La palabra dialecto proviene del latín dialectus que, a su vez, proviene de διάλεκτος (dialektós). Su significado hacía alusión a toda aquella variante de lengua hablada al interior de una comunidad.

Las consideraciones generales sobre un dialecto, muchas veces, giran en torno a su “inferioridad” respecto de la lengua oficial del país donde se circunscribe. En este artículo trataremos de detallar cómo se ha ido considerando el concepto de dialecto a lo largo de la historia, y algunos ejemplos y diferencias con otros conceptos que nos permitirán comprender mejor de qué se trata. ¡Comencemos!

Imperio romano
Al interior del Imperio romano se forjaron variedades que posteriormente se transformaron en dialectos.

¿Qué es dialecto?.

En principio, una definición específica de este término es compleja dado que, a grandes rasgos, hace alusión a dos aspectos y/o vertientes de cómo considerar la realidad lingüística. A primera vista, puede resultar confuso. Aquí intentaremos ahondar en ello.

  • Una primera forma de considerar el concepto tiene que ver con una perspectiva de estructura de lenguas: dialectos son aquellas lenguas que tienen una “raíz” en común, un origen semejante. Pensemos, por ejemplo, en relación entre lenguas como el español y el portugués, ambas con un origen compartido: el latín.
  • Otra acepción del término dialecto es una postura relacionada con lo sociopolítico: dialecto es todo lo que no es lengua. Más específicamente, lengua oficial.

Para profundizar en ambas acepciones, veamos algunas características en relación con el concepto de lengua, que muchas veces se confunden.

Mapa de Sudamérica
Cada variedad del español en América conformará un dialecto.

Lengua y dialecto: ¿son lo mismo?.

Veamos una definición de lengua: se indica que es un sistema lingüístico, de comunicación, propio de una comunidad y que se considera en toda su estructura (gramatical, ortográfica, sintáctica, morfológica, etcétera).

La definición de dialecto, por otra parte, hace referencia a que es una variedad de un idioma sin la categoría social de lengua, y que además puede contemplarse en relación con otros (dialectos) derivados de un tronco común. Así, a primera vista, la diferencia es que lengua es un sistema y que dialecto es alguna de las formas que esta lengua, o idioma, tiene.

Continuemos con qué es una lengua: una lengua es un sistema lingüístico, social (se habla en una comunidad lingüística que comparte tal lengua) y, lo más importante de todo, es que es un sistema conformado por normas, reglas, convenciones y restricciones. ¿Qué significa esto? Que lengua es una abstracción, muy compleja, pero no deja de estar en el plano de la virtualidad, de la potencialidad. Una lengua se manifiesta en la oralidad o en la escritura (hablaremos de oralidad para enfatizar la diferencia). Entonces, una lengua no existe sino en su representación oral (y escrita), en la manifestación real, en la articulación vocal y sonora de estas reglas, normas, convenciones y restricciones. Esta representación de la lengua tendrá manifestaciones individuales (habla) pero, también, geográficas, es decir, dialectos.

Así, podemos entender que lo que hablamos cuando hablamos no es una lengua sino un dialecto. Si bien el español, por ejemplo, tiene un sistema lingüístico reglado por una institución (la Real Academia Española), en cada país se habla una forma específica de él. No es igual la variedad de Argentina a la de Colombia, o a la de Venezuela, o a la de Bolivia: incluso, al interior de cada país encontraremos que hay también diferencias. No es igual la variedad dialectal del español hablado en la zona del Río de la Plata que el del español del norte del país, o en el litoral, el oeste, o en el sur (incluso, en cada región hay variedades por localidades también). Cada una de estas variedades conformará un dialecto distinto, igualmente válido uno respecto del otro, porque responden a las condiciones específicas (históricas, políticas, culturales y sociales) de cada uno de estos lugares.

Península Ibérica
Se suele considerar a dialecto como una categoría «inferior» respecto de lengua, como por ejemplo la lengua española y sus dialectos al interior del país. Veremos por qué esta concepción está errada, y a qué se atribuye tal inferioridad.

