El vocablo sincretismo se utiliza para hablar del fenómeno que resulta de la combinación entre los postulados de diferentes teorías. También alude al cruce entre múltiples opiniones o de la puesta en común de valores o ideas de distintas tradiciones, incluso.
Este término surge del griego συγκρητισμός, synkrētismós: syn-, un prefijo que significa juntamente o al mismo tiempo; kriti es el gentilicio de habitante de Creta (cretense). Ismo significa doctrina o tratado. Se usaba, antiguamente, para hacer alusión a los períodos entre los cuales dos pueblos rivales hacían un alto al fuego para unirse contra un enemigo común. Posteriormente, empezó a tener la aplicación que al día de hoy conocemos.
Las formas en el que el sincretismo puede manifestarse son múltiples: podemos hablar de sincretismo religioso, cultural, en la literatura o en el arte. Lo que todas las categorías tienen en común es que el sincretismo es el resultado de la unión entre elementos que pertenecen a ámbitos distintos. Del cruce entre ambas partes surgen nuevas formas, únicas.
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Historia.
De acuerdo con fuentes históricas, la primera persona en utilizar este término ha sido Lucio Mestrio Plutarco, filósofo griego nacido hacia el año 40 d. C. en Delfos y fallecido hacia 120 d. C.
Plutarco es autor de una vasta obra, y parte de ella se recoge en la Moralia (textos producidos en los últimos treinta años de su vida). Entre esos materiales está su narración acerca de cómo se conducían los cretenses frente a la guerra. Ellos, cuya civilización se llama también minoica (por el rey Minos, famoso por ser quien encerró al Minotauro en su laberinto), habitaban la isla más poblada de Grecia.
Las ciudades que componían la isla eran independientes, y a menudo entraban en conflicto entre ellas. Sin embargo, ante la posibilidad de invasiones externas, se unificaban como un frente común para detener el ingreso de quienes no fuesen cretenses. Tal es el fenómeno recogido por Plutarco, ya que grafica cómo los habitantes de Creta se aliaban frente a sus adversarios. Esto muestra cómo momentáneamente dejaban sus diferencias de lado, y se hermanaban temporalmente por un bien superior.
Algunos siglos después, Erasmo de Rotterdam (1466-1536), teólogo neerlandés, utiliza el concepto sincretismo en el ámbito religioso. Con él explica las maneras en que era posible fusionar diferentes sistemas de pensamiento y de creencias para unificarlos.
El sincretismo desde la antropología.
Desde los estudios antropológicos, el concepto de sincretismo cultural permite evidenciar cómo ocurre la fusión o hibridación entre dos o más culturas que se ponen en contacto. No se usan los valores y creencias de una u otra cultura, sino que de esta mezcla resulta un nuevo sistema de pensamiento.
Es importante considerar que el sincretismo entre culturas no es un proceso que ocurre de manera rápida, o que no ha originado problemas. En muchas ocasiones, es el resultado de la convivencia no armónica entre partes.
Puede haber sincretismo entre un par de culturas que han convivido por razones bélicas (si una ha invadido a otra), o porque están próximas geográficamente y debieron negociar, o porque fueron forzadas a convivir.
La razón de considerar esto puede explicarse a través de otro fenómeno de la cultura, el famoso melting pot. Este, que se traduce al español como crisol de culturas, presupone una convivencia armónica entre partes, lo que deja de lado los posibles conflictos que llevaron o bien a la convivencia entre dos culturas distintas, o bien la imposición de una sobre otra.
Así, suponer que entre los pueblos que van asimilando la cultura del pueblo vecino no hay conflicto, es incurrir en un gran error.
Sincretismo religioso.
Desde la religión, el sincretismo ha sido históricamente la unificación de dos sistemas de creencias diferentes que se mixturan. Este proceso, como bien ocurre con el sincretismo cultural, tampoco es completamente armónico, dado el peso que para cada sociedad su religión tiene.
Esta fusión no es tanto, entonces, resultado de una unificación que se consensúa o a la que se accede, sino que es casi el efecto de convivir junto a una sociedad y una religión distinta.
Con el paso del tiempo, es posible que las generaciones posteriores hagan un uso más pleno de este resultado unificado y sincrético; hasta ese entonces, pueden pasar muchos años.
Sin embargo, dentro de este ámbito el concepto tiene también otra utilización. En ciertas épocas, algunos teólogos vinculados con el protestantismo intentaron construir acuerdos entre su sistema de creencias y otros, como el cristianismo. La reforma que Lutero introduce hacia el siglo XVI es un ejemplo de ello, y la propuesta de Erasmo de Rotterdam lo ejemplifica.
En ese periodo, y después de la llegada a América de Cristóbal Colón, el sincretismo es un fenómeno que se transforma en característico del mundo americano tras la conquista.
Sincretismo andino-europeo.
Un ejemplo clásico de sincretismo en el mundo latinoamericano es lo ocurrido en la cultura incaica. Los habitantes locales fueron rápidamente introducidos en la cultura cristiana, en sus textos, sus enseñanzas, sus valores y sus doctrinas (que tampoco ocurrió de forma armónica, como la historia demuestra). Si bien el dios cristiano fue pronto impuesto y asimilado, tanto entre los incas como en las otras civilizaciones, los habitantes no dejaron de lado sus propias creencias.
Una famosa obra artística muestra cómo se dio el sincretismo entre las civilizaciones andinas y la cultura europea. La obra se llama La Virgen del Cerro, y su autor no es conocido, aunque se sabe que esta pintura data del siglo XVIII. En ella se observa una gran montaña que probablemente es el Sumaq Urqu (Cerro Hermoso, en quechua) o Cerro Rico, ya que era el yacimiento de plata más grande de aquella época en el continente.
La montaña se transforma, en su cúspide, en una virgen, que es la Virgen María. Sobre su cabeza se observa a la Santa Trinidad (Dios, Jesús y el Espíritu Santo en la forma de una paloma blanca), que coronan a la virgen. Al lado de ellos están el arcángel San Miguel (con una espada y una cruz) y el arcángel San Gabriel, con un corazón en su mano derecha.
Bajo estos cuatro personajes, se encuentran Inti, el Sol, y Quilla, la Luna, símbolos incaicos por excelencia. Más abajo, a los pies, están el papa, un cardenal y un diácono; del lado derecho, el rey de España y, entre ambos, la Tierra, como evidencia de la extensión absoluta del cristianismo. Esto último también ha sido interpretado como el planeta a los pies de la riqueza que ofrecía el Cerro Rico.
En el interior de la montaña se observan diferentes caminos que la recorren, con personas y algunos animales de carga típicos de esa región.
Si bien la obra cuenta con una fuerte presencia de figuras y símbolos cristianos, los expertos han llamado la atención sobre ciertos aspectos de la obra. El Cerro Rico, como otras montañas, en quechua se denomina apu, que se traduce como señor. No es solo un símbolo de la naturaleza: para los incas, la montaña es una divinidad, un espíritu protector de los lugareños. Así, la pintura muestra al papa cristiano y a otras autoridades de la época alabando una divinidad incaica.
Esta obra es una poderosa muestra de cómo, si bien ya inmersos en una cultura sincrética, los habitantes encontraron los modos de continuar expresando su propia fe precristiana. La Virgen del Cerro es un emblemático cuadro, muestra del sincretismo incaico-europeo, que fusiona la incorporación cristiana a las costumbres locales pero ejerce una fuerte resistencia a ver borradas sus creencias, sus divinidades y sus concepciones del mundo.
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Fernández, A. M. (29 de junio de 2022). Definición de sincretismo. Usos, historia y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/sincretismo/