El concepto viento, en español, se utiliza para identificar a una corriente de aire que se genera en la atmósfera cuando la presión cambia.

Se emplea, con este sentido, en un plano metafórico para hablar de algo que provoca modificaciones tanto positivas como negativas. Un ejemplo es la oración «Soplan vientos de cambio«.

Otro uso en nuestra lengua alude al conjunto de instrumentos que generan sonido a partir de la vibración del aire interno. Gracias a ello, no precisan de cuerdas ni otros recursos para provocar sonido.

Proviene del latín ventus, que significa soplar.

Algunos conceptos relevantes.

Para poder comprender cómo se origina el viento, hay que tener en cuenta que constituye un movimiento de aire de la atmósfera. Una de las causas es el efecto de la presión atmosférica. Al aludir a la presión, se hace referencia a la masa de gases atmosféricos que ejerce presión sobre la Tierra.

Viento y aire
El viento se origina como resultado de los movimientos de corrientes de aire.

El aire y la presión atmosférica.

Hay que considerar, en primer lugar, que el aire tiene peso. Tal peso es ejercido alrededor de toda la Tierra y, por ende, sobre las personas: esta es la denominada presión atmosférica. Además, el aire también ocupa espacio.

La presión atmosférica manifiesta su fuerza de manera multidireccional, aunque no lo hace de igual modo en todas las direcciones. Para saber si la presión atmosférica es baja o alta, se emplea un barómetro. Veamos a continuación de qué modo se manifiesta la presión:

  • La presión es más baja a mayor altitud respecto del nivel del mar.
  • Por el contrario, la presión sube mientras más baja sea la altitud de un lugar.

En el primer caso, cuando el cuerpo va hacia arriba, como en una aeronave, la presión atmosférica desciende: al subir, el avión toma altura rápidamente, lo que desencadena una rápida pérdida de presión y de oxígeno en la atmósfera. Por eso pueden experimentarse dolores de cabeza y mareos en estos contextos.

En el segundo caso, el aumento de la presión atmosférica ocurre, por ejemplo, al sumergirnos en agua. Por este motivo, en prácticas como el buceo, se requiere de equipamiento adecuado: a partir de los 18 metros tiene lugar el llamado buceo profundo (y hay un máximo permitido de hasta 40 metros aproximadamente).

Densidad del aire.

Otro elemento para tener en cuenta en la formación de vientos es la densidad del aire. Este también determina sus características en función de la altitud: mientras mayor altitud haya, menor densidad habrá.

Cómo se generan.

La superficie terrestre genera calor, en toda su extensión, como resultado del sol. Gracias a esto, encontramos que existe aire caliente y aire frío: la diferencia entre ellos, además de la temperatura, impacta a nivel atómico.

En las masas de aire frío, los átomos están más cerca unos de otros. Ocupa, por lo tanto, menos espacio y se vuelve más pesado y tiende a dirigirse hacia abajo.

Aire frío
Las corrientes de aire frío son más pesadas que las de aire calielnte.

Con el aire caliente ocurre el fenómeno contrario: los átomos se comienzan a distanciar entre sí al subir la temperatura, lo que hace que sea más liviano, que flote más y, por lo tanto, que tienda a dirigirse hacia arriba.

Estas diferencias de temperatura entre masas de aire caliente y frío provocan los movimientos de las masas de aire, lo que da lugar a los vientos.

Características.

Hay dos características fundamentales del viento.

Velocidad.

La primera es la velocidad, es decir, la rapidez con la que se mueven: es posible clasificarlos en función del impacto que esa velocidad puede provocar.

Esta medición se realiza a través de la Escala de Beaufort, que recibe el nombre por su creador, Sir Francis Beaufort, un hidrógrafo y marino irlandés. Esta escala, presentada hacia 1805, mide doce intensidades. Estos se distribuyen entre los vientos más calmos, entre 1 km/h (donde una corriente de humo, por ejemplo, se desplaza hacia arriba, ya que no hay movimiento que lo desplace) y hasta 49 km/h, cuando es imposible sostener un paraguas abierto.

Por otra parte, están los vientos más fuertes, que ralentizan la caminata a pie y, a medida que sube la velocidad, comienzan a quebrar árboles, edificios y disminuyen la visibilidad al aire libre.

Finalmente, a partir de los 103 km/h, pueden provocar inundaciones, arrancar árboles de raíces y, cuando superan los 118 km/h, destruyen hogares, hacen volar autos y ponen en peligro a muchos seres.

Dirección.

Una segunda característica del viento es la dirección: gracias a ella, sabemos de dónde viene el viento. En los mapas, por lo general, esto está indicado a través de flechas.

Los vientos se miden en grados: estos van desde 0° hasta 360° (en sentido horario), y se toma como punto de partida el norte. Así, podemos distinguir cuatro escenarios:

  • Los vientos con valores cercanos a 1° y 360° se consideran que provienen del norte
  • Los que tienen valores alrededor de 90°, del este
  • Los que tienen valores cercanos a 180°, del sur
  • Los que tienen valores próximos a 270°, del oeste

Formas de medir el viento.

Históricamente, se mide el origen del viento utilizando dos elementos. En primer orden, el anemómetro. Se han encontrado registros, en restos de la civilización maya, de aparatos y artefactos que cumplían esa función cerca del 1500 a. C.

No es sino hasta mediados del siglo XV que el primer anemómetro es construido, y se ha ido perfeccionando hasta la actualidad. Este instrumento mide tanto la velocidad del aire como la del viento.

Otro instrumento aprovechado con esta función es la veleta. Es conocida por ser una placa en la que se imprimen diferentes diseños (el más conocido es un gallo), y permite conocer en qué dirección sopla el viento.

Veletas
Las veletas con diseños de gallo son los instrumentos más conocidos para calcular de dónde viene el viento.

Las veletas se han empleado desde hace miles de años, ya que es una forma simple y efectiva para evaluar las corrientes de aire. Se ubican en la parte más alta de un edificio (como el techo), para evitar obstáculos. Estas alteraciones deben evitarse pues modificarían la interpretación final sobre cómo corre el viento, y puede llevar a hacer pronósticos equivocados.

Tipos.

Algunos tipos de viento, además de aquellos que pueden considerarse en función de su velocidad, como los descritos por la Escala de Beaufort, son los siguientes:

  • La brisa marina: es aquella producida por la interacción entre masas de agua y corrientes de aire. Cuando ingresa dentro de la costa, el aire es agradable y ayuda con las temperaturas altas. Por el contrario, durante épocas invernales, esa brisa es mucho más fría.
  • Brisa de montaña: en función del tipo de pendiente, esta brisa resulta del enfriamiento que sufre el aire cercano a las montañas, y suele ser refrescante.

Otro tipo de viento es el que se conoce como monzón. Es un viento estacional, frecuente en zonas tropicales, y se traslada desde las áreas más frías hacia las más calurosas. Uno de sus efectos es la lluvia intensa, torrencial, típica del verano.

Un último tipo de viento es el conocido como sudestada. Propio de la franja sur del continente americano (fundamentalmente, el Río de la Plata en Argentina, en Uruguay e incluso en Brasil), es un viento con fuertes ráfagas, con aire seco y cálido, y puede extenderse entre tres y cinco días. La principal consecuencia de él es que ocurren inundaciones, ya que aumentan los niveles de los ríos.

Sudestada
Las sudestadas, que provocan aumento en niveles de los ríos, generan inundaciones.

Importancia.

La relevancia que el viento tiene para la vida de los seres vivos impacta directamente en las condiciones ambientales en las que estos se encuentran.

Gracias a los vientos se determinan cómo serán las temperaturas en un lugar, cuánto será el nivel de humedad, e incluso qué tipo de vegetación puede crecer en ese territorio.

Otro factor de importancia es que, gracias a sus componentes como el oxígeno y el hidrógeno, la inhalación de aire nos permite respirar. En las plantas, el viento también interviene en su crecimiento, ya que por él es posible que se dispersen los propágulos, aquellas partes de las plantas que pueden dar origen a nuevas plantas.

Al soplar el viento, estos propágulos son dispersados y pueden ubicarse en otras áreas. Esto ocurre con aquellas partículas que son pequeñas y livianas, como es el caso de semillas de tabaco o las del diente de león, entre otras.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (10 de febrero de 2023). Definición de viento. Origen, tipos e importancia. Definicion.com. https://definicion.com/viento/