El término potencial se utiliza para hacer referencia a condiciones que son propias o están asociadas a la noción de potencia. Es probable que cuando recordemos o averigüemos el significado de potencia aparezcan, entre otras acepciones, dos principales. Por un lado, un sentido asociado con la fuerza, como la potencia del motor de un vehículo o de un superhéroe; por otro, el concepto filosófico de aquello que podría llegar a ser, que tiene la posibilidad de ser alcanzado.
Ambas interpretaciones resumen de un modo bastante adecuado la esencia del concepto. Develan, además, aplicaciones específicas que van desde el ámbito de la física a la química, pasando por la biología humana (con el «potencial de membrana«, un intercambio activo todo el tiempo en cada célula) y la biología vegetal (con el «potencial hídrico« que regula el aprovechamiento del agua por parte de las plantas).
También es posible encontrar las aplicaciones extensivas que se han hecho en los campos de las ciencias humanas o incluso en el ámbito empresarial. En ellos, hablar de «potencial humano« es una forma de referirse al capital con el que cuenta una organización o de la capacidad de alguien para alcanzar metas y objetivos corporativos que ha propuesto una empresa, desafiando los límites y obteniendo resultados.
Si nos adentramos en el estudio del origen etimológico de la palabra, comprobaremos que el mismo se remonta al latín. Sus componentes léxicos son el vocablo posse, potis, que alude a poder; la raíz –nt-, que se emplea para designar al agente, a quien realiza una determinada acción; y el sufijo -al, que denota aquello relativo a otra cosa. De este modo, se conforma una línea en el sentido de «lo relativo a quien tiene el poder de realizar una acción«.
Existen distinciones en el sector de las humanidades en cuanto a la naturaleza de las cuestiones que son potenciales en una persona. Por un lado, se plantea que hay ciertas características inherentes o innatas y, por otro, hay académicos que insisten en que las mismas se podrían adquirir por medio del esfuerzo o la práctica. Por ejemplo, se discute si el talento para practicar un deporte o realizar una actividad artística «viene» con el sujeto o si siempre es pasible de ser aprendido.
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Acto y potencia.
Para abordar el concepto de la potencia en filosofía, hemos de adentrarnos en el pensamiento de Aristóteles. Él se valió de los términos «acto y potencia« para estudiar cuestiones tan diversas como la fisiología, la ética, la causalidad y los principios que marcan las pautas de movimiento en los sucesos.
Aristóteles responde al famoso conflicto que Parménides había planteado en torno al cambio. Parménides afirmaba que el cambio es imposible, pues debería implicar que algo pase del no ser al ser, o del ser al no ser, y como el no ser es equiparable a la nada, nada puede surgir de la nada. Lo que hace Aristóteles, dadas estas premisas, es sumergirse en el contrapunto que se planteaba entre lo que cambia y lo que es permanente. De aquí surgen las ideas de acto y de potencia, en un contexto en el que el cambio tendría lugar por medio de la actualización de aquello que era posible para una entidad o un ser. Así, el acto surge con el movimiento, con el cambio que trae aparejada la realización de una de estas posibilidades. Y es este movimiento el que confiere a ese potencial su estado de plenitud.
La definición que Aristóteles proporciona del movimiento pasa por este principio dinámico que tiene lugar a partir de la realización de una capacidad de ser que un individuo ya poseía. Por ejemplo, si alguien está en silencio y tiene la posibilidad de decir algo, el cambio consistirá en la actualización de ese potencial al decir algo, y solo mientras se lo esté diciendo. Cuando volvió a callar, el movimiento terminó (y esto incluye a las acciones que impliquen una transformación de estado como, por ejemplo, el arrojarse a un lago; una vez dentro del agua, el movimiento concluyó y hay otro estado presente).
Llevando a sus últimas consecuencias los planteos que se derivan de este escenario, nos encontramos con una doctrina que fue llamada «la escala jerárquica de los seres«. La misma plantea que todo tiende a una actualización progresiva hasta alcanzar la perfección de lo que contiene, un camino que va desde la pura potencialidad de la materia prima hasta llegar al acto puro que se encuentra liberado de toda potencialidad. A este estado de plenitud, Aristóteles lo llamó «primer motor inmóvil«.
La potencialidad en la energía.
Se emplea la expresión «energía potencial« para hacer referencia a uno de los tipos principales de energía conocidos al día de hoy. Esta variedad se caracteriza por la capacidad de los objetos de almacenar una energía a la hora de medirse en relación con otros objetos. Esta medición o posicionamiento se puede dar respecto a otra fuerza externa o como una dinámica interna en base a los campos de fuerzas que dentro de aquel se ponen en juego.
En el ámbito de la física, se dice que existen dos tipos principales de energía: la potencial y la cinética. La energía cinética, tal como su nombre lo indica, se vincula a aquello que está en movimiento. Puede tratarse de un curso de agua, en el caso de la energía hidráulica, o un molino que es activado a partir del viento, en el caso de la energía eólica. Este movimiento se aprovecha y, a partir de mecanismos específicos, se transforma en electricidad.
La energía potencial, por otro lado, alude a una posibilidad de energía en función de determinadas variables, como pueden ser su posicionamiento relativo, la referencia de objetos exteriores, su velocidad, etc. Si tomamos el ejemplo de una bala calibre 9 mm, mientras está en el cargador del arma, la bala no presenta considerables cantidades de energía cinética, pero cuando se está a punto de disparar, la misma sí cuenta con una gran energía potencial. Dependiendo de la velocidad que lleve cuando impacte, la posición del objeto contra el que lo haga y su densidad, tendrá resultados muy concretos. Una vez disparada, la energía potencial se ha transformado en cinética, es el movimiento lo que se realza. Una vez que haya dado en un blanco, la energía que prima vuelve a ser la potencial.
Un bloque de cemento suspendido en el piso tiene una X cantidad de energía potencial. Ahora, si una persona levantara el bloque y lo suspendiera a una altura de dos metros, la energía potencial será mayor. Y si ese individuo sube a un edificio de cien pisos y sostiene el bloque desde el último balcón, su energía potencial ya se ha vuelto bastante considerable. Lo mismo pasa con un arco y una flecha: la energía potencial es diferente si la cuerda del arco se ha tensado.
A partir de los múltiples factores que puedan propiciar el aumento de la energía potencial (en el ejemplo del bloque de cemento era la gravedad, pero no es el mismo en el arco y la flecha), se han desarrollado ciertas clasificaciones de la energía potencial, como por ejemplo la gravitacional, la química, la nuclear, la eléctrica y otras.
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Lehrer, L. (21 de octubre de 2022). Definición de potencial. El concepto de acto y potencia y la potencialidad en la energía. Definicion.com. https://definicion.com/potencial/