Con el nombre de acto reflejo se conoce a la acción que una persona realiza de manera involuntaria, sin que medie su conciencia en ello, como respuesta a un estímulo externo.
Por lo general, se vinculan estas reacciones a estímulos que puedan suponer un posible daño o peligro hacia un sujeto (y hacia alguna parte de su cuerpo en particular, muchas veces). De este modo, el cuerpo y la mente intervienen frente a la voluntad del individuo para tratar de apaciguar ese eventual daño.
El término se compone de dos partes:
- Acto: del latín actus, alude a una acción realizada por alguien.
- Reflejo: del latín reflexus (acción de volver para atrás o retroceder), es el término utilizado para hablar de todo aquel movimiento físico que se produce de forma involuntaria.
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Característica.
Los actos reflejo se caracterizan por, en primer lugar, la involuntariedad. Esto puede explicarse a partir de comprender otro concepto: el de arco reflejo.
El arco reflejo es aquella unidad neurológica que funciona como una estructura constituida por los siguientes elementos:
- Un receptor, gracias al cual se capta la información que ingresa al sistema nervioso desde el exterior. Con este nombre se conoce a las neuronas que convierten ese estímulo externo en información para el tacto, el gusto, el olfato, el oído o la vista.
- Una neurona sensitiva, también conocida como neurona aferente, tiene receptores se ubican tanto en la lengua como en los ojos, la nariz, la piel o los oídos. Son las encargadas de transportar esos estímulos externos hasta el sistema nervioso central o hacia la médula espinal.
- La neurona motora, situada en la médula espinal, es la encargada de transmitir esa señal o estímulo recibido en forma de respuesta a un efector, órgano a cargo de generar una reacción (puede ser tanto un músculo como una glándula).
Una vez que esta secuencia involuntaria y automática tiene lugar, ocurre su manifestación: el acto reflejo. Cabe destacar aquí un segundo rasgo de estos actos, su velocidad.
La respuesta a la amenaza se produce con una rapidez tal que es común la sensación de no darnos cuenta de que ha ocurrido.
Una tercera particularidad del acto reflejo, en relación con el proceso que ocurre en el arco reflejo, es la división en tres etapas:
- emoción o excitación
- conducción
- reacción
Un ejemplo: si en una habitación tomamos una alfombra o ropa y lo sacudimos, al quitarle el polvillo este ingresa a nuestra mucosa nasal. Esta irritación en las mucosas provoca automáticamente un acto reflejo, el del estornudo. De esta manera, el cuerpo actúa expulsando aire desde los pulmones hacia la nariz (o la boca, en otros casos), para evitar el ingreso de esas partículas extrañas.
Consideremos otro ejemplo: alguien está en una cocina calentando agua en un cuenco. Si olvidamos agarrar un trapo y tomamos el cuenco con la mano rápidamente notaremos que retiramos la mano del objeto caliente en el preciso instante en el que tenemos la sensación de calor. Esta reacción protectora del organismo hace que evitemos quemarnos.
Una cuarta característica es que los actos reflejo se consideran un grupo de los actos nerviosos. El otro grupo es el de los actos voluntarios; la principal diferencia entre los actos reflejo y los voluntarios es que en este último sí interviene el cerebro (entrando en juego lo consciente); en los reflejos, participa únicamente la médula espinal.
No es una respuesta automática, sino que hay una información que ingresa al sistema nervioso central y que provoca que haya una respuesta.
Puede que esta sea muy veloz y rápida, lo que se hace que se confunda con un acto reflejo; sin embargo, son respuestas más elaboradas en términos de complejidad. Esta complejidad ocurre porque existen más partes del cuerpo que se ven involucradas. Finalmente, no es obligatoria la presencia de un estímulo externo para que se desencadenen.
Tipos.
Veamos a continuación tres tipos de actos reflejos.
Flexores.
Los reflejos de flexión o reflejos flexores suelen examinarse no en articulaciones sino en lugares como la planta del pie o la palma de la mano. Gracias a este reflejo, el cuerpo se protege de un estímulo muchas veces muy doloroso (como una posible quemadura).
Mientras más dolor se provoque, mayor flexión tienen las articulaciones cercanas a la zona estimulada y articulaciones más alejadas. Por ejemplo: si nos pinchamos en la palma de la mano derecha, a la contracción de los dedos y el brazo la acompaña una contracción en la palma izquierda.
Osteotendinosos o profundos.
Los reflejos profundos son aquellos en los que se genera una reacción en el tendón de un músculo; gracias a esto surge una contracción involuntaria. Su examen es realizado con ayuda de un martillo, y la persona debe estar en una posición de completa relajación.
El examen más común de estos reflejos es con un sujeto sentado en el borde de un asiento (sin tocar el piso). Se golpea suavemente el nervio rotuliano (debajo de la rodilla) y esto provoca la automática contracción del cuádriceps, haciendo que la pierna se levante.
Otras evaluaciones, dentro de este grupo, son los de percusión sobre el tendón de Aquiles (provoca la extensión de la planta del pie) o el tricipital, en el que el brazo cuelga y se percute sobre el tendón del tríceps, lo que genera la extensión del brazo.
Arcaicos o innatos.
Los reflejos innatos, como la palabra lo sugiere, no se aprenden: son incondicionados y no hay aprendizaje previo.
Son característicos de los recién nacidos, y la manifestación de estos actos involuntarios tienen un vínculo con la genética de la especie y con un instinto primitivo de supervivencia.
Gracias a estas manifestaciones involuntarias, además, es posible examinar que sus cerebros estén funcionando correctamente.
Esto significa que el bebé que no reacciona frente a un estímulo (por ejemplo, en la succión) puede haber sufrido alguna alteración a nivel neurológico, fundamentalmente en la médula espinal.
De igual modo, si los reflejos innatos se extienden más allá de los primeros meses de vida, también es importante consultar con un profesional de la salud para evaluar su maduración neurológica.
Algunos de los reflejos innatos son los siguientes:
- De búsqueda: si se toca la comisura de sus labios, el bebé gira la cabeza y busca en dirección al estímulo, listo para succionar.
- De agarre: si se pone un dedo o un juguete en la palma de su mano o de su pie, el bebé apretará alrededor de él. La presión que pueden ejercer sobre ese objeto o dedo es muy fuerte, lo que hace que puedan sostenerse sin problemas incluso si uno intenta levantar al bebé levemente en esa posición.
- De Moro: si un bebé se asusta o se sobresalta, o si no siente soporte como una superficie, hará movimientos muy bruscos con sus brazos pues los extiende, con las palmas hacia arriba, tensará los músculos del rostro e, incluso, los músculos del tronco.
- De natación: al colocarlo boca abajo, sujetándolo del tronco, hará el reflejo de nadar, como si ya supiese hacerlo.
Un último reflejo que los recién nacidos realizan es el de succión. Es común que se extienda durante los primeros meses de vida, y no debe ser frecuente observarlo hasta después de los 6 meses. Cuando un objeto o un dedo es acercado a los labios del bebé, este, de inmediato, hará el gesto de succión. Gracias a este reflejo, además, los bebés logran tranquilizarse cuando están inquietos.
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Fernández, A. M. (5 de enero de 2023). Definición de acto reflejo. Origen, tipos y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/acto-reflejo/