Higiene describe a aquello alusivo a la limpieza o al aseo. Es, además, el conjunto de actividades y prácticas vinculadas con la prevención de aquello que pueda afectar negativamente la salud de las personas.

El término ὑγιεινός, hygieinós, del griego, era utilizado para indicar saludable.

La higiene en la antigua Grecia.

En la antigüedad griega, el cuidado del cuerpo y de la higiene corporal iban de la mano. No solo procuraban lavarse el cuerpo y protegerse la piel del polvo y la tierra, sino que una parte del aseo general implicaba el uso de aceites y perfumes para tener un olor aún más agradable.

Antigüedad
Los griegos no solo aseaban sus cuerpos en las duchas, sino que complementaban este ritual con aceites y perfumes.

Uno de los elementos que empleaban en aquella época eran los baños públicos. Estos espacios, que funcionaban desde aproximadamente diez siglos antes de Cristo, podían ser utilizados por hombres y mujeres. Con el paso del tiempo se convirtieron en un ritual de la vida de los ciudadanos y sus instalaciones fueron ampliándose hasta convertirse en sitios con una gran decoración.

Incluso, algunos de estos baños para higienizarse eran los denominados baños de vapor. El uso de estos podía alternarse con duchas de agua helada, y esto permitía mejorar la circulación sanguínea, limpiar las impurezas de la piel y relajar el cuerpo.

Mitología.

En la antigüedad griega se veneraba a la diosa Higea, Higía o, incluso, Higeya. Era la deidad de la limpieza, la curación y la sanidad, y era usualmente representada como una joven con una gran serpiente que se enroscaba alrededor de ella.

Esta diosa era hija de Asclepio (luego conocido como Esculapio por la sociedad romana), dios de la medicina. Junto con sus hermanos eran las deidades de la recuperación tras afecciones o enfermedades, de la curación y del bienestar.

Edad Media.

De acuerdo con diferentes registros que han llegado hasta nuestros días, en el período que conocemos como la Edad Media lo higiénico no tenía una gran relevancia en la vida diaria.

No solo el aseo no era un hábito usual en la sociedad sino que, además, los conocimientos sobre medicina y la importancia de la higiene tampoco eran algo que los habitantes conocieran en profundidad.

Entre algunos factores, podemos contemplar que no había suministros de agua para todos los pobladores y no existía en todos los estratos sociales el uso de drenajes y de tuberías que permitieran un aprovechamiento más habitual de agua para el aseo.

Quienes tuvieran recursos más reducidos, como campesinos, trabajadores y artesanos con sus familias, debían aprovisionarse con agua de lagos o ríos que estuviesen cerca.

Ríos
La población medieval que no contaba con accesos a drenajes ni agua corriente usaba ríos como fuentes de agua limpia.

Más adelante, con la aparición de ciertas enfermedades (como la ocurrida durante el siglo XIV, la de la peste negra) se comenzó a comprender la dimensión que tendría sobre la propagación de infecciones entre la humanidad si no se mantenían cuidados básicos y elementales de higiene.

Si bien el problema de la epidemia de la peste no fue exclusivamente por causa de la falta de higiene, esto fue una razón entre otras. Por ejemplo, una de ellas fue el desconocimiento de los cuidados que debían tener quienes enfermaran, como por ejemplo aislarse preventivamente.

Siglo XVII en adelante.

En el período posterior al Renacimiento surgió una mayor conciencia respecto del beneficio de tomar baños frecuentes. Un dato interesante al respecto es que, si en la antigüedad el baño comunitario en el que se compartía el espacio con otras personas era algo normal, desde este siglo empieza a prevalecer el baño como un momento de intimidad e individual.

Con el paso del tiempo, las prácticas higiénicas comenzaron a tener peso ya no individual, sino colectivo. Poco a poco se dimensionó la importancia de la higiene y, desde los gobiernos de diferentes países, se promovió la higiene como política pública.

En la actualidad, esto volvió a cobrar relevancia como resultado de la pandemia por COVID-19 ocurrida a principios de 2020. El lavado de manos, el uso de alcohol en gel y la limpieza y ventilación del hogar pasaron a ser una parte central para prevenir la propagación de esta enfermedad.

COVID-19
La pandemia por coronavirus, en 2020, puso nuevamente sobre la mesa los debates sobre la higiene.

Importancia.

Mantener hábitos de higiene personal a diario y en los diferentes espacios que habitamos es imprescindible para poder prevenir, en primer lugar, enfermedades. La higiene, en este sentido, no solo aplica para nosotros mismos: la limpieza del hogar también cuenta.

  • Mantener los ambientes ventilados para que circule el aire.
  • Limpiar espacios comunes con otras personas con las que convivimos como mesadas de cocina, pisos, baño, etc.
  • Asear a las mascotas, si convivimos con ellas, y fundamentalmente si frecuentan sillones o camas.

Además, algunos de estos hábitos pueden comenzar a enseñarse desde la infancia. Los más pequeños pueden aprender sobre la importancia del lavado de sus manos, de una adecuada higiene bucal para prevenir caries y otras infecciones, y de la importancia de la higiene en general.

Tipos.

Veamos, a continuación, algunos tipos de higiene.

En primer lugar, la higiene personal. Esta involucra a todos los cuidados y hábitos que podemos tener con nosotros mismos:

  • Asear nuestras manos
  • Bañarnos
  • Limpiar todas las partes de nuestro cuerpo
  • Cortar frecuentemente uñas de las manos y los pies
  • Cepillar nuestros dientes

En relación con la higiene personal adquiere protagonismo la higiene bucal. Esta involucra tanto un correcto lavado de los dientes (los profesionales recomiendan tres veces diarias, tras las comidas) como el uso de hilos dentales para eliminar cualquier partícula que las cerdas del cepillo de dientes no alcancen.

Sin embargo, dentro de la higiene bucal, también se contemplan otros factores:

  • El consumo de dulces, fundamentalmente entre los niños, puede provocar la aparición de caries, gingivitis y otras infecciones
  • El uso de cigarrillos impacta directamente sobre el aliento y sobre la coloración que pueden tomar los dientes, de un tono amarillento, cuando su consumo es habitual
  • El consumo de mate, también a largo plazo, puede provocar manchas en los dientes

De igual modo que una limpieza poco frecuente puede alterar la higiene bucal, el excesivo lavado o uso de blanqueadores y de enjuagues bucales (solución líquida que complementa al lavado de dientes) puede debilitar los dientes y provocar problemas a largo plazo.

Higiene bucal
La higiene bucal es importante para prevenir infecciones y caries.

En tercer lugar encontramos la higiene sexual: esta involucra el correcto aseo de los genitales. Se recomiendan estas prácticas para poder prevenir infecciones y enfermedades, malos olores y para mantener regulados los niveles de pH en la zona. 

No se recomienda un lavado de la parte interna de los genitales ni el uso de jabones o lociones perfumadas, ya que pueden provocar alergias o irritación si la piel no tolera esos químicos. De igual modo, se sugiere utilizar ropa interior de algodón, no emplear prendas demasiado apretadas y realizar un lavado frecuente de los productos destinados a la zona íntima.

Finalmente, en cuarto lugar encontramos la higiene laboral. Estos cuidados, además de la protección de la salud del empleado de forma individual, constituyen una parte elemental de las condiciones básicas con las cuales alguien debe trabajar.

Esto implica que la higiene, en estas instancias, es una obligación, y deben seguirse las normas que en cada ámbito de trabajo se indiquen. La finalidad de estas normas es prevenir la propagación de enfermedades o infecciones, pero también construir un ambiente laboral sano, cuidado, en el que los empleados puedan desempeñarse con tranquilidad.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (14 de marzo de 2023). Definición de higiene. Historia, importancia y tipos. Definicion.com. https://definicion.com/higiene/