Se emplea la palabra comedia para hacer referencia a una obra cuya trama está caracterizada por momentos de festividad y que acostumbra contener, también, pasajes humorísticos.
En su origen, que se remonta varios siglos a. C., era el género que marcaba el contrapunto con la tragedia, en la que las escenas suelen tener un tono más serio y un personaje ha de sortear diversas situaciones de conflicto hacia un final que nunca está en concordancia con sus deseos más profundos.
De este contraste entre la comedia y la tragedia surge la famosa imagen de las caretas sonriente y triste, asociadas a la musa Thalía (comedia) y Melpómene (tragedia), simbolizando las dos ópticas que se pueden emplear para mirar y enfrentar la vida.
De hecho, en la comedia muchas veces los personajes también se ven atrapados en los hilos del destino y del azar, pero en este caso no son conducidos al final trágico, sino que encuentran modos insospechados de librarse de estas fuerzas y encontrar el rumbo al buen puerto.
Y en esta distinción, que podría tomarse como una simple diferencia entre dos variantes de la dramaturgia, se esconde una cuestión esencial en torno a lo que significa ser humanos. En el caso de la tragedia, la humanidad tiende a parecer un grupo de marionetas en manos de fuerzas que la superan y dirigen. En la comedia, en tanto, se abre la puerta al concepto de la libertad, con la amplitud que éste trae aparejado, acercando a los integrantes de nuestra especie a la idea de que pueden ser, y hacer, lo que prefieran.
Al examinar el origen etimológico del término, hemos de remontarnos al vocablo griego komedia, que se halla conformado por la palabra komo (entendida en castellano como «procesión de la victoria» o «canción triunfal»), seguida de odé («canción»), y el sufijo –ia («cualidad»). Así, se desprende la idea de un canto cuya cualidad principal es una procesión o un camino hacia la victoria.
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Breve historia de la comedia.
Como vimos, en la antigua Grecia estaba presente el contrapunto comedia / tragedia. Entre los autores de aquella época, suele considerarse a Aristófanes como uno de los primeros y más destacados exponentes del género. Vivió entre el 444 y el 385 a. C., y en ese tiempo desarrolló once obras que se enmarcan en el drama y en lo satírico, manteniendo, además, la precisión estructural en torno a la alteración entre diálogo y canto.
Luego suele resaltar la figura de Menandro, quien vivió entre el 342 y el 291 a. C., y fue quien sentó las bases para la transformación hacia lo que terminaría siendo el teatro. Suprimió la figura del coro, incorporando su rol a las dinámicas internas del texto. Así, el espectador pasó de ocupar un lugar de mero observador al que todo le era dado ya resuelto, a asumir una función más participativa a la hora de seguir la trama y comprender las líneas subyacentes.
En cuanto al teatro latino, sin dudas el exponente más destacado fue Plauto. No se conoce su fecha de nacimiento -y hay dudas sobre la procedencia de su nombre-, pero sí se sabe que arribó a Roma de joven. Allí se dedicó al comercio, navegó por el Mediterráneo y, al momento de escribir sus primeras obras, trabajaba empujando la piedra de un molino. Se le atribuyen más de ciento treinta comedias, pero Varrón, en la monografía que le dedicó al autor en el siglo I, redujo ese número a veintiuno, atribuyendo el resto a la labor de imitadores. De hecho, son esas las que han logrado trascender.
En la época del Renacimiento tuvo lugar un hecho peculiar: se incorporaron bajo su ala diversas obras que tenían muy poco que ver con esta definición esencial que hace hincapié en lo lúdico o lo victorioso. Ejemplos de ello pueden ser todo el teatro isabelino, que se compone directamente de dramas, o la producción dramática en el Siglo de Oro, tanto fuera como dentro de España. También puede citarse como ejemplo a la «Divina Comedia«, del Dante.
Hemos de mencionar, de igual modo, a Lope de Vega, a quien se le atribuyen unas mil ochocientas creaciones. Además, a partir de un escrito suyo, enriquecido luego por Calderón de la Barca, se realizó un trabajo estructural que organizó las comedias en ocho tipos, limpiando, de este modo, a aquellas que no responden a la esencia mencionada.
Por último, a partir del surgimiento del cine y la televisión en el siglo XX, este género fue incorporado allí y adquirió una fuerte expansión, enriqueciendo así todavía más sus matices y especificidades.
La comedia en la televisión.
En el siglo XX la tecnología llevó a que casi todo tuviera un crecimiento exponencial. La comedia no es la excepción. En el formato del cine y de la televisión se incorporaron variantes tales como las sitcom (comedias de situación), el stand-up (comedia en vivo) y películas o series cuya temática se enmarca, simplemente, en los patrones de este género.
Además, en propuestas que no responden exactamente a la esencia de la comedia, se incorporaron elementos de ella, produciéndose una serie de géneros híbridos, de difícil delimitación. Ejemplo de ello son las películas del MCU (Universo Cinematográfico de Marvel).
El exponente de mayor éxito es, sin dudas, el campo de las sitcom. Con origen en los Estados Unidos, en torno al año 1950, este formato rompe los récords de espectadores año tras año. La pauta suele pasar por el hecho de que no se superen los treinta minutos, y gira en torno a situaciones cotidianas atravesadas por un personaje, o, numerosas veces, por un grupo de ellos.
En la mayoría de las comedias de esta clase, la trama avanza capítulo a capítulo, pero de un modo periférico. El foco no está puesto en contar una sucesión progresiva de hechos, tanto como eventos que ocurren aisladamente. Pero, cuando estos marcan pautas que afectan el fondo de la trama, se mantienen. Algunos ejemplos destacados de este género son: «The Office» («La Oficina», emitida entre 2005 y 2014), «Friends» («Amigos», transmitida entre 1994 y 2004), «How I met your mother» («Cómo conocí a vuestra madre», emitida entre 2005 y 2014) o «Two and a half men» («Dos hombres y medio», difundida entre 2003 y 2014).
La comedia en las historietas.
Una derivación de este género que vale la pena mencionar es la que tuvo lugar en el ámbito de las historietas. Bajo el nombre de cómic, surgió un suceso de enorme expansión en las historietas gráficas. Es preciso aclarar que, de algún modo, podríamos volver a caer en el fenómeno renacentista de incluir cosas ajenas a la esencia de la comedia bajo su nombre, ya que muchos de estos cómics tienen líneas argumentales que no encajan.
Pero lo cierto es que hay varias de estas historietas que sí lo hacen, y es adecuado aludir a ellas como una variante válida del género. Por ejemplo, podemos citar a «Astérix el Galo«, «Tintín» o «Lucky Luke«. O el caso de «Mafalda«, que el humorista gráfico Quino publicó originalmente en los periódicos en Argentina, entre los años 1964 y 1973. Se trata de una tira cuya protagonista es una niña que se cuestiona asuntos relacionados con el devenir del mundo, rebelándose, en múltiples casos, a las pautas que los mayores pretenden dejar como legado.
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Lehrer, L. (25 de febrero de 2022). Definición de comedia. Su origen, historia y su presencia en la televisión y en las historietas. Definicion.com. https://definicion.com/comedia/