La palabra alimento significa, en términos generales, el conjunto de sustancias mediante las cuales los seres vivos subsisten. Es fundamental considerar que tanto las personas como las plantas y los animales se alimentan, aunque no todos lo hagan o se sirvan de las mismas fuentes. Las plantas, por ejemplo, fabrican sus propios alimentos mediante el proceso de fotosíntesis, en el que se valen de la luz, el agua o nutrientes del suelo para alimentarse. Los humanos y demás animales, en tanto, se nutren mediante la ingesta de alimentos de diferentes orígenes.
Los alimentos son fundamentales para mantener todas las funciones vitales trabajando adecuadamente, y no solo es importante tener en cuenta consumir alimentos sino qué tipo de alimentos cada organismo necesita, y adaptarlo a ello.
Una forma de clasificar las diferentes clases de comestibles genera la separación en grupos alimentarios, de los cuales una parte son de origen animal y otros son de origen vegetal: más adelante los detallaremos.
Procederemos ahora a contarte cuáles son los beneficios de una buena alimentación y qué variedades de alimentos existen.
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Nutrientes en alimentos.
Los nutrientes pueden definirse como aquellos compuestos químicos presentes en los alimentos. Estos nutrientes aportan todo lo que las células requieren para poder subsistir.
De ellos forman parte las siguientes sustancias:
Proteínas.
Son moléculas de aminoácidos que están presentes en alimentos de origen tanto vegetal como animal. Por ejemplo, los músculos están formados en gran parte por proteínas, al igual que los órganos: esto significa que la proteína es uno de los componentes fundamentales en estructuras y tejidos corporales.
Glúcidos.
También denominados hidratos de carbono (o carbohidratos, quizás la denominación más extendida), son biomoléculas que constituyen una fuente de energía clave para los seres vivos, y funcionan tanto como energía de uso inmediato como para ser almacenada.
Lípidos.
Son sustancias orgánicas insolubles en agua que podemos encontrar en el tejido adiposo y también en vegetales (por ejemplo, semillas). Se forman, entre otras cosas, por ácidos grasos, y a diferencia de los glúcidos que son fuente de energía, los lípidos son reserva de energía.
Mientras que por una parte consideraremos que las plantas se alimentan, básicamente, de agua, oxígeno y minerales, los humanos y los animales consumen vegetales y múltiples especies de seres vivos.
Si consideramos las funciones que tienen a nivel metabólico, tendremos dos tipos de clasificación de nutrientes: esenciales y no esenciales.
También aquí encontraremos dos subgrupos en función de la cantidad que nuestro organismo necesita:
- Macronutrientes: se los considera en gramos. Son aquellos que forman parte fundamenta de la alimentación. Tendremos algunos conjuntos como glúcidos o hidratos de carbono, proteínas (de diferentes orígenes), o grasas (lípidos).
- Micronutrientes: como sugiere su nombre, se consumen en microgramos, o pequeñas cantidades, y no aportan energía. Como referencia es posible poner el foco en las vitaminas (esenciales para que el metabolismo de los seres vivos se desarrolle, y que el cuerpo no logra producir por sí mismo) y los minerales (presentes por ejemplo en frutas, son nutrientes esenciales para que algunas funciones se logren realizar: la formación de células sanguíneas, huesos y sistema nervioso, que haya actividad en órganos, etcétera).
Tipos de alimentos.
Aquí nos enfocaremos específicamente en los tipos de alimentos que son esenciales para el ser humano; no consideraremos por ejemplo cómo incorporan alimentos seres vivos del reino animal, o del vegetal.
Tradicionalmente, se han agrupado los alimentos en siete grupos que aquí detallaremos:
Lácteos.
Alimentos como yogur, queso, leche, manteca y margarina, entre muchos otros, conforman este grupo.
Tienen alto valor nutricional, ya que son una fuente de proteínas y de grasas, y es uno de los recursos fundamentales para obtener vitamina D. Sí tienen déficit en hierro, por ejemplo (que se compensa de otras formas).
Es la materia prima de la denominada industria láctea, que debe ser especialmente cuidadosa en la manipulación de estos elementos a lo largo de todo el proceso de producción y hasta llegar a quienes los ingieran dado que, por ejemplo, la pérdida de la cadena de frío puede acarrear olores indeseados e intoxicaciones por el consumo de lácteos en mal estado.
Carne, huevos, pescado.
Estos alimentos son claves en el aporte de proteínas, vitamina como la B 12, hierro, zinc, fósforo. Su correcta cocción es, como con otros grupos alimenticios, fundamental para evitar intoxicaciones que pueden llegar a ser muy peligrosas.
Una alimentación que prescinde de este conjunto alimenticio (como por ejemplo, quienes llevan una dieta vegana), implica suplir vitaminas como la B12 con control de un nutricionista, pero perfectamente adaptable sin que se pierda calidad en la nutrición.
Legumbres, tubérculos.
Dentro de los tubérculos más típicos encontraremos la papa o la batata (o papa dulce, o también llamada boniato). Son una gran fuente de hidratos de carbono, y suele sugerirse que se consuma en menor cantidad que, por ejemplo, verduras y hortalizas.
En el apartado de legumbres encontraremos lentejas, garbanzos, arvejas y otros alimentos que son fundamentales en el aporte de fibras y proteínas vegetales.
Hortalizas, verduras.
Estos alimentos que conforman un grupo amplio tienen como característica un gran poder antioxidante, pues aportan minerales y vitaminas fundamentales para el organismo. Suelen proporcionar pocas calorías y poseen mucho contenido de agua. La diferencia entre ambas es que la palabra hortalizas incluye hojas, raíces, bulbos, o tallos. «Verduras» funciona como un segmento generalmente integrado por vegetales de hoja verde.
Frutas.
En casi todas las clases de fruta el elemento primordial de composición es el agua: encontramos algunas como la sandía, que tiene hasta un 95% de agua, o las frutillas, que alcanzan casi un 90%.
Su valor nutricional radica en que son una gran fuente de vitaminas, minerales e hidratos de carbono.
Los cítricos, por ejemplo, destacan por su aporte de vitamina C; frutas como las cerezas o el durazno aportan vitamina A. Otras son ideales para obtener potasio, como la banana, la uva negra, las cerezas o el kiwi. El aporte de fibras, en tanto, está en aquellas cuya cáscara es comestible, como las manzanas o las peras (por ende, el valor en fibra se reduce si se pela y quita la cáscara).
Cereales y azúcares.
Estos alimentos están fundamentalmente compuestos por hidratos de carbono y también por grasas, razón por la cual proporcionan calorías y son una gran fuente de energía. Su ingesta, en función de las necesidades de cada organismo, es generalmente más reducido que el consumo de frutas o verduras. Hay que ser cuidadosos con tener en cuenta su aporte de calorías: no significa que sean un alimento negativo, dañino o malo para el cuerpo, sino que simplemente se los come menos.
Grasas y aceites.
Este grupo se conforma por alimentos que, a grandes rasgos, tienen lípidos en su composición. En función del alimento que se consuma habrá diferentes tipos de grasas: algunos son más ricos en ácidos grados mono o polisaturados, y poseen en general mayor valor calórico. Nuevamente, hay que considerar que el hecho de aportar grasa no significa que estos comestibles sean perjudiciales pues, de acuerdo al producto, tendremos nutrientes fundamentales, fuentes de energía, de ácidos esenciales y de vitaminas.
Los frutos secos (almendras, nueces, avellanas, castañas de cajú) son claves en el aporte de ácidos grasos buenos para el organismo. También tendremos aceites como el de oliva, o recursos como la palta, una oleaginosa (es decir, alimento del cual se obtienen aceites) que es un plus en términos de salud cardiovascular.
Citar este artículo
Fernández, A. M. (30 de noviembre de 2021). Definición de alimento. Composición, grupos de clasificación y variedades comestibles. Definicion.com. https://definicion.com/alimento/