia de la fase de cuarto creciente, comencemos por explorar qué es la Luna.
Este es el único satélite natural con el que cuenta la Tierra. ¿Qué es un satélite? Del latín satelles, es decir, escolta o guardia, se empleaba para señalar a los antiguos soldados que protegían a un rey. En este caso, la denominación alude al cuerpo celeste que orbita a un planeta.
Cabe destacar que la Luna es un cuerpo celeste que carece de luz propia, es decir, es un cuerpo opaco. Sin embargo, desde la Tierra la percibimos con un brillo muy intenso, en ocasiones, como resultado de su cercanía a nuestro planeta y del impacto, sobre su superficie, de la luz solar.
De acuerdo con numerosas investigaciones, se estima que refleja menos del 5 % de la luz que recibe del Sol. También, cabe tener en cuenta que su brillo no es igual todo el tiempo, ni es posible verla con el mismo tono en todos los momentos de su órbita alrededor de la Tierra.
La órbita lunar.
El recorrido de la Luna alrededor de la Tierra se denomina, entonces, órbita: en la actualidad, se sabe que esa órbita no responde a una figura redonda, como un gran círculo alrededor del planeta, sino que es, más bien, una forma elíptica.
Este satélite gira en sentido contrario a las agujas del reloj y alcanza dos distancias diferentes:
- El apogeo, es decir, la mayor distancia entre ella y la Tierra, es de alrededor de 410.000 km de distancia;
- El perigeo, es decir, la mínima distancia entre ella y la Tierra, es de 355.000 km aproximadamente.
Estas diferencias son difícilmente detectadas por el ojo humano a simple vista.
La órbita de la Luna alrededor de la Tierra tiene una duración de, aproximadamente, 29 días y medio. Cabe destacar que, mientras la Luna gira alrededor de la Tierra, esta también va completando su órbita alrededor del Sol (lo cual toma 365 días, 6 horas y 10 minutos, aproximadamente). De esta combinación de órbitas surgirán las denominadas fases lunares.
También, es importante recordar que la Luna también gira sobre sí misma: esto también le lleva 29 días y medio (ambos fenómenos combinados se denominan rotación síncrona). Por este motivo, desde el planeta Tierra siempre observamos su misma cara, sin importar el lugar en el que estemos.
Las fases lunares.
Para poder comprender cómo ocurre durante el cuarto creciente, examinemos brevemente las cuatro fases lunares principales. Para ello, hay que tener en cuenta el sentido antihorario de su órbita:
- Luna nueva: la Luna está entre la Tierra y el Sol. Es prácticamente imposible ver el brillo del reflejo del satélite ya que, al estar ubicado a contraluz, se vuelve oscuro. Tanto en el hemisferio norte como en el sur se observa de igual modo, sin luz.
- Luna creciente: empieza a ser visible una cara de la Luna. En el norte, tiene forma de C invertida; en el sur, tiene forma de C. Poco a poco, la visibilidad aumenta hasta llegar al cuarto creciente, donde vemos la mitad de la Luna (en el sur, se ilumina el lado izquierdo; en el norte, el derecho).
- Luna llena: es la etapa de mayor visibilidad del satélite ya que, entre el Sol y la Luna, está la Tierra.
- Luna menguante: la visibilidad de la Luna llena empieza a decaer paulatinamente. En el norte, se observa menos brillo en su extremo derecho; en el sur, en el extremo izquierdo. En cuarto menguante, se ilumina el lado izquierdo (en el hemisferio norte) y el lado sur (en el hemisferio sur).
La etapa del cuarto creciente, entonces, es el momento en el que la distancia entre la Luna, la Tierra y el Sol permite que imaginemos la formación de un ángulo rectángulo.
Es una fase en la que es posible visibilizar la mitad iluminada del satélite tanto durante la medianoche como, incluso, al mediodía. Sin embargo, su momento de mayor visibilidad, contrario a lo que normalmente consideraríamos, no es por las noches, sino al atardecer.
Cabe destacar que, en los lugares más próximos al ecuador, el cuarto creciente puede percibirse como una U invertida (es decir, como una n en minúscula).
En cualquiera de estas tres direcciones (hemisferio norte, sur o Ecuador), la fase de cuarto creciente dura aproximadamente tres días.
Su impacto sobre la superficie terrestre.
Los efectos que la Luna provoca en la superficie terrestre han sido analizados durante miles de años, desde diferentes perspectivas: lo esotérico y lo espiritual, lo científico, lo religioso o lo cultural. Desde su impacto sobre las mareas y su influencia en los estados de ánimo de las personas la Luna ha sido objeto de análisis de múltiples sociedades en la historia.
Durante la fase del cuarto creciente (es decir, tras la nula visibilidad de la Luna), este satélite comienza a hacerse visible desde el atardecer. Suele vincularse esta fase, desde lo simbólico, con el momento ideal para comenzar a sembrar, a crecer.
Es, de acuerdo a quienes estudian este fenómeno para aplicarlo en la vida cotidiana, el momento de los nuevos comienzos (previos al período de máxima iluminación), y una etapa óptima para cargarnos de energía en lo que resta del ciclo lunar.
Se indica, también, que es el momento ideal para la siembra de aquello que debe cuidarse por un largo tiempo. Así, se incluye aquí la plantación de aquello que debe crecer en altura como tomates, maíz, habas, pimientos, hortalizas varias y otros vegetales.
La ejecución de rituales en las distintas fases de la Luna responden a estos significados que las distintas fases adquirieron a lo largo de la historia.
Un último aspecto del bagaje cultural de las sociedades es la relación que se señala entre el ciclo lunar y el ciclo menstrual. Esta similitud tiene lugar a partir de una coincidencia entre la duración de la órbita lunar alrededor de la Tierra y el tiempo normal que dura un ciclo menstrual (es decir, 28 días).
Esta semejanza no se limita únicamente a la duración, sino que la etimología de la palabra menstruación también hizo que se sugiriera el vínculo entre ambos fenómenos.
El término proviene del latín mensis, empleado para indicar mes, o ciclo lunar. Además, en griego el término menē también se empleaba para aludir a la Luna. Cabe destacar que, en la simbología general, la Luna se vincula con lo femenino y con lo vinculado con la mujer (tal y como el período o la regla lo son desde una perspectiva biológica).
Sin embargo, no hay estudios claros que vinculen ambos fenómenos, ni que propongan que ciertas fases del período deban coincidir con las fases lunares ya que el momento en el que cada etapa del periodo ocurre cambian de persona a persona.
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Fernández, A. M. (21 de abril de 2023). Definición de cuarto creciente. Rasgos, simbolismo y usos. Definicion.com. https://definicion.com/cuarto-creciente/