El latín y los romances.

Durante el auge del Imperio romano, la extensión de su territorio alcanzó todas las tierras alrededor del mar Mediterráneo. Sin embargo, la comunicación entre una región y la capital era, en una época con transporte terrestre o acuático, algo complicado: la información se trasladaba de una parte a otro con un extenso período de tiempo de por medio. Tal circunstancia profundizó el hecho de que los lugares cercanos a la capital, centro cultural, político y lingüístico del imperio, pudiesen sostener con mayor facilidad esa variedad del latín.

En las regiones más alejadas era mucho más difícil “controlar” esta unidad en la lengua, y poco a poco cada lugar empezó a tener sus variedades, algunas modificaciones en la lengua y adaptaciones locales. Con la caída del Imperio romano, y el surgimiento de reinos más pequeños, cada gobierno local legitimaría su propia variedad de lengua. Así surgirán, de un tronco común (el latín) las lenguas romances: el castellano, el francés, el portugués, el italiano, el rumano, entre otras. Todas estas lenguas son, en relación con el latín, dialectos suyos, pues comparten un núcleo lingüístico semejante.

En un plano un poco más «macro» de estas variedades de lengua, encontraremos que incluso diferentes lenguas son dialectos, como bien mencionábamos al principio. Podemos pensar esto desde una perspectiva más bien histórica.

Dialecto y lo sociopolítico: el caso del español.

Ahora bien, mencionamos al principio que la otra acepción de dialecto es que es todo lo que no es lengua.

Si nos remontamos brevemente a la historia del español, una vez que se ha consolidado como un dialecto diferenciado del latín, en su interior se desarrollarían más variedades locales y geográficas: el aragonés, el castellano, el leonés, el gallego. ¿Por qué nuestra lengua se denomina castellano? Porque es el resultado de luchas y conquistas territoriales entre estos reinos. El reino de Castilla, en aquel momento, logró imponerse en estas luchas frente a todos los demás dialectos.

Con este poder político, viene el poder cultural, y lingüístico: para unificar un territorio y consolidar un imperio, hacía falta una lengua. O, como bien indicó el gramático Antonio de Nebrija en 1492, en su prólogo a la primera gramática castellana, la lengua es la compañera del imperio. Esta sería la manifestación del lenguaje administrativo, cultural, de las obras literarias, en síntesis: de la vida de toda la comunidad. Además, una gramática posicionaría al castellano a la altura de grandes lenguas como el latín o el griego, de las que provenía y a las que se consideraba los sistemas lingüísticos “más perfectos” y superiores.

Castillo Belmonte, Castilla
Nuestra lengua se denomina tanto español como castellano, y esto último tiene que ver con que la variedad legítima era la de este reino, cuyo nombre proviene del latín «castellum» y que hacía alusión a que era una tierra poblada de castillos.

Las otras variedades quedaron relegadas a meras hablas locales, regionales y populares: no eran variedades cultas, pues no eran la lengua oficial del reino.

Para terminar de entender, entonces, qué es un dialecto, pensemos en la expresión que un sociolingüista alemán dice cuando define qué es una lengua: “Es un dialecto con armas”. Si bien Castilla detentaba un enorme poder militar y político, que la variedad elegida como “la lengua española” sea el castellano es circunstancial.

El dialecto elegido para detentar tal título de lengua oficial pudo haber sido la lengua de alguno de los otros reinos de la península, dado que no hay ningún aspecto gramatical que nos permita asegurar que un dialecto es superior a otro: ninguno es más correcto, fino, elegante o adecuado, simplemente, son diferentes unos de otros. La respuesta está en lo histórico y lo político (recordemos que es el reino de Castilla, junto con Aragón, el encargado y gran triunfador de la conquista de América, lo que no hizo sino fortalecer su imperio y, por ende, su dialecto), no en lo gramatical.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (18 de enero de 2022). Definición de dialecto. Acepciones del término y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/dialecto/

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