Hostil es una palabra cuyo origen lo encontramos en el latín hostīlis, cuyo significado refiere a todo aquello que es propio de la guerra o, mejor dicho, del enemigo al cual se enfrenta en un hecho bélico. Este enemigo es público, es decir, es conocido. Asimismo, el vocablo que estamos estudiando también encuentra sus bases en el término hostilitas, también del latín, que refiere a aquella persona que no tiene una buena actitud hacia su amigo.
Esta noción surge a partir de la idea de rivalidad y enemistad que se siente ya sea contra una comunidad, un Estado o contra un compatriota. Sin embargo, en la actualidad, este concepto amplió su sentido para hacer referencia a aquel sujeto que asume una actitud negativa, abusiva y combativa en general, y en cualquier contexto en el que se encuentre.
En algunos casos esta actitud no tiene fundamento alguno, simplemente se experimenta y se manifiesta a través del rencor y la violencia.
Es por ello que la palabra hostil se emplea para designar a un tipo de comportamiento o actitud que se presenta como contraria y hasta provocadora, ante ciertas situaciones concretas y hacia múltiples individuos. La persona hostil manifiesta emociones cínicas y de constante enojo ante la sociedad, aspecto que se potencia al sostener una percepción negativa de su entorno.
Es un adjetivo que, en resumidas cuentas, califica la actitud de un ser mientras se desenvuelve en un espacio específico. Esta actitud tiene siempre un tinte agresivo, provocativo y hasta antipático, y se dirige hacia todo lo que lo rodea.
Esta misma cualidad genera en el sujeto hostil, como en quienes lo circundan, un sentimiento de resentimiento, desprecio y, en algunos casos, ira y enojo.
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La persona hostil.
La persona hostil vive con la creencia de que sus familiares, amigos, colegas y demás sujetos sociales son sus enemigos y que, por tanto, representan una amenaza para su vida. Desconfía de la comunidad y la observa con una mirada negativa y pesimista.
Según se plantea desde la ciencia, la hostilidad es una manifestación interna y personal de aquel sujeto que siente miedo e inseguridad sobre sí mismo. Situación que, obviamente, se traslada al contexto, especialmente en circunstancias concretas en las que se desarrollan temas o experiencias particulares. Suele no existir motivo alguno para que surja esta emoción, pero sí se hace evidente en hechos violentos puntuales.
Características de la persona hostil.
La gente hostil presenta ciertas características que dejan de manifiesto su estado de constante tensión y enojo.
- Irritación: todo lo molesta y lo enfada.
- Agresión: tiende a tener reacciones de índole violenta que van desde una mirada penetrante hasta gritos y golpes.
- Negatividad: las actitudes de crítica constante y pesimismo lo enceguecen con facilidad.
- Incomodidad: se presenta fastidioso en las situaciones que le provocan hostilidad y lo hace saber a través de comportamientos repetitivos, gestos y falta de comunicación.
- Desconfianza: las personas hostiles aseguran que los otros no son merecedores de su confianza ni mucho menos de su respeto.
- Persistencia: alguien hostil sostiene su actitud al valorar todo en forma negativa.
Emociones que generan actitud hostil.
Si bien la hostilidad es una actitud personal, es decir, que manifiesta un sujeto en una situación determinada, existen emociones que podrían considerarse como el motor de este estado emocional.
- La ira: es producto de una reacción emocional a partir de la cual un sujeto considera que existe un hecho que lo pone en desventaja ante otros. Se entiende a la ira como una activación fisiológica acompañada por sentimientos de enojo, disconformidad y rabia. Cuando esta emoción se experimenta hacia el resto es cuando se despliegan conductas hostiles.
- El resentimiento: es el dolor moral que aparece luego de haber sido ofendidos. Refiere a un tipo de sentimiento negativo que un sujeto tiene de modo continuo.
Asimismo, el estrés es uno de los desencadenantes principales de la hostilidad. Permanecer en estado de alerta constante no es sano para el cuerpo físico ni para la parte emocional. El estrés tensiona los músculos, adormece los buenos sentimientos y añade estados negativos a la mente. Por lo cual, un sujeto sometido a altos niveles de estrés estará condenado a sufrir reacciones hostiles de manera permanente y hacia todo lo que lo rodea, sin siquiera tener conciencia de ello.
Espacios hostiles.
Con espacios hostiles nos referimos a aquellos ambientes o contextos en los que la población desarrolla su vida cotidiana y en los que pueden ocurrir hechos desagradables vinculados con un comportamiento de carácter hostil. Ya sea que la persona lo sea o quienes la rodean; la hostilidad se puede manifestar en diferentes entornos.
Es por ello que es recomendable no solo conocer o reconocer este estado emocional que genera irritación y hasta violencia, sino, además, tener la capacidad de observar lo que ocurre en cada uno para saber actuar correctamente.
Ambiente de trabajo.
El ambiente laboral es uno de los lugares más comunes en donde la hostilidad se hace presente. Esto se debe a que, básicamente, no todos tienen la misma forma de actuar ni, mucho menos, de desarrollar una labor. Una de las reacciones típicas es que quien es más hostil sienta una sobrecarga y actúe de manera insultante o abusiva.
Asimismo, encontramos sujetos desconfiados o que hacen pedidos de “malos modos”, es decir, de manera agresiva. Generalmente, este comportamiento parte de un tipo de sesgo personal, de una mirada particular de las cosas pero, también, de malos entendidos con el equipo de trabajo. Sin embargo, lo que importa destacar es que en el lugar de empleo es frecuente encontrar a alguien que actúa a partir de una carga agresiva y lo haga, muchas veces, hacia subalternos.
Contexto social.
Con contexto social nos referimos a todos los ambientes en los que ocurren hechos desfavorables y hostiles. Es decir, nos referimos a espacios que, por ciertas circunstancias, se tornan incómodos o molestos para quienes deben desenvolverse allí. Por ejemplo, una penitenciaría.
Entre los espacios hostiles más comunes podemos encontrar:
- Una oficina de gobierno cuando el personal del lugar no atiende con amabilidad ni respeto a la gente que llega a solicitar asistencia. Aspecto que puede deberse a que en el interior del ámbito laboral no existe buena relación y se falta a los derechos laborales o humanos.
- El transporte urbano cada vez que el servicio es violento hacia los pasajeros, desde coches en mal estado, recorridos discontinuos, etc. Es decir, cuando el usuario está expuesto a situaciones desagradables.
- Los espacios de clima hostil, pero no solo hacemos referencia a la temperatura de un sitio, sino más bien a aquellos escenarios cargados de violencia y agresión.
Relaciones o vínculos entre las personas.
En las relaciones humanas también puede existir hostilidad. La misma se manifiesta en vínculos tóxicos o enfermizos en los que se hacen evidentes hechos de violencia y abusos de todo tipo (económico, psicológico, físico, sexual, etc.).
Esto puede ocurrir tanto en un vínculo de pareja, en el que una de las partes domina y somete a la otra pero, de igual modo, en una relación entre padres e hijos, entre hermanos o demás miembros de la familia.
Asimismo, en los lazos de amistad también pueden surgir situaciones de hostilidad, ya que esta actitud negativa y provocativa evalúa constantemente a las personas que nos rodean.
Citar este artículo
Navicelli, V. (18 de marzo de 2022). Definición de hostil. Persona hostil y espacios que generan hostilidad. Definicion.com. https://definicion.com/hostil/