La palabra imprudencia, en español, se utiliza para señalar una acción, una palabra o un acto que carece de la sensatez o la moderación que debería tener.
Es un término que surge del latín imprūdens, y se compone de dos partes:
- -im, usado para señalar ausencia de.
- prudentia, empleado para indicar una cualidad de quien analiza antes de actuar, o de quien es cauto, cuidadoso y adecuado.
Por esta etimología, el vocablo imprudencia puede señalarse como la falta de prudencia, que es una descripción más adecuada a la noción original.
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Características y escenarios.
La imprudencia puede caracterizarse, en primer lugar, como un acto que carece de la precaución adecuada. Esto significa que quien comete tal acción la realiza sin apelar al análisis, a la reflexión o a su buen juicio.
En este marco, los actos considerados imprudentes pueden ser de distintos tipos:
- Cuando alguien no presta atención a sus palabras y cuenta algo que no debería haber revelado
- Cuando un sujeto revela un secreto ajeno, algo íntimo o, incluso, un dato que se le solicitó que no contara
- Cuando, en un descuido al mandar un mensaje de texto, un conductor pierde el control de su auto sin provocar heridos ni accidentes
- Cuando, en un acto de distracción como quedarnos mirando la pantalla del televisor, olvidamos que tenemos cosas en la cocina, no las quitamos de allí y se queman
En la mayoría de los casos, o en el día a día, las imprudencias pueden ser algo que no afecten nuestra vida o la realidad de la gente a nuestro alrededor. En estas circunstancias, no pasan de ser más que un pequeño descuido, algo sobre lo cual, en una próxima ocasión, deberemos estar más atentos.
En otras circunstancias, la imprudencia puede conducir a accidentes contra nosotros mismos, contra terceros e, incluso, poner en riesgo nuestra vida o la de ellos. Estas situaciones, dentro del Derecho, son penalizadas de diferentes maneras en función del tipo de delito que se haya cometido y en función de la gravedad del episodio en cuestión.
En otro ámbito como el mundo laboral, las imprudencias pueden también tener un costo muy alto sobre quienes trabajan. En este sentido, es responsabilidad del empleador contemplar la posibilidad de que, en el ejercicio de las tareas diarias, puedan producirse accidentes por descuidos.
Así, es importante que, para que un empleado o un equipo de trabajadores desarrolle sus tareas de manera óptima, se prevean los siguientes escenarios:
- Que la maquinaria o los elementos de trabajo no cuenten con problemas de diseño o con instrucciones complejas que no han sido debidamente indicadas.
- Que quienes trabajan sean capacitados de la manera adecuada y responsable para el manejo de maquinarias y/o de otros elementos, a fin de prevenir accidentes.
Otro escenario donde la imprudencia puede tener un alto costo para quien trabaja es en el plano de la salud. Aquí, el riesgo de cometer una negligencia que interfiera con la salud y/o con la vida del paciente es mucho más elevado por lo que el profesional debe ser muy cauteloso.
La imprudencia, en estos casos, forma parte de la denominada mala praxis: hay muchas razones por las cual esto puede ocurrir pero, fundamentalmente, puede desencadenarse por alguna de estas situaciones:
- Diagnosticar erróneamente al paciente
- Operar innecesariamente al paciente
- Brindar medicina y/o medicamentos que no son los que el paciente requiere
- No supervisar de manera adecuada el seguimiento de un paciente
Estos casos, en función de la gravedad del hecho, pueden llevar a que el paciente denuncie al profesional de la salud o al sanatorio u hospital donde se cometió la imprudencia. Los efectos de tal denuncia pueden ser tanto una llamada de atención a la persona pertinente y, en casos de mayor gravedad, una suspensión o quita de la licencia médica.
En religión.
De acuerdo con el catolicismo, la prudencia es una virtud. Por este motivo, la imprudencia está mal vista.
La prudencia en este contexto constituye una de las virtudes cardinales junto con la justicia, la fortaleza y la templanza. La que aquí nos compete es aquella que permite a una persona elegir, o poder discernir, con calma, con cautela y con reflexión respecto de los hechos.
Gracias a ella, es posible obrar de la mejor manera posible y minimizar los daños o riesgos. Además, podemos analizar con detenimiento cuáles son las consecuencias de una u otra acción y aprender a elegir aquella que no nos haga daños a nosotros pero, esencialmente, que tampoco dañe a otros.
No actuar de esta manera nos lleva a un accionar imprudente que no contempla los daños y que nos hace movernos por el egoísmo o la irreflexión.
En derecho.
En el ámbito del Derecho, la imprudencia es el nombre que recibe toda aquella falta que, al haberse cometido, provoca algún tipo de daño contra alguien o algo. Otra característica importante de la imprudencia en este contexto es que se destaca la posibilidad de haberlo evitado. ¿Qué significa esto? Significa que es algo que pudo haberse prevenido.
Este término, entonces, implica que la persona que lleva a cabo una acción se convierte en un potencial riesgo: en estos casos, la gravedad de su delito es directamente proporcional a la gravedad de su propia imprudencia.
En este campo del saber suele denominarse imprudencia leve a aquellos actos que no en todos los países se penalizan pero que, sin embargo, sí suponen un llamado de atención al sujeto que los comete. Una de las consideraciones básicas para todos los que convivimos en una sociedad es tratar de respetar, siempre que sea posible, las reglas y normas de convivencia y de cuidar constantemente que nuestros actos no crucen el límite de lo legal o penalmente permitido.
En el caso de las imprudencias, estas son acciones que surgen de un acto realizado sin intención de daño por parte del sujeto. Por tal motivo es que no son considerados delitos con dolo, es decir, con la intención de hacer daño, ya que en la acción que el sujeto realizó el daño y/o el riesgo no estaban contemplados ni eran el móvil de tal acción. Por otra parte, la imprudencia será penalizada en el caso de que el daño que cometa (contra un tercero) esté contemplado por ley.
Una imprudencia grave, por otra parte, es aquella que sí afecta en mayor medida a quien ha sido dañado; en ocasiones, el acto imprudente puede haber provocado su muerte.
En este sentido, un mismo hecho con diferentes circunstancias específicas puede ejemplificar ambos conceptos a grandes rasgos: alguien que maneja un automóvil de noche y a alta velocidad, pasando por alto un semáforo en rojo.
Esta es una imprudencia menor; sin embargo, si por esa misma razón atropella, aún sin intención, a un ser vivo, su imprudencia se convierte en una grave ya que atentó contra la seguridad y la vida de alguien.
Finalmente, el concepto suele confundirse con otros dos: impericia y negligencia. El primero, del latín imperitia (peritia se utiliza para señalar la cualidad de poseer experiencia, es decir, ser un experto), señala la falta de capacidades o de conocimiento en un determinado campo que lleva a un error. Este es el caso de, en el sistema sanitario, un individuo que se encuentra en sus primeros años de estudio de cualquier área y debe enfrentarse a realizar, por ejemplo, una operación de urgencia.
Por otra parte, la negligencia es la falta de cuidado de una persona, considerada una autoridad en un campo, con respecto a un tercero. Aquí puede ocurrir que un médico, por ejemplo, brinde cantidades de un medicamento a un paciente que, por alguna condición preexistente no puede recibir tal cantidad o, en otro caso, que sufra una reacción alérgica frente a esa medicina.
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Fernández, A. M. (20 de enero de 2023). Definición de imprudencia. Tipos, usos y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/imprudencia/