La noción conclusión, vinculada con la acción y/o el efecto de concluir, alude a la idea a la que una persona llega tras revisar datos, elementos y hacer un análisis de ello. La forma más usual de oír el término es en frases como esta: «Tras notar que siempre faltaba a clases los mismos días, saqué mis conclusiones y me di cuenta por qué lo hacía«.
Otro uso de este concepto es como sinónimo de finalización de algo. En una oración como la siguiente: «El vínculo laboral concluyó tras 15 años«, significa que hubo una relación que terminó tras un determinado período de tiempo.
La palabra proviene del latín conclusĭo, que se empleaba para describir la parte final de un trabajo o un estudio en el que se ha introducido una o varias premisas, un desarrollo de ello y, luego, el cierre o conclusión. También se relaciona con el término griego ἐπίλογος, que se traduce como epilogos y significa, a su vez, conclusión.
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Su relación con la escritura.
Cuando pensamos en un texto o en una construcción discursiva, es importante tener en cuenta que existen diferentes géneros y, por ende, las formas de cada uno son diferentes. La conclusión, como parte de esta estructura, no es propia de todos los textos:
- Un cuento no presenta una conclusión sino un final
- Un ensayo académico o una monografía sí tiene una conclusión
- Una novela de 2000 páginas no posee una conclusión, sino un final
- Una tesis de grado sí contempla una conclusión
¿Dónde radica la diferencia entre un final y una conclusión? El final de un cuento, una novela o de una obra teatral, por ejemplo, es la manifestación de la resolución de ese texto. En su introducción y en el cuerpo, estos tipos de creaciones presentan personajes, hechos o sucesos, un obstáculo o un conflicto que se desarrolla en 30 o 200 páginas o, incluso, mediante varias obras (lo que se conoce como sagas).
La conclusión, más propia del ámbito académico, formal, es un cierre del trabajo previo ya que sintetiza todo lo anterior. Es, de cierto modo, un resumen de este. Veamos otras características:
- Es una síntesis más o menos breve de lo que se ha escrito o hablado hasta ese momento
- Una conclusión no debe introducir aspectos nuevos o tópicos no abordados a lo largo del texto
- Debe permitirle al lector que recupere los detalles más importantes de todo el contenido
- Puede analizar los datos abordados en las hojas previas, pero bajo ningún punto de vista puede incorporar datos nuevos
- Puede habilitar, de forma sintética y escueta, nuevas líneas de investigación y hacer referencia a aquello que puede ser fructífero de explotar
Es fundamental tener en cuenta que la conclusión debe resaltar los aspectos más fuertes de todo el texto, es decir, los aportes más significativos que ese trabajo brindó.
En filosofía.
En el campo de la filosofía, y fundamentalmente en la lógica, la conclusión es aquello que se deduce de dos premisas previamente introducidas. Esta clase de construcciones se denomina «silogismo« y es el nombre con el que se conoce al instrumento de razonamiento que vincula, mediante la comparación, un par de ideas.
Los silogismos fueron uno de los múltiples objetos de estudio de Aristóteles, en la Antigua Grecia, y es el primer autor y pensador en teorizar respecto de ellos. La conclusión es, entonces, resultado de lo que se afirma o lo que se niega en las premisas. Veamos algunos ejemplos:
- Premisa 1: todos los planetas poseen estructura redonda
- Premisa 2: la Tierra es un planeta
- Conclusión: la Tierra tiene forma redonda
Esto se denomina silogismo universal: la conclusión permite ver que todos los objetos que se incluyen en esa categoría (planeta Tierra) poseen o contienen esa propiedad o característica (forma redonda). Es, además, un silogismo simple. Veamos otro caso:
- Premisa 1: los pizarrones pueden ser blancos o negros
- Premisa 2: el pizarrón de este aula es negro
- Conclusión: el pizarrón no es, entonces, blanco
Este silogismo es denominado «silogismo disyuntivo«. En la premisa 1 (también llamada premisa mayor), se propone que hay dos objetos u opciones. No pueden elegirse ambas alternativas: por su contenido, únicamente es posible seleccionar una de ellas dado que ambas propiedades son pares opuestos (blanco/negro, día/noche, alto/bajo, arriba/abajo). La conclusión expresa, por ende, cuál es la opción que no ha sido elegida en la premisa 2 o premisa menor.
Características de los silogismos.
Una característica de la conclusión en los silogismos es que no es más extensa que las dos premisas anteriores. La forma de construirla (es decir, su estructura) es siguiendo siempre la estructura sintáctica de las dos premisas.
Otra particularidad es que si las premisas son ambas verdaderas, la conclusión también será verdadera. Un tercer rasgo es que es fundamental que ambas premisas tengan un vínculo de sentido entre ellas. Por ejemplo:
- Premisa 1: Todas las rosas tienen espinas
- Premisa 2: Mi casa está en la colina
Lo señalado en la premisa mayor no tiene ningún punto de comparación con la premisa menor: no hay ningún sustantivo que permita relacionar el contenido de una con el de la otra. Por tal motivo, una conclusión no sería válida, ya que es imposible deducir algo a partir de esas dos premisas.
A propósito de este punto, es inválido que la conclusión incorpore un elemento que no haya sido nombrado en las premisas. La conclusión (como en un ensayo académico) hace referencia a lo mencionado en las premisas anteriormente, no suma elementos nuevos ya que no es su finalidad.
Si tenemos dos premisas negativas, por último, no hay posibilidad de obtener una conclusión. En caso de no tener en consideración este punto, caeremos en una falacia, es decir, se obtiene una conclusión errónea o falsa.
En psicología.
En una disciplina como la psicología, la noción de conclusión viene a representar un aspecto central de una terapia. Más conocida como «cierre«, esta conclusión tiene lugar entre el paciente y su proceso terapéutico.
La terapia, el espacio donde esta ocurre así como el vínculo entre el paciente y el profesional con quien ha trabajado, pueden ayudar a que la persona atraviese determinadas circunstancias en compañía, con seguridad y con la confianza de poder hablar de aquello que la aqueja. Hay procesos terapéuticos que pueden extenderse por muchos meses, otros que duran varios años y otros que pueden ser más breves, para atender alguna cuestión puntual.
En cualquier caso, es posible que la etapa de cierre, de una clausura de ese proceso, ocurra. Esta situación puede generar miedo en el paciente, ya que el acompañamiento con el que cuenta, de repente, ya no va a tener lugar.
Es importante que una vez que se alcanza esta instancia, o que está próxima a ocurrir, el paciente pueda saber que tras esa conclusión puede enfrentarse a futuras situaciones con más herramientas. En este sentido, es importante y válido que se pueda poner en perspectiva todo el trabajo realizado.
Hacer un recorrido a través de los avances, los tropiezos y los logros alcanzados en terapias ayuda a que el paciente se sienta con seguridad. Esto le brinda la posibilidad no solo de tomar conciencia de que sí es capaz de resolver situaciones por sí mismo, sino de que puede hacerlo por su cuenta, sin un terapeuta presente en cada decisión. Esto no quita la posibilidad de que a futuro, tras la conclusión de este vínculo terapéutico, el paciente pueda volver a requerir terapia: solo le permite saber que aquí y ahora su terapeuta da el visto bueno de que lo haga por su cuenta.
Es importante que, siempre que sea posible y útil, psicólogos y psicólogas puedan pactar con el paciente la posibilidad de que retomen el proceso juntos. También, es esencial que el paciente sepa que puede acudir a otro profesional si así lo desea.
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Fernández, A. M. (14 de octubre de 2022). Definición de conclusión. Rasgos, usos y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/conclusion